Cómo sacar adelante un teatro (sin ayudas) y no morir en el intento
En un sector cada vez más afectado por la precariedad, Kamikaze resucita el Teatro Pavón de Madrid.
27 agosto, 2016 00:37Noticias relacionadas
Temeridad, insensatez, un acto de romanticismo o todas las cosas a la vez. Ponerse a las riendas de un teatro en Madrid en verano, con el IVA cultural al 21%, sin contar con ayudas públicas, patrocinadores, ni subvenciones, con un préstamo sobre los hombros y con el único respaldo de la taquilla parece una acción suicida.
Pero el director y dramaturgo Miguel del Arco, el actor Israel Elejalde y los productores Aitor Tejada y Jordi Buxó, hasta ahora conocidos por ser las cabezas visibles de Kamikaze Producciones, llevaron a gala el título de su compañía el día que, constituidos en sociedad, firmaron el contrato que les ha convertido en arrendatarios del Teatro Pavón de Madrid. Como mínimo hasta 2021, que es el compromiso inicial adquirido con sus dueños, Amaya Curieses y Pepe Maya, después de que la Compañía Nacional de Teatro Clásico abandonara el coliseo el año pasado.
Porque no todos los días se queda libre un teatro de esta envergadura en el centro de Madrid y había que aprovechar la ocasión si querían convertirse en una compañía de repertorio como las de antaño. “Si tenemos que esperar a una situación favorable para abrir un teatro, no lo abriríamos jamás. Ayudaría que bajaran el IVA de 21 al 10%, pero la situación económica y europea es la que es. Esto es como tener un hijo, no puedes esperar al momento perfecto”, explica Aitor Tejada. “Eso es, hay que follar”, bromea Del Arco. “Y luego ya buscaremos soluciones. Porque acabo de leer que De Guindos no piensa rebajar el IVA cultural”.
Han abierto las puertas en tiempo record. Firmaron a principios de verano y ya han comenzado las funciones previas de Idiota, la obra que inaugurará oficialmente el rebautizado como El Pavón Teatro Kamikaze el próximo 8 de septiembre. Por eso las cuentas, por el momento, no les cuadran. “Nunca nos han salido porque ninguno de nosotros somos ricos herederos. Nos hemos lanzado a abrir un teatro con la esperanza de que lo que proponemos interese al público y venga a vernos. Insisto, es como follar si quieres tener un hijo, me parece que es lo que hay que hacer, lo lógico. Si nos va mal, tampoco es el fin del mundo, cerraremos y nos iremos”, dice Del Arco, que ahora es el director artístico del teatro. “Cuántas veces nos habrán dicho que somos unos valientes… Hay días que nos sobrepasa, pero entonces recordamos por qué estamos haciendo esto, qué significa y qué pasa si no sale bien. No hay que olvidar que somos unos privilegiados”.
Si tenemos que esperar a una situación favorable para abrir un teatro, no lo abriríamos jamás. Esto es como tener un hijo, no puedes esperar al momento perfecto
EL PROYECTO DEL PAVÓN
El objetivo principal de los cuatro socios es convertirse así en creadores, productores, distribuidores y exhibidores de su propio trabajo y del de artistas afines, poniendo en práctica un nuevo modelo privado que imita al Teatre Lliure de Barcelona y la Schaubühne de Berlín –el primero comenzó como cooperativa para convertirse en fundación mientras que el segundo es de titularidad pública– y dar cabida, sin abusar de la multiprogramación, a la danza, la música y los talleres formativos en diferentes espacios: dos salas de 400 y 80 butacas, una terraza y un ambigú. En definitiva, ser unos gestores culturales ideales dentro de un sector que dista mucho de ser idílico.
Tras su presentación con Idiota, al Pavón Teatro Kamikaze le espera una temporada que combinará novedades aún por anunciar –Del Arco planea estrenar un nuevo drama para cuatro personajes a principios de diciembre– con algunos de los mayores éxitos del repertorio de la compañía como La función por hacer, Misántropo o Hamlet, su montaje de mayor presupuesto hasta la fecha y que, a día de hoy, en un teatro como este ni siquiera resultaría rentable con el aforo completo. “Esperamos equilibrarlo con otros como La clausura del amor o Juicio a una zorra, porque no queremos presentar una versión reducida ni mutilada de lo que se vio en el Teatro de la Comedia. Eso significa que nunca va a ser rentable para nosotros, pero forma parte de nuestro compromiso con la calidad del teatro que queremos. Siempre hemos funcionado así. Para La función por hacer solo teníamos presupuesto para cubrir la seguridad social de los actores y lo hicimos, y lo mismo con Teatro de la Ciudad”.
“Curiosamente, todo el agobio que hemos tenido este mes para sacar el teatro adelante no ha sido por un tema de pasta, sino porque no llegaba el aire acondicionado, no teníamos el cartel en la puerta o no había papel higiénico en los baños, por ejemplo”, aclara el productor Jordi Buxó, que sigue dándole vueltas a posibles ayudas del sector público y de mecenas privados. “Estamos en conversaciones institucionales, pero no hay nada en firme. El Ministerio de Cultura no da ayudas hasta dos años después de la apertura del teatro y nosotros ni siquiera tenemos derecho a ella por una cuestión de número de butacas. Realmente, no hay ninguna subvención a la que podamos aspirar como proyecto”.
El Ministerio de Cultura no da ayudas hasta dos años después de la apertura del teatro y nosotros ni siquiera tenemos derecho a ella por una cuestión de número de butacas
Y eso que un teatro así genera por fuerza puestos de trabajo, empezando por un jefe de taquilla o un jefe de sala, entre otros. “Y no solo la gente de la oficina, también todas las producciones que ponemos en marcha con técnicos, actores, creativos... A día de hoy tenemos dadas de alta a 20 personas para Idiota y no nos llega”, explica su director artístico, que en octubre inaugurará la Seminci con su primer largometraje, Las furias, y en mayo dirigirá Refugio en el Centro Dramático Nacional.
