Rebelde frente al protocolo, ante el conservadurismo, con unos ideales románticos y alejados de los conceptos de la época, y una vida que evolucionó desde la libertad que supone crecer en medio de la naturaleza al luto y al negro de los asesinatos y la tragedia. Así fue la vida de lsabel de Baviera, más conocida como Sissi, la emperatriz de Austria, cuya vida -y leyenda- se ha convertido en un tema recurrente y atractivo para el cine, con las películas interpretadas por Romy Schneider, la literatura e incluso las series de televisión.
¿Le robó el novio a su hermana?
Isabel nació en la ciudad de Múnich en 1837. Su padre era Maximiliano de Baviera, duque en Baviera, y procedía de una rama menor de la Casa de Wittelsbach; su madre, Ludovica de Baviera, era hija del rey Maximiliano I de Baviera y, por tanto, princesa real de Baviera. Sissi y sus hermanos crecieron en un castillo, donde apreció a disfrutar de los entresijos de la naturaleza y la vida sencilla, lejos de los lujos vida urbanita.
A los 16 años, Isabel acompañó a su madre y a Elena, su hermana mayor, a quien apodaban Nené, en un viaje a la residencia de verano de la Familia Real de Austria. Allí les esperaba Francisco José, emperador de Austria, en un encuentro que estaba organizado para que Elena y su primo, porque Francisco José era hijo de Sofía, hermana de Ludovica, se comprometiesen.
Sin embargo, el emperador no se enamoró de Elena, sino que no pudo mirar a nadie que no fuese Sissi. Incluso Sofía, la madre de Francisco José, también quedó prendada de su sobrina y futura suegra, tal y como reflejó en su diario: "¡Pero qué mona es! Se la ve fresca como a una almendra cuando se abre (... ) Tiene los ojos dulces y hermosos, y sus labios parecen fresas".
Todos se dieron cuenta del romance que ahí acababa de nacer y al día siguiente, su madre, Ludovica, le preguntó a Isabel si se veía capaz de "amar al emperador". Ella, con lágrimas en los ojos, asustada por el vértigo de la situación, respondió que haría todo lo posible para lograrlo. Durante toda su vida, Francisco José amó con locura y admiración a la mujer rebelde, culta e ilustrada.
Pérdida de la libertad
Sissi desembarcó en la corte de Viena tras casarse con el emperador de Austria, en un mundo conservador, lujoso, en un Imperio convaleciente; y eso, según los historiadores, fue el inicio de la transformación de su alma rebelde en un ser ensimismado en el ideal de belleza, la alimentación -algunos la colocan como la precursora de enfermedades como la anorexia y la bulimia- y en la alergia a la vida pública.
Tuvieron cuatro hijos: Sofía Federica, que murió a los dos años aquejada de tifus, Gisela, Rodolfo, el heredero de la Corona; y María Valeria; y su matrimonio con Francisco José fue complicado, especialmente por las intromisiones de su suegra, Sofía, que quiso desde el primer momento influir en la educación de sus nietos. La muerte de su primogénita fue el inicio de una depresión que de ahí en adelante oscurecería la vida de Sissi.
La muerte de su hijo: ¿suicidio o complot?
Pero Sofía Federica no fue la única hija que perdió Isabel. En 1889, el príncipe Rodolfo, a los 30 años, inestable psicológicamente después de una formación militar muy dura y estricta, convenció a su amante, la joven baronesa María Vetsera, para que se quitasen la vida. El acontecimiento se conoce con el nombre de 'crimen de Mayerling', el refugio de caza donde tuvo lugar la tragedia.
Sin embargo, hay otra tendencia histórica que señala que la muerte de Rodolfo pudo haber sido una operación de los servicios secretos austriacos ante el temor que suscitaba la ideología radical y liberal del hijo del emperador Francisco José; o de los franceses por no querer distanciarse de la política de su padre. Estas hipótesis se basan en el estado de los cuerpos cuando fueron hallados: María Vetsera habría muerto a consecuencia de una paliza y no de un disparo en la cabeza; y Rodolfo presentaba cortes en la cara y en otras partes del cuerpo, unas heridas que no se corresponden con el suicidio.
No obstante, la teoría de que el heredero se quitó la vida sigue siendo la más creíble, ya que existe una carta de despedida escrita supuestamente por él mismo donde explicaba que "solo la muerte puede salvar mi dignidad" tras ser acusado de conspirar contra su padre.
Asesinada por un anarquista
El fallecimiento de su hijo acentuó la depresión de Sissi, que se aisló del mundo en un palacio de verano en Corfú (Grecia) construido para ella. A partir de ahí el negro del luto fue el color que inundó su vida, que acabó también de forma trágica, con un asesinato.
En 1898, mientras paseaba por el lago Lemán de Ginebra, Isabel se topó con un hombre. Un encontronazo brusco, que la empujó al suelo. Ligeramente aturdida, consiguió reemprender su camino, hasta que cayó mareada minutos más tarde. Cuando le desabrocharon el vestido para que pudiese respirar mejor, un reguero de sangre brotaba del pecho, justo a la altura del corazón: el hombre, un anarquista italiano de nombre Luigi Lucheni que sería condenado posteriormente a cadena perpetua, le había clavado un finísimo estilete en el miocardio.
Sissi murió ese mismo día -hoy se cumplen 120 años del asesinato-, y con ella se fue una mujer alérgica a las concepciones del siglo XIX, una emperatriz que quería ser libre y cuya vida se convirtió en una maldición tras llegar a palacio.
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