Es de los historiadores que no se identifica con el lenguaje de “las trincheras”. No ve ni combate ni lucha. “Es una cuestión de rectificar políticas públicas”. Antonio Cazorla es un investigador que cambió la universidad española por la Trent University de Ontario (Canadá) hace más de una década, donde ejerce como catedrático de Historia Contemporánea de Europa. Allí ha desarrollado su carrera y allí está fraguando un museo online de la Guerra Civil española, con 20 especialistas implicados y sufragado por dinero canadiense. Su carácter templado y conciliador es similar al del nuevo ministro de Cultura, José Guirao. Coincide que ambos son de Almería.
Con la próxima exhumación del cadáver de Franco del Valle de los Caídos, Cazorla reclama unas líneas de actuación sobre la resignificación del lugar y su conversión en un lugar para el debate y el conocimiento a favor de la democracia. El autor de Franco. Biografía del mito (Alianza Editorial) y Cartas a Franco de los españoles de a pie, publicado (RBA) podría encajar en el perfil del responsable de la futura institución museística, en la que se convertiría el Valle de los Caídos.
¿Sobra drama con la Memoria Histórica?
Desde luego no es combate ni es una lucha. Es una cuestión de rectificar una serie de políticas públicas, que es lo que está haciendo el Gobierno de Pedro Sánchez en estos días, utilizando las leyes y la Constitución. Yo estoy por desdramatizar: somos una sociedad democrática, actuemos en consecuencia. Las políticas de Historia pública deben reflejar los valores de la Constitución de 1978.
¿Una de las cuestiones pendientes con la Constitución era el Valle de los Caídos?
El Valle de los Caídos es un paso fundamental en la restitución. Es lo que Primo Levi llamaba “mentira petrificada”. Hay que coger esa mentira petrificada y tallarle con nuestros instrumentos museísticos un mensaje para que la piedra deje de mentir. Por ahí pasa la resignificación. No se trata de cerrarlo y dejarlo caer, porque se podría decir lo mismo de otros lugares como Auschwitz. Se puede cerrar y olvidar, pero digo que no. Hay que coger ese sitio y darle la vuelta.
¿Cómo debería hacerse?
Franco pretendió apropiarse del dolor colectivo de los españoles imponiendo un discurso único, maniqueo y cruel de la guerra y de su régimen. Lo hizo para justificar su dictadura. Nosotros debemos explicar por qué lo hizo y cómo lo hizo y ahora lo vamos a utilizar para todo lo contrario: promover los valores democráticos y el conocimiento, en vez de promover la mentira.
Y el silencio de los últimos 40 años.
Aunque sí se ha guardado silencio en el Valle de los Caídos, no creo que haya habido silencio. La gente que va al Valle quiere saber y la inmensa mayoría de las personas que van allí son demócratas, no franquistas. Quieren saber, es un monumento. Forma parte del turismo histórico, de una tendencia internacional de las últimas décadas. Yo lo llamo turismo de violencia, tiene algo de pornográfico.
¿Quiere decir que no hubo pacto de silencio?
Es que yo nunca vi quién firmó ese pacto. Se tiene que distinguir el aspecto jurídico legal, que hubo leyes que empezaron con Adolfo Suárez para reparar los daños, pero cuando llega Mariano Rajoy en 2011 deja la Ley de Memoria Histórica sin fondos. Eso es una canallada. Además choca con lo que se está haciendo en Europa en ese momento. Desde el punto de vista de la investigación histórico tampoco se puede hablar de silencio, porque ha habido una explosión. Llevamos cuarenta años trabajando. Desde el punto de vista de las políticas públicas el balance es más negativo.
¿A qué se refiere?
En España no se ha musealizado el pasado excepto pequeñas excepciones como el Centro de la memoria de Salamanca. Y tenemos el gran agujero negro que son las fosas comunes. No es silencio, hay que matizar. Pero comprendo la frustración de muchas personas, más cercanas a tu generación que a la mía porque hay asuntos sin resolver. Pero esa preocupación por las víctimas es reciente. Hay una explosión de la museización de las víctimas a principios de siglo.