“Hemos tenido la desgracia de abrir un teatro en agosto cuando todo el país se paraliza, por lo que los proveedores no llegan y lo plazos no se cumplen”, cuenta Tejada. Algo que se ha notado también en la venta de entradas, que esperan que aumente de cara a septiembre. Como las inscripciones a la Comunidad Kamikaze, una plataforma de socios con diferentes tarifas que ofrece descuentos de entradas o acceso a los ensayos a cambio de convertir al espectador en pequeño accionista. “Está funcionando muy bien y es una de nuestras prioridades, que el público sea parte activa del teatro en actividades como esta o el primer taller de danza impartido por Carlota Ferrer”.
LA TRAMPA DEL TEATRO ‘OFF’
El fenómeno de la compañía Kamikaze despegó en el invierno de 2009 con las funciones a medianoche de La función por hacer en el hall del Teatro Lara, en plena ebullición del microteatro y los espacios alternativos en Madrid.
Fue un momento de esplendor del teatro off que, sin embargo, con el pretexto de promover la creación emergente, respaldar nuevas tendencias escénicas y ofrecer más oportunidades en espacios no convencionales, contribuyó también a una precarización y saturación del sector que llega hasta nuestros días legitimada por las instituciones en festivales como Surge o Frinje, y en forma de multiprogramación abusiva y condiciones cada vez más penosas para las compañías.
“Me hacía mucha gracia cuando me hablaban de la ‘argentinización’ de la escena madrileña. Pues espero que sea en la parte creativa y no en el presupuesto”, comenta Del Arco. “Siempre hemos luchado contra la precarización de la profesión porque los primeros que tenemos que pelear por la dignidad del oficio somos nosotros. E insisto en que cuando hicimos La función por hacer todos nuestros actores estaban dados de alta. Porque si no cuidas a las compañías o no hay dotación técnica, el espectador no tiene lo que se merece. Eso no va a pasar aquí”. Dicho de otro modo: el Pavón será un espacio de multiprogramación, pero no un ‘escenario caliente’. “En el Off no se pagan ensayos y se funciona como una asociación cultural que no tributa el IVA sangrante de la administración. Hay salas de veinte localidades que ganan más dinero que nosotros haciendo Misántropo”.
Siempre hemos luchado contra la precarización de la profesión porque los primeros que tenemos que pelear por la dignidad del oficio somos nosotros
Así como hace siete años eran Miguel del Arco y Aitor Tejada quienes iban puerta por puerta con el libreto de La función por hacer en busca de un recoveco en la escena, hoy es El Pavón Teatro Kamikaze el que recibe multitud de propuestas para ser representadas. Y con más motivo después de la desaparición de salas dinamizadoras de la escena madrileña como La Casa de la Portera, La Pensión de las Pulgas o la Kubik Fabrik. “Madrid es un embudo. Hay mucha producción teatral y muy poca exhibición y cuesta mucho presentar tu propuesta. Por eso entiendo el aluvión cuando encuentras un sitio accesible como este”.
IDIOTA
El montaje elegido para abrir las puertas del Teatro Kamikaze es Idiota, un texto contemporáneo de Jordi Casanovas (autor de Ruz-Bárcenas, que inspiró la película B) que apela al entretenimiento, la intriga y la comedia negra, pero también a la reflexión en torno al abuso de poder, la pérdida de nuestros derechos y el sometimiento al dinero, y que se sitúa en las antípodas de otros montajes más vanguardistas de la compañía como La clausura del amor o Hamlet.
Dirigido por el actor Israel Elejalde y protagonizado por Gonzalo de Castro y Elisabet Gelabert, Idiota es la manera que tiene la compañía de explicar que en el Pavón cabrá de todo. “Es un cambio de concepto. Como decía Vittorio Gassman, me gusta todo tipo de teatro, incluso el que yo no haría”, explica Israel Elejalde, que compaginará la dirección de este texto con La función por hacer, la gira de Hamlet y las representaciones de La clausura del amor junto a su pareja Bárbara Lennie. “No considero que haya un teatro de élite, soy muy amante tanto del teatro de vanguardia como del teatro popular y comercial. Porque creo que este último marca la temperatura media de un país. Cuanto mejor sea el teatro popular, mejor será la cultura media”.
No considero que haya un teatro de élite, soy muy amante tanto del teatro de vanguardia como del teatro popular y comercial. Porque creo que este último marca la temperatura media de un país
Resulta simbólico que el protagonista de esta Idiota, que se somete a un cruel experimento científico a cambio de una suculenta recompensa que le permita solucionar su ruinosa situación económica, asuma un crédito imposible para salvar su bar-karaoke del mismo modo que han hecho los cuatro socios de El Pavón Teatro Kamikaze para sacar adelante su proyecto. “Cada vez que escucho esa frase de la función se me clava como un puñal. Me duele en el alma porque yo también soy ese tipo endeudado. Y aquí estamos, jugando a la ruleta rusa”.
“Si me llegan a decir en el hall del Lara que iba a acabar siendo socio de un teatro, no me lo hubiese creído. Sí había soñado con interpretar Hamlet, pero nunca con esto. La función por hacer llegó a mí en un momento de crisis personal y profesional en el que me planteé abandonar la profesión y fue uno de los momentos de mayor satisfacción de mi carrera”, explica el actor. Hoy codirige junto a Del Arco su propio teatro. Lo dicho, un acto de romanticismo propio de kamikazes.