El teatro de máscaras de Solitudes, los actores Nacho Sánchez y Pilar Gómez -por dos personajes reales- y el triplete cosechado en danza por Daniel Abreu han recibido este lunes en Sevilla los XXI Premios Max de las Artes Escénicas ante el estreno del ministro de Cultura y Deportes, José Guirao.
El gran triunfador de la noche, marcada por la reivindicación de la libertad de expresión, fue el bailarín y coreógrafo Daniel Abreu, mejor espectáculo de danza, con La desnudez, e intérprete masculino de danza y coreografía con La delicadeza.
Especialmente emocionada recibió la onubense Pilar Gómez su Max a la mejor actriz protagonista por dar vida a Emilia Pardo Bazán -también a Paco León y Mari Paz Sayago se les notó la alegría al entregárselo-, que dedicó a sus compañeros de la escuela de teatro de Sevilla.
Curiosamente, los dos protagonistas galardonados han sido reconocidos por papeles basados en personajes reales, la escritora gallega, en el caso de Pilar Gómez, y un niño ruso que tras la caída de la URSS vivió con una manada de perros, en el caso de Nacho Sánchez -mejor actor protagonista- en Iván y los perros.
Un montaje de máscaras sin texto, Solitudes, de la compañía vasca Kulunka Teatro, se alzó con el Max al mejor espectáculo de teatro (también el compositor ubetense Luis Miguel Cobo fue premiado por la música para este montaje).
En la categoría de intérprete femenina de danza el premio fue para Eva Yerbabuena por Apariencias, cuya gira le impidió recogerlo y lo hizo su hija con un discurso leído en su nombre en el que la bailaora echaba en falta más compañeros flamencos en las nominaciones.
Los galardonados aprovecharon sus discursos de agradecimiento (en catalán, valenciano y euskera) para reivindicar desde la derogación de la Ley mordaza y la defensa de la "libertad de expresión" que pidieron los responsables de Fairfly -mejor espectáculo revelación y mejor autor revelación para Joan Yago- hasta la encendida defensa de la gestación subrogada que hizo el director de la compañía de títeres Bambalina -Max al mejor espectáculo infantil o familiar-.
También los hubo que aprovecharon para pedir contratos, como los miembros de la compañía Bullanga ganador del nuevo Max que concede el público por su montaje Joc de xiquetes.
"Ya tenemos un Max, ahora queremos trabajo", dijeron directamente.
Joan Yago "celebró" la entrada en prisión de Iñaki Urdangarin, el director de escena Julio Manrique pidió libertad para los independentistas catalanes presos y Borja Ortiz de Gondra (mejor autor teatral por la historia de su familia vasca Los Gondra), que los vecinos vascos puedan "perdonar y mirarse a los ojos".
El recientemente inaugurado teatro de la SGAE en Sevilla Cartuja Center -muy cerca del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo que el nuevo ministro impulsó durante su etapa en Andalucía- ha sido el escenario de la ceremonia.
La ceremonia ha estado dirigida por Alfonso Zurro, candidato a mejor director de escena por Luces de Bohemia, y presentada por la actriz y humorista Cristina Medina, muy simpática pidiendo a los premiados brevedad porque su bebé recién nacido "come cada tres horas" y deseando que la "Virgen de la Maxcarena reparta suerte".
Buenos números musicales y teatrales -el gran espejo sobre el escenario dio mucho juego visual- amenizaron una gala larga pero entretenida que desde el principio buscó la complicidad del público y que, como dijo el presidente de la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, merecería ya ser retransmitida por La1 de TVE en vez de La2 como los Goya.
Ante el nuevo ministro Guirao -acompañado del consejero andaluz de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas-, el presidente de la SGAE reclamó un "Pacto por la Cultura que incentive la creación".
Verónica Forqué fue la encargada de otorgar el Max de Honor al veterano dramaturgo José Sánchís Sinisterra mientras sonaba la melodía de su Ay Carmela.
Defendió el teatro de texto, al que auguró un gran futuro gracias a la "fertilidad de muchas dramaturgas" que están escribiendo y reclamó a las nuevas generaciones salir de las temáticas "pequeño burguesas" para "hacer visibles a los colectivos sociales".