¿Aquí teníamos mucho que ofrecer sobre la memoria de las víctimas y no hemos atendido la demanda del mercado?
No la escuchamos y hay que escuchar al mercado. No lo digo con cinismo, es legítimo que la gente se acerque a la Historia. Hemos pasado de un concepto de la Historia ideológico en el que ganar era lo importante a un concepto de la Historia en el que el sufrimiento humano es el centro de atención.
¿Qué es lo siguiente que debe hacer Pedro Sánchez con la Memoria Histórica para que no quede en un gesto electoralista?
No hace falta tanto dinero: sacar a Franco cuesta cero. Sacar o mover a José Antonio tampoco cuesta nada. Comenzar a resignificar el Valle cuesta poco. Comenzar a dar subvenciones directas en la exhumación de las fosas cuesta muy poco y eso se puede hacer ya. Lo siguiente, con nuevos Presupuestos Generales del Estado, es crear una partida destinada a la creación de un Centro de la Memoria o un Museo de la Guerra Civil y del franquismo o un Centro de la Democracia española. Llámalo como quieras. Llevo años proponiendo que la parte de atrás del Valle, la hospedería, debe convertirse en un centro, en un museo, un lugar donde la gente que va allí aprende Historia de una manera didáctica, preparada por especialistas. Un lugar de encuentro y de debate, donde la memoria de todos los demócratas se puedan encontrar. La memoria de los fascistas ya no tienen lugar en el Valle. No se le puede dar privilegio a los antidemócratas.
¿Estará al albur de los cambios de Gobierno?
Los que vengan no se van a atrever a cerrar un Centro de la Democracia española. Sería un escándalo internacional mayúsculo. Pueden intentar manipular la dirección, como en RTVE, pero también sería un escándalo. Esto hay que hacerlo ya, de manera urgente. Sería bueno que Ciudadanos se sume al proyecto, pero no se le puede esperar porque entraríamos en un nuevo parón terrible. Si se hace un proyecto de memoria en el Valle de los Caídos que no es sectario, que es riguroso con la Historia, lo tiene que asumir Ciudadanos.
Para evitar el sectarismo, ¿hay que crear un Plan de intervención?
Un Plan pedagógico y de Historia pública.
Pero de esto el PSOE no ha hablado todavía.
Ya se está hablando dentro del partido. Créeme. No sé el contenido, pero lo están haciendo con urgencia. Hagamos un Plan rápido para instalar un centro de la memoria, un centro de Historia pública. Haría un museo muy bien hecho, muy acogedor para el público, donde la gente vaya y aprenda. Un museo de la Guerra Civil donde vayan los autobuses escolares sin miedo para saber lo que pasó en este país desde 1936. Un lugar de memoria donde nos enfrentemos a las cuestiones que plantea un museo inteligente, que provoquen debate y reacción, donde las creencias se cuestionen. Es una historia difícil que lidia con traumas y cuestiones personales: no se puede obligar a nadie a asumir todo el discurso, hay que ser flexible y generoso. No se trata de hacer sufrir a nadie, sino reflexión que implica conflicto. Ese museo debe acabar con las mentiras petrificadas.
¿Por qué es importante hoy que ocurra la exhumación?
Porque la democracia es un proceso y la democracia hay que mantenerla y redefinirla y satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Debemos proteger y redefinir nuestra democracia de acuerdo a nuestros problemas actuales, que pasan por la reivindicación del sufrimiento humano y la defensa de la tolerancia y la diversidad. Y ahí la Guerra Civil y el franquismo tiene mucho que enseñar, porque debemos construir de una manera firme la identidad española en base al rechazo de los crímenes cometidos en la Guerra Civil por todos y en la dictadura. Debemos construir el futuro mirando limpiamente al pasado y para eso es necesario recurrir a los especialistas, para contribuir a crear una memoria pública del pasado.
En las conclusiones de la Comisión creada en 2011 para darle solución a la exhumación, Herrero de Miñón, padre de la Constitución, asegura que Franco debería salir del Valle de los Caídos con ceremonia de Jefe de Estado. ¿Está de acuerdo?
Con la aprobación de un decreto que diga que a ese señor se le saca a las doce de la noche se acaba el problema. Con todos mis respetos, a un golpista asesino que llega al poder de forma ilegítima y que lo mantiene de forma ilegítima, Jefe del Estado por decisión de las armas… no. Todo lo que dijo Herrero de Miñón no vale para nada.
¿El resto de países han recuperado su memoria?
Los que mejor lo han hecho son los alemanes, que han construido una identidad nacional en base al rechazo del racismo. Francia ha seguido mucho más tarde sobre su reconocimiento de la participación en el Holocausto. Bélgica todavía se está aclarando. Italia vive en una gran confusión. Holanda ha construido un discurso sobre el Holocausto, pero tiene muchos fantasmas. Los EEUU abren un museo del Holocausto, pero han sido incapaces de abrir un museo de la esclavitud. En Inglaterra, el país más esclavista de la historia, sólo tiene dos habitaciones dedicadas a esto.
¿Y España?
Nos dimos cuenta, a finales del siglo XX, que lo que queríamos era recuperar el proyecto republicano y la memoria de las víctimas.
Bueno, también su generación trató de no molestar a las “fuerzas vivas” que habían hecho la Transición. El miedo al Golpe de Estado estaba ahí.
Sí es así. Vamos a ver, llega la democracia y nos encontramos con tres problemas: un Estado fundado y amoldado a la ideología franquista, con unas Fuerzas Armadas que son una amenaza constante. Dos, una crisis económica gordísima que marcó la prioridad de luchar contra el desempleo. Tres, ETA.
¿Cuándo se empieza a hablar de las víctimas de la Guerra Civil?
A principios del siglo XXI. En medio de la “España va bien”, cuando ETA está en decadencia y cuando el Ejército ya no es una amenaza. No podemos pedirle peras al olmo. Las prioridades en los setenta, ochenta y noventa eran otras.
En un país como España, donde el empleo sólo se reproduce la escasez, siempre habrá una prioridad. ¿Qué ha cambiado en 2018? ¿Interés electoral?
Coincide con un cambio de paradigma humanista. El sufrimiento humano ha pasado al centro.
¿Pero qué ha pasado en España para que cambiemos ahora, por qué no se hizo antes?
Por Mariano Rajoy. Todos los centros de memoria creados en España son obra de gobiernos socialistas. El Centro de la Memoria Histórica de Salamanca, por ejemplo.
Y sin embargo, Teresa Fernández de la Vega se amedrentó cuando se aprobó en 2007 la Ley de Memoria Histórica, no se atrevió a sacar el cuerpo de Franco del Valle. Era una buena oportunidad para el socialismo.
Efectivamente. Yo le llamo a eso “el error Obama”, que consiste en creer que puedes llegar a un consenso con la oposición. Se podía haber sacado el cuerpo, pero se pecó de ingenuidad. En el CIS, el 83% de los españoles dijo entonces que todos los muertos de la Guerra Civil merecen un enterramiento igual. Esto incluía a muchos votantes del PP, pero no a la parte más dura del partido. La cúpula escuchó a una parte mínima de sus dirigentes, con mentalidad profranquista. Es una minoría dentro del conjunto de los votantes españoles.
Pero algo ha cambiado, porque hace un año el Congreso aprobó en PNL exhumar el cuerpo de Franco y el PP no se opuso, se abstuvo.
Algo ha cambiado en el PP, que sabe que no pueden seguir defendiendo el legado franquista. Ahora el Gobierno de Pedro Sánchez está actuando de una manera muy rápida y me parece muy bien, porque deben crearse realidades que luego ya no se puedan cambiar.