Montoro no paga: los actores de 'La cocina' esperan su nómina de noviembre
"Hay que tener ahorros para ser actor y depender del pago del Gobierno, si no, no se sobrevive", sostiene el intérprete Mario Tardón, integrante de la obra dirigida por Sergio Peris-Mencheta.
20 diciembre, 2016 17:02Noticias relacionadas
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"A 20 de diciembre, mis actores no han cobrado. Y es responsabilidad de Montoro", denunciaba hoy en su cuenta de Twitter Sergio Peris-Mencheta, director teatral de La cocina, que se representa en el Centro Dramático Nacional (CDN). Se refiere a la nómina de noviembre, como confirma a este periódico el actor Mario Tardón, integrante de la obra. "Nosotros empezamos a ensayar en septiembre y cobramos la primera nómina alrededor del 20 de octubre. Se nos comunicó que era lo habitual por cuestiones del funcionamiento de pagos", relata. "El CDN, en este caso, es sólo el vehículo, porque quien abona las nóminas es el INAEM [Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música]".
Tardón explica que el sistema se ha ralentizado porque, aunque esté aprobada una partida, Montoro tiene que volver a dar el visto bueno, lo que hace que el pago se retrase más días. "Nos tratan como proveedores: somos trabajadores eventuales y ellos toman unilateralmente unas decisiones que nos afectan", sostiene.
El actor -además de director y guionista- cuenta también que, además de que el Gobierno se esté saltando la fecha contractual de pago, ellos trabajan hasta el 30 de diciembre y, sin embargo, "en vez de computar eso, el contrato establece que vamos a trabajar del 1 al 15 de diciembre y del 1 al 15 de enero: que lo hacen por cuadrar presupuestos y demás, pero en estas circunstancias, en las que se nos deben meses anteriores, cobrar el 20 de enero sólo la mitad de diciembre nos afecta".
Frustración y créditos
Sergio Peris-Mencheta, con quien también ha contactado este periódico, suscribe las palabras del actor. Éste cuenta que están "exprimidos y agotados" y que "toda esta situación entronca con las fiestas de navidad", que son exigentes a nivel económico. "Es flipante cómo funciona la Administración. Hay que tener ahorros para ser actor y depender del pago del Gobierno, si no, no se sobrevive. Y hablo del gobierno que sea, independientemente del color", apunta.
"Nos estamos cuidando unos a otros, porque hay actores que tienen ahorros y otros que no. Los hay que han tenido que pedir créditos para poder pagar hasta a sus canguros, porque tienen hijos... nos frustra esta sensación. Sólo queremos tener la misma vida que un carnicero, un panadero o quien sea: hacer un trabajo y cobrar por ello".
Nos estamos cuidando unos a otros, porque hay actores que tienen ahorros y otros que no. Los hay que han tenido que pedir créditos para poder pagar hasta a sus canguros, porque tienen hijos... nos frustra esta sensación
Subraya el apoyo que están recibiendo del CDN y recalca que el Centro sólo es "un mero transmisor" -porque la responsabilidad cae a hombros del INAEM- y que siempre les está "ayudando": "Los trabajadores se han solidarizado con nosotros y están para todo: tema utillería, sonido, limpieza, acomodadores... son gente maravillosa, y nosotros somos víctimas de una especie de broma kafkiana". Este periódico ha intentado contactar con Ernesto Caballero, del CDN, que ha preferido no hacer declaraciones. El Centro Dramático Nacional declina las responsabilidades sobre el pago de la nómina y señala al INAEM, que explica a EL ESPAÑOL que sólo ha habido "un pequeño retraso por temas de gestión administrativa" y que los actores cobrarán esta misma semana.
Dignidad laboral
"Eso es lo que ha asegurado el CDN a nuestra compañía, pero nos han dicho que tampoco pueden confirmar día exacto, y ya nos metemos en navidad", dice Tardón. "Esto es doloroso. Te hace sentir humillado. Te hace ver que tu trabajo no es valorado, ¿sabes? Es un... 'si estos en el fondo son actores... no es una profesión real, es un hobby'... y para nosotros es nuestra vida entera".
La negligente situación que están viviendo es, irónicamente, muy similar a la obra que representan. La cocina se desarrolla en el Londres de los años cincuenta, en plena posguerra, y sustenta una metáfora del mundo en el que vivimos: un mosaico de nacionalidades, razas y culturas diversas que tienen que colaborar, convivir y sobrevivir en un restaurante que sirve a mil comensales diarios. Deshumanización, sí, pero también esperanzas.
26 intérpretes que representan a las 17 comunidades autónomas y que llenan la escena de lenguas, acentos, baile, música, sangre, sudor y lágrimas. "Ante tal nivel de estrés, la cosa estalla por los aires y se hablan de muchos temas que influyen... como el contexto histórico, cuando Europa le condona la deuda a Alemania, por ejemplo. Justo lo contrario que ha hecho ahora Alemania con Grecia, y eso que Grecia fue uno de los impulsores a la hora de perdonar la deuda alemana y buscar un empezar de cero", relata el actor.
El texto original es de Arnold Wesker, uno de los dramaturgos más brillantes del siglo XX, que, acorde al movimiento al que pertenecía -Angry Young Men, 'Jóvenes airados'-, siempre se mostró muy crítico con la hipocresía de las clases medias y altas de Inglaterra. "El mundo pudo haber sido un escenario para Shakespeare; para mí es una cocina: donde los hombres van y vienen y no pueden quedarse el tiempo suficiente para comprenderse, y donde las amistades, amores y enemistades se olvidan tan pronto como se realizan", explicó el autor de conciencia obrera.
En 'La cocina', Marango, el dueño del restaurante, les reprocha constantemente a sus empleados lo poco que trabajan para "lo bien" que cobran, y les recuerda que es una de las empresas hosteleras que mejor paga a sus trabajadores
En La cocina, Marango, el dueño del restaurante, les reprocha constantemente a sus empleados lo poco que trabajan para "lo bien" que cobran, y les recuerda que es una de las empresas hosteleras que mejor paga a sus trabajadores. Incluso llega a arremeter contra uno de ellos y lo acusa de "sabotaje" por regalarle una chuleta a un mendigo. "¿Por qué todo el mundo me sabotea?", se pregunta en voz alta, incomprendido. "Yo les doy trabajo. Y les pago bien, ¿no? No sé qué más darle a un hombre". Con todo, y más allá de los paralelismos, Marango paga mejor que Montoro.
"¿Por qué se trabaja tantas horas en la obra?", repone el actor Mario Tardón. "Pues, igual que en la vida, porque necesitamos cobrar cada domingo por la tarde, o cuando sea, para continuar hacia adelante. Eso es lo que hace al trabajador libre y orgulloso. Es curioso que estemos viviendo una situación que se le parece tanto". Sólo es una cuestión de dignidad.