Miren a estos mayores. Son Anatoli Kopylow, Andrzej Korczak, Edward Majewski, Gertrut Roche, Karl Spiller, Martin Weiss o Anastasia Tschernikowa. Sus caras son el argumento irrefutable con el que tumbar las tesis de los adeptos al negacionismo del Holocausto. Anatoli y compañía sobrevivieron a la funesta “Solución final” puesta en marcha por la Alemania nazi, para acabar con los judíos de Europa, además de presos políticos, homosexuales y gitanos.
Estas son las caras de los últimos supervivientes del mayor crimen cometido en Europa. Sin embargo, el inexorable paso del tiempo está robando ahora al viejo continente el testimonio de estos testigos del horror. El fotógrafo alemán Luigi Toscano se pone detrás de la cámara para realizar estas fotografías que inmortalizan a los supervivientes del Holocausto.
Lo hace en el marco de un proyecto fotográfico que lleva por título Gegen Das Vergessen, “Contra el olvido”. Ese proyecto también es una exposición itinerante. Toscano ha logrado, desde que empezara a realizar estos retratos en 2015, recabar algo más de 200 testimonios. “Son los últimos supervivientes, algunos ya han fallecido desde que fueran retratados en este proyecto”, dice Toscano a EL ESPAÑOL.
Una de esas personas es María Nasarenko, una anciana natural de Perejaslaw (Ucrania) a la que Toscano pudo fotografiar antes de morir. “Yo no voy al lugar, hago la foto y me voy. Antes de hacer la fotografía, hablamos mucho. Ella me contó su historia”, cuenta el fotógrafo. Se la contó a él y a toda su familia. La anciana reunió a todos los miembros de su familia para revelarles su historia de supervivencia.
Un gran homenaje
“Durante los años de la Unión Soviética hablar del nacionalsocialismo estaba prohibido. María, por ejemplo, reunió a toda su familia, bisnietos, nietos e hijos para contarles su historia, antes de hacer la fotografía. Fue algo muy emotivo. Los hijos de María no sabían que su madre era una superviviente”, recuerda Toscano. “Después, María me dio las gracias, porque ella siempre quiso contar a su familia todo aquello”, agrega este fotógrafo nacido en Maguncia hace 46 años. Cuando la exposición llegó a la ciudad de los Nasarenko, la familia levantó junto a la imagen de María un pequeño altar junto al primer plano de su familiar para rendirle homenaje.
Mucho debe Toscano a que en Ucrania velar por la memoria histórica sea algo relativamente nuevo. Precisamente en Ucrania fue donde empezaron a hacer caso a este fotógrafo. En los primeros días de su proyecto, cuando Toscano exponía sus intenciones a las organizaciones que se ocupan de preservar testimonios como el de María, al artista alemán no le abrían ninguna puerta.
“Al principio nadie me ayudaba. Debían pensar que estaba loco o algo así”, cuenta Toscano. “Siempre me dirigí a organizaciones a centros de documentación. Pero nadie me hizo caso. Sin embargo, a base de insistir, en Ucrania me ayudaron a encontrar supervivientes”, abunda el fotógrafo.
Mucha realidad, poco dinero
Su trabajo se expone desde el pasado lunes en Nueva York, en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Después se exhibirá en el Lincoln Memorial, en Washington. Anteriormente la muestra pasó por Moscú, Berlín, Colonia, Mannheim en Alemania y por Kiev y Leópolis, entre otras ciudades.
El proyecto ha ganado relevancia con el tiempo, llegando a ganarse el patrocinio del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán cuando estaba en manos del ahora presidente germano, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. Ese reconocimiento ha llegado al proyecto fotográfico de Toscano en buen momento.
Toscano, que compagina proyectos artísticos con el trabajo de fotógrafo comercial, ha pagado de su bolsillo una infinidad de viajes para encontrar supervivientes. Los ha retratado en Alemania, Ucrania, Israel, Rusia y Estados Unidos. “Me han llegado mensajes de supervivientes de todo el mundo. Pero es muy difícil llevar hasta el final solo un proyecto que implica viajar por todo el mundo. Hay un momento en el que el dinero para viajar se acaba”, comenta Toscano.
“Me han llamado supervivientes del mundo entero, desde Brasil hasta Australia. Un hombre me llamó desde Australia y me contó que estuvo tres años en Auschwitz y que quería formar parte del proyecto”, expone el fotógrafo. “Pero a mucha gente le he tenido que decir que no puedo retratarles porque no puedo viajar hasta allí donde se encuentran porque no tengo dinero”, lamenta.
Recordar, no repetir
No obstante, Toscano ha demostrado ser capaz de salir adelante pese a este tipo de dificultades. Le mueve una cierta responsabilidad, un deber por contribuir en que no se olvide el que probablemente sea el capítulo más sombrío de la historia de Europa y uno de los más tristes del mundo moderno.
A menudo, el fotógrafo recuerda lo que le dijo Susan Cernyak-Spatz, una superviviente del Holocausto nacida en Viena. Ante comentarios críticos y las malas épocas en su búsqueda de supervivientes, esta anciana de 95 años le recordó a Toscano una célebre cita atribuida al intelectual español George Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”.
Con esas palabras en mente, buscar y retratar a los supervivientes con vida de los crímenes nazis ha podido convertirse en una pasión para Toscano. El fotógrafo dice también que este proyecto le ayuda a “resistir” a la derechización de la sociedad en Alemania y en Europa.
“Uno no puede cerrar los ojos ante lo que está ocurriendo. No puede ser que un partido de ultraderecha haya llegado al Bundestag, que trabajen haciendo afirmaciones racistas. No puede ser que haya tantos casos de antisemitismo como hay, en Alemania y en Europa”, lamenta Toscano, aludiendo al auge del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD).
Esta formación política xenófoba está acostumbra a protagonizar polémicas como aquella generada por las palabras de Alexander Gauland, uno de sus líderes en el Parlamento. “Nosotros tenemos el derecho de estar orgullosos del rendimiento de los soldados alemanes en las dos guerras mundiales”, ha llegado a manifestar Gauland, aludiendo también al Ejército del III Reich. Frente a este tipo de afirmaciones, Toscano se rebela, cámara en mano. “No soy alguien políticamente comprometido. No soy la típica persona que va a manifestaciones. Pero utilizo la fotografía para manifestar mi oposición a ciertas cosas que pasan”, apunta el artista.
Fotografías frontales
Toscano confía en el medio que utiliza para transmitir su mensaje contra el olvido y la intolerancia. “Las imágenes tienen un impacto fuerte, especialmente en los adolescentes. Ahora los adolescentes empiezan a preguntarse quiénes son esas personas fotografiadas. No creo que haya muchas personas que sean capaces de sentarse y leerse de 400 páginas sobre el Holocausto”, expone el fotógrafo.
Sus retratos de los supervivientes son simples y de gran tamaño. Están diseñados para ocupar el espacio público. Algunos supervivientes posan en las imágenes con atuendos que recuerdan su paso por los campos de exterminio nazi. Esos primeros planos pretenden confrontar al espectador con la realidad individual de los supervivientes y con la triste realidad histórica europea. En los campos de exterminio del III Reich fueron asesinados seis millones de europeos de cultura hebrea.
“Las imágenes son sencillas, están tomadas de forma muy frontal. Pero algo justo así es lo que funciona. Porque te pone delante a esas personas”, apunta Toscano. Así se consigue, según concluye el fotógrafo, “explicar que esa gente sigue ahí, que ha sobrevivido al Holocausto”.