Él le sacaba 10 años. Se habían conocido cuando el pintor se encontraba en Italia con la compañía de los Ballets Rusos para la que diseñaba los vestuarios. Al poco se casaron y ella renunció a su apellido por el de Picasso. Se asentaron en París —núcleo artístico por aquel entonces—, y la exbailarina, ya que abandonó su carrera tras las insistencias de su marido, se convirtió en una de las musas del malagueño.
Ahora, el CiaxaForum de Madrid brinda la oportunidad de conocer de primera mano la exposición Olga Picasso, la cual reinterpreta y examina las dos décadas del primer matrimonio del pintor español junto a la rusa Olga Khokhlova a través de cuadros, objetos personales, fotografías y cartas que Bernard Ruiz-Picasso, nieto del artista, descubrió recientemente.
Khokhlova, nacida en el Imperio ruso en 1891 e hija de un oficial cercano al zar, decidió quedarse en Europa tras el estallido de la revolución bolchevique. Una vez casada con Picasso, introdujo a su marido en la alta sociedad parisina. Aquel matrimonio parecía estable. Tuvieron un hijo llamado Paul y el artista español retrató a su mujer en lienzos como Olga Khokhlova con mantilla o Retrato de Olga en un sillón.
No obstante, aquel matrimonio estaba lejos de ser una relación de ensueño. Los engaños y la humillación a los que era sometida Khokhlova por parte del malagueño eran constantes y tal desprecio se extendía a las pinturas de Picasso. Concretamente, de entre todas las amantes que tuvo el infiel pintor, destaca el nombre de Marie-Thérèse Walter, una modelo francesa que pronto se convertiría en la nueva obsesión de Picasso, dejando a un segundo plano a su mujer.
Una Olga desfigurada
Poco a poco, la forma de representar a Olga y a la feminidad en general sufrió una transformación pictórica. En el documental Picasso y sus mujeres, dirigido por Manuel Palacios, se menciona cómo el malagueño dibujaba a las mujeres de forma compulsiva y casi enfermiza: "Las ama hasta el hastío a través de su pintura y cuando la relación se resiente las descompone y desfigura en sus cuadros”.
Gran desnudo en un sillón rojo, fechado en 1929, muestra a una Olga con una expresividad totalmente inhumana y violenta que parece aullar de forma desesperada y dolorosa. Dicho cuadro, también presente en la exposición, coincide con uno de los momentos más complicados del matrimonio entre Khokhlova y Picasso.
Tal y como comenta el museo, su imagen idealizada y melancólica del principio dio paso a unas representaciones femeninas con unas "deformaciones radicales", a menudo tomadas de actitudes "agresivas". "La figura de Olga se transformó en la de una mujer amenazante, monstruosa, con una nariz puntiaguda como un puñal", describe la fundación. No fue hasta 1935 cuando el matrimonio llegaría a su fin tras el nacimiento de Maya, hija del autor del Guernica y su amante Marie-Thérèse, con la cual llevaba años de relación en secreto.
Sin embargo, la exbailarina jamás manchó la imagen de su marido pese a los llantos y sufrimientos que le acarreó. "Sufrió por él y por su arte", afirma en el mismo documental Marina Picasso, nieta de aquel tormentoso matrimonio.
A su vez, también comenta cómo su abuelo no solo maltrató a Olga sino que eran actitudes recurrentes con todas las parejas que tuvo a lo largo de su vida: "Tenía la necesidad de maltratar a sus mujeres para mostrar su pasión hacia ellas".
Françoise Gilot, pintora francesa que aún vive a pesar de su avanzada edad, fue la única mujer que abandonó a Picasso. Jacqueline Roque, segunda esposa de Picasso, se suicidó en 1986 y Marie-Thérèse, la amante con la que nunca llegó a casarse, se quitó la vida en 1977. En cuanto a Olga, el 11 de febrero de 1955 falleció de cáncer en la ciudad de Cannes. Pablo Picasso no se presentó al funeral.
En una época en la que el debate sobre la separación de obra y artista está más presente que nunca, el CaixaForum de Madrid ofrece una exposición picassiana en la que es el propio pintor quien pasa a un segundo plano para recuperar la figura de Olga Khokhlova, quien sufrió de primera mano los abusos de Picasso.