La Comuna de París fue un movimiento insurreccional que controló el gobierno de París desde el 18 de marzo de 1871 al 28 de mayo del mismo año. Dijo Karl Marx que aquella Comuna que apenas duró 60 días fue el primer ensayo de un gobierno revolucionario y obrero. Ante esta afirmación existen diferentes teorías políticas que contradicen al alemán. El ruso Mijaíl Bakunin respondió a Marx matizando que la Comuna nunca dependió de una vanguardia organizada y que jamás crearon un estado revolucionario, por lo que la Comuna de París era de esencia anarquista.
La ciudad del amor se convirtió en un campo de batalla. Las anchas y largas calles se llenaron de barricadas y el conflicto entre las fuerzas del orden y los comuneros desencadenaron en episodios constantes de violencia. El Palacio de las Tullerías, que había sido la residencia de la mayoría de los monarcas de Francia desde Enrique IV hasta Napoleón III, fue incendiado por los comuneros. El militar de la comuna de París Jules Bergeret envió un mensaje al edificio del ayuntamiento tras el incendio y alegó que "los últimos vestigios de la realeza" acababan de "desaparecer".
Lo que no se ha estudiado con tanta profundidad es la participación que tuvieron las mujeres en la revuelta. Según Rebeca Moreno, licenciada en Filosofía y Periodismo y una de las coautoras de Feminismos: la historia (Akal), ha declarado a EL ESPAÑOL que aunque se trate de "una faceta bastante olvidada de la historia" formaron parte del estallido social desde el principio.
Moreno comenta que, aparte de gestionar las cantinas y realizar labores de cuidado, también lucharon junto a los hombres. Las mujeres estuvieron en las barricadas, en los hospitales y en las redacciones de periódicos. De hecho, se las conocía como las incendiarias, puesto que se decía que rociaban las rúas más importantes con gasolina para prender las calles. Al igual que ocurrió en la Revolución Francesa, se las tachó de arpías y de agresivas. "Se dice que eran mujeres que disfrutaban con la violencia y la destrucción", ha comentado la escritora. Sin embargo, Moreno resalta que esta clasificación procede de una visión misógina de la historia: "En realidad eran mujeres que luchaban junto a los hombres y por eso se las veía como violentas".
Crearon diferentes agrupaciones desde las cuales animaban al colectivo femenino a levantarse en armas y tachaban a los hombres de "cobardes". "Dicen que son los reyes de la creación, pero son imbéciles", expresaban los Clubes de Patriotas Femeninas.
Los hombres son cobardes; dicen que son los reyes de la creación, pero son imbéciles
Pese a la poca duración de la Comuna, se avanzó enormemente en medidas sociales: se legalizó la autogestión de las fábricas, se declaró la laicidad del Estado, se cancelaron las deudas por impago de alquileres etc. En lo que a las asociaciones femeninas se refiere, consiguieron facilitar la educación a las jóvenes y se crearon guarderías cercanas a las fábricas. Además, gracias a la internacionalista rusa Elisabeth Dmitrieff se planteó la equiparación salarial entre ambos sexos.
La caída de la Comuna de París terminó con cualquier atisbo de esperanza en torno a las iniciativas que se habían propuesto. 30.000 comuneros, la mayoría obreros, fueron fusilados sin distinción entre hombres, mujeres y niños. Un total de 1.051 mujeres fueron juzgadas y cientos de incendiarias fueron asesinadas en los muros del cementerio de Père Lachaise. Otras, en cambio, fueron deportadas junto a sus compañeros