En el año 2000 Lars Von Trier ganaba la Palma de Oro en el Festival de Cannes con Bailar en la oscuridad un drama musical sobre una mujer trabajadora y ciega acusada de un crimen injustamente y condenada a la pena de muerte. Una película valiente con la que el danés se confirmaba como uno de los realizadores más originales y prometedores del cine internacional.
El filme de Von Trier se quedaba en la memoria por su alegato anti pena de muerte y gracias a la interpretación de Björk y su acercamiento musical al drama. Por ello se convirtió en un título de culto que ha aguantado el paso del tiempo y que tuvo una versión teatral que ahora llega por fin a España dirigida por Fernando Soto y que se podrá ver en el teatro Fernán Gómez desde el 28 de febrero al 31 de marzo.
Para su director esta "es una historia muy dura, muy real y muy actual. Hemos querido aportar una visión diferente, jugar con los lenguajes que nos permite el teatro, investigar. Y esperamos que golpee al público", comentaba Soto en una rueda de prensa.
En concreto, la historia se centra en Selma (Marta Aledo), una inmigrante y madre soltera, que trabaja en la fábrica de un pueblo estadounidense con el único fin reunir el dinero suficiente para operar a su hijo (Álvaro de Juana), quien padece la misma enfermedad degenerativa en sus ojos que la protagonista. Para poder evadirse del mundo gris y escaso de luz que le rodea, Salma fantasea con canciones y números de baile como en sus musicales favoritos de Hollywood.
"Es una historia con mucho amor, cercanía, pero también injusticia. Es un relato que nos toca a todos, va a ser una comunicación muy potente con el público", ha opinado la actriz que interpreta a la protagonista, Marta Aledo, quien compartirá el escenario con José Luis Torrijo, Fran Calvo, Luz Valdenebro e Inma Nieto Hernández.
Es una historia muy dura, muy real y muy actual. Hemos querido aportar una visión diferente, jugar con los lenguajes que nos permite el teatro, investigar. Y esperamos que golpee al público
Este montaje, inspirado en la versión teatral de Patrick Ellsworth, con componentes dramáticos y ciertos tonos cómicos, añade contenidos actuales como la abolición de la pena de muerte, la sociedad capitalista o el concepto de inmigración, pero también la fraternidad, el perdón, el amor o la bondad sin condiciones.
Al haberse retirado los derechos de la música por Björk, los organizadores tuvieron que encargar una banda sonora al compositor Tomás Virgós, que ha conservado "el estilo original de la película" e introducido "guiños a los musicales de varias épocas y estilos", según ha explicado el director. De esta manera, el montaje inspirado en la película del danés, incluye temas originales cantados pero también canciones de la película que han quedado reducidas a coreografías.