La eterna pregunta… ¿el tamaño importa? Nadie tiene una respuesta clara. Algunos piensan que sí, otros que más vale maña que fuerza, y muchos que depende de la persona y del momento, porque generalizar nunca es bueno. Los que lo tenían claro eran los griegos, ellos valoraban si un pene era grande o pequeño, y valoraban incluso a las personas por cuánto les medía su miembro. Su preferencia es toda una sorpresa en pleno siglo XXI, pero ellos se quedaban con los órganos sexuales pequeños.
Esto explica por qué todas las estatuas de la Grecia clásica tienen un pene tan diminuto, y que todos los visitantes de los museos se rían al verlo. Ahí está Ares, en pleno Museo del Louvre, con su cuerpo musculado y fibroso, y su pequeño falo. Los escultores no lo hacían por complejos, o porque todos fueran así. La razón de esto, es que se tenía mejor consideración de los hombres con un miembro viril de tamaño reducido.
“En la antigua Grecia, un pene pequeño era un aspecto codiciado por el macho alfa”, contaba hacer un par de añops el experto en antigüedad clásica, Andrew Lear, profesor en Harward, Columbia y New York University a la web Quartz, dando una justificación a las muchísimas obras de arte que hasta ahora eran cuestionadas por su proporción.
“Hay un contraste entre los genitales masculinos sin erección de los hombres ideales y el pene grueso y en erección de los sátiros y otros tipos de hombres no ideales. Las estatuas de los hombres muy ancianos y decrépitos eran representados a menudo con penes grandes”, contaba entonces Lear a la misma publicación.
Se resuelve así uno de los misterios más repetidos en la historia del arte, y también se dan argumentos para confirmar que, efectivamente, el tamaño no importa.