Ana Estuardo, la reina lesbiana que vio morir a sus 17 hijos
- La primera reina de Gran Bretaña tuvo muchos problemas de salud y multitud de abortos. Su heredero más longevo duró 11 años.
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Una tragedia de poder, líos amorosos en la corte y vástagos que se mueren son siempre un caramelo para la literatura y el cine. Por eso ha recuperado el director griego Yorgos Lanthimos en su película La favorita la historia de Ana Estuardo, la primera reina de Gran Bretaña. La crítica le ha brindado al filme su beneplácito y La Mostra de Venecia le ha otorgado el Gran Premio del Jurado. La obra de Lanthimos, según explica él mismo, no tiene ningún interés en ser fiel a la realidad, una reproducción histórica de los hechos acaecidos a comienzos del siglo XVIII, pero sí brota de un reinado convulso, de cambio de fronteras y de relaciones secretas.
Si en la película del enfant terrible del cine europeo hay más espacio para la ficción que para el rigor y la verdad histórica, ¿quién fue en realidad Ana Estuardo? Nacida el 6 de febrero de 1665, su vida se desarrolló entre pugnas familiares por ver quién ocupaba el trono de Inglaterra. Su padre, Jacobo II, católico acérrimo, había perdido la corona en 1688 en favor de su hermana mayor, María, y el marido holandés de esta, Guillermo. Ambos, que profesaban el protestantismo, fallecieron sin descendientes por lo que automáticamente Ana Estuardo, a la postre la última monarca de su familia, se convirtió en reina en 1702. Durante su mandato se firmó la unión de Inglaterra y Escocia en Gran Bretaña.
Ana Estuardo fue una mujer reservada y pequeña, rechoncha, con muchos problemas de salud que aguantó estoicamente al mando de una de las naciones más potentes de Europa. La autora de una de las mejores biografías de la reina de Gran Bretaña, Anne Somerset, señala que Estuardo estaba malamente preparada para ostentar el cargo que le había caído rebotado tras los fallecimientos de sus familiares, pero que logró hacer frente a los desafíos con empeño. "Había sido educada de forma muy pobre. Gozaba de una salud muy mala, probablemente con una enfermedad autoinmune y algún tipo de artritis", escribe la historiadora en Queen Anne: The Politics of Passion.
Esos continuos vaivenes físicos terminaron por afectar a su vida de madre: Ana Estuardo se casó con el príncipe Jorge de Dinamarca y tuvo 17 embarazos, de los cuales solo cuatro o cinco nacieron con vida -la cifra baila en función de las fuentes consultadas-. Guillermo fue su hijo más longevo, y eso que se murió a los pocos días de cumplir 11 años.
La historia de Ana Estudardo también está íntimamente ligada la figura de su consejera Sara Churchill, la duquesa de Malborough y entre cuyos descendientes se incluiría a Wiston Churchill; una mujer ingeniosa, mordaz, astutamente manipuladora y muy bella. Y algunas investigaciones han sugerido que las artimañas de influencia política de Sarah, su carácter dominante, desembocó en algún tipo de romance entre ambas. A día de hoy todavía se conservan cartas que han sido definidas como "de profundo amor" entre la reina y su mano derecha. Pero el supuesto affair se terminó cuando Ana se dio cuenta de que Sarah, a pesar de los sentimientos que tenía hacia ella, la estaba manipulando y la apartó de su corte.
"La pregunta sobre si la reina Ana era lesbiana es muy interesante. Si lees las letras que le escribió a Sara de joven son apasionados desahogos de devoción", defiende la historiadora Anne Somerset. Inmediatamente podrías pensar que tenían un romance. Pero también hay que tener en cuenta que las mujeres de aquella época mantenían amistades apasionadas sin matices eróticos. No dudo de que su matrimonio con el príncipe Jorge era feliz y comprometido. Sin embargo, como las cosas se amargaron, Sarah comenzó a difundir rumores de que Ana tenía una relación con la mujer que la expulsó como favor real, Abigail Masham (su nueva consejera)".
Y es esa relación a tres bandas -Ana, Sarah y Abigail- la que explota Yorgos Lanthimos en su película, centrada en el juego de tronos del tío de mujeres, poderosas y que influyeron en "el destino de una guerra y un país" -como explicó el director a este periódico- en función de los altibajos de sus relaciones.