La lucha de las sufragistas británicas por el derecho al voto en los primeros años del siglo XX fue todo menos fácil. La policía no tenía ningún reparo en reprimir sus manifestaciones echando mano incluso de la violencia más contundente. Pero era casi peor lo que hacían muchos envalentonados viandantes, que agredían por su cuenta a las mujeres, jaleándose entre ellos y sin que las fuerzas del orden público hicieran gran cosa por evitarlo.
Esta situación tocó fondo el 18 de noviembre de 1910, que pasaría a ser conocido como el "Viernes Negro", cuando cerca de 300 sufragistas se concentraron frente al Parlamento. Un grupo mayor de policías y espontáneos cargó contra ellas, empleándose a fondo. Al final del día, dos mujeres habían muerto, un número indeterminado había sufrido heridas de todo tipo, y un centenar fueron arrestadas. El movimiento sufragista entró así en un momento crítico, en el que se hizo evidente que era necesario afrontar un cambio de estrategia.
1,50 de poderío femenino
Fue entonces cuando entró en escena una pequeña mujer (1,50 m.) llamada Edith Margaret Garrud. Garrud había nacido en Bath en 1872, y vivía en Gales cuando, en 1893, se casó con William Garrud, un amante del boxeo y de los deportes de contacto. Se trasladaron a Londres, y allí conocieron al fundador del arte marcial bartitsu (utilizado en la ficción por Sherlock Holmes), y más tarde quedaron deslumbrados por el jiu-jitsu, que aprendieron directamente de uno de sus más afamados practicantes, el japonés Sadakazu Uyenishi. Cuando éste regresó a Japón, el matrimonio se encargó de seguir difundiéndolo, con tanto éxito que Edith llegó a protagonizar una cinta de la Pathé en 1907 titulada Jiu-Jitsu Down the Footpads.
Edith hacía las demostraciones con voluntarios vestidos como policías, a los que tiraba al suelo utilizando las técnicas del jiu-jitsu
Un año después, el matrimonio comenzó a ofrecer clases de defensa personal a las militantes sufragistas. Al principio, William era el que impartía oralmente la materia, mientras Edith hacía las demostraciones con voluntarios vestidos como policías, a los que tiraba al suelo utilizando las técnicas del jiu-jitsu, que permitía a las mujeres aprovechar la fuerza de sus atacantes, mucho más grandes y pesados que ellas. Un día que William enfermó y no pudo acudir, la líder del movimiento, Emmeline Pankhurst, la invitó a que tomara ella la iniciativa. A partir de ese momento, Edith se convirtió en su preparadora principal.
Tras el "Viernes Negro", Edith se encargó de reforzar aún más la preparación de las sufragistas. Diseñó estrategias que incluían el porte de palos y pequeñas mazas, tremendamente eficaces, que podían ser ocultadas en los recovecos de la vestimenta femenina. Y, cuando en 1913 el Gobierno aprobó una ley que sería conocida como "del gato y el ratón", que permitía liberar a las sufragistas encarceladas que estuvieran en huelga de hambre, para devolverlas a continuación a la cárcel en cuanto se hubiesen recuperado, Edith formó personalmente a un cuerpo de treinta guardaespaldas que acompañarían en todo momento a Pankurst y al resto de dirigentes para evitar un nuevo arresto.
Todo un ejército
La prensa pronto se dio cuenta de que había cambiado el guión en las manifestaciones sufragistas, y ya no era sólo un bando el que acababa maltrecho. La menuda figura de Edith les fascinó, y bautizaron a su cuerpo de guardaespaldas como las jiujitsuffragettes o "las Amazonas". Las habilidades de éstas llegaron al uso de disfraces y señuelos para eludir los arrestos, y a utilizar el gimnasio para ocultar en él a las manifestantes a la fuga. A todas estas técnicas las bautizó Garrud como suffrajitsu.
El momento de mayor repercusión tuvo lugar en 1914 en la conocida como Batalla de Glasgow, cuando miles de mujeres se reunieron en St. Andrew's Hall para escuchar a Pankhurst, que estaba en busca y captura para ser devuelta a prisión. Las guardaespaldas se sentaron tras ella en un semicírculo, y cuando apenas la líder sufragista había comenzado a hablar, un ejército de policías entró en el auditorio para invadir el escenario, pero se encontraron con que los arreglos florales ocultaban en realidad una barrera de alambre de espino que les dificultaba acceder.
Luego, ante las atónitas mujeres del público, las guardaespaldas les enfrentaron en una batalla campal en la que volaron golpes, patadas, saltos y sillas. Finalmente, Pankhurst fue detenida, pero el espectáculo de resistencia ofrecida fue saboreado como una victoria moral: ya no eran unas pobres indefensas.
Poco después, sin embargo, Pankhurst disolvió a las Amazonas respondiendo a la llamada a la unidad del Gobierno por la entrada de Gran Bretaña en la Primera Guerra Mundial. El derecho al voto llegaría finalmente en 1928; Edith Garrud prácticamente desapareció del escenario público, aunque moriría casi centenaria, en 1971. En 2012, y a petición popular, se colocó una placa conmemorativa en su casa del barrio londinense de Islington, que afirma que "aquí vivió la sufragista que sabía jiu-jitsu".