La lista de los faraones más importantes de la historia del antiguo Egipto siempre incluye a los mismos nombres: Keops, Kefrén, Tutankamón… Cada uno de ellos tiene sus propias curiosidades y anécdotas, y según la tecnología avanza más datos sobre su modo de vida se conocen. Por ejemplo, un estudio reciente confirmaba que la causa de la mala salud de Tutankamón parece deberse a que el fue el fruto de una relación entre su padre y su hermana. Un incesto que hizo que su salud fuera siempre débil y le provocó la defunción prematura.
Aunque no sea tan conocido ni recordado por los libros, el faraón Merneptah también pasó a la historia, y fue por sus continuas batallas y guerras contra los pueblos del mar, aquellos que se oponían y luchaban contra los egipcios. Merneptah fue el cuarto faraón de la XIX dinastía del Antiguo Egipto, y al contrario que muchos de los faraones, llegó ya siendo casi anciano, a los 60 años de edad.
Él fue el que en 1208 antes de Cristo comenzó una batalla contra los libios, a los que apoyaban sus eternos enemigos, los pueblos del mar. Merneptah no tuvo piedad con ellos y ganó y les masacró sin miramientos. Su venganza y la forma de celebrar su victoria es, cuanto menos, estrafalaria, ya que cortaron los penes de todos sus enemigos y los guardaron como trofeos. En total se estima que sólo en aquella lucha se llevara unos 13.000 penes cercenados.
De esta práctica existen hasta grabados en el templo de Karnak, donde se representa a los egipcios cortando los órganos sexuales de los vencidos. Estas muestras artísticas nos han permitido conocer parte de la historia de los faraones, y también las torturas a las que sometían a todos a los que se atrevían a atacar Egipto o ir en contra de su líder. Esta práctica no sólo fue acometida por Merneptah, sino por otros muchos faraones, pero esta guerra fue en la que más penes se cortaron. Además, normalmente si el vencido estaba circuncidado no se lo amputaban, pero el faraón en esta ocasión ordenó que se les cortara las manos en su lugar.
La amputación del pene no sólo servía como trofeo, sino que tenía un valor simbólico importante para los egipcios. Si cortabas su miembro viril, se acababa con la capacidad de lucha del enemigo y además se le castigaba para vagar por la otra vida amputado. También se destruía la fertilidad del guerrero y se acababa con su estirpe al impedir que pudiera tener hijos y futuros enemigos del pueblo egipcio.
En Karnak, de hecho, se puede leer una inscripción que dice: "cargados con falos incircuncisos de las tierras extrajeras de Rebu, junto con las manos cortadas de todas las regiones que estuvieron junto a ellos en recipientes y cestas". Por si fuera poco, Merneptah, hijo de Ramsés II, también pasó a la historia por otro motivo. Fue el faraón que persiguió a Moisés por el Mar Rojo cuando este escapaba de Egipto.