El genio militar de Napoleón Bonaparte, sus artes para la guerra y su liderazgo para expandir el imperio francés, nunca han sido puestas en duda por la historia. Sin embargo, varias leyendas se ciernen sobre su físico, como su corta estatura, una fake news reproducida por los británicos y desmentida por la autopsia -en realidad medía 1,68 metros, por encima de la media de sus conciudadanos-, o el destino y el tamaño de su pene.
El pequeño corso fue derrotado en la batalla de Waterloo y posteriormente capturado y desterrado por los británicos a la isla de Santa Helena en 1815. Allí, en circunstancias que a día de hoy todavía no han sido esclarecidas, murió en 1821. Durante la autopsia posterior a su fallecimiento, el pene de Napoleón y otros órganos vitales como el corazón o el estómago fueron extirpados.
Sus restos acabaron, supuestamente, en manos de un sacerdote italiano, que a su vez los traspasó a un librero de Londres que no era más que un intermediario de una tercera parte secreta natural de Philadelphia. El pene de Napoleón, que según la leyenda medía cuatro centímetros por los efectos de una enfermedad glandular, se expuso en 1927 en el Museo de Artes Francesas de Nueva York. Un periodista de la revista Time que acudió a la exhibición lo definió como "la tira maltratada de un cordón" y otro reportero de "anguila encogida".
El miembro del emperador francés sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y se mantuvo a la sombra hasta que en una subasta celebrada en 1977 John Lattimer, un urólogo estadounidense, se convirtió en su nuevo propietario tras desembolsar 3.000 dólares. Lattimer fue el dueño del pene de Napoleón hasta que se murió en 2007. Desde entonces, su hija Evan ha sido la encargada de conservar el supuesto órgano sexual de Napoleón, por el que incluso habría recibido al menos una oferta de 100.000$. Aunque el misterio debería centrarse en responder a cómo es posible que un pene se conserve más de 200 años separado de su cuerpo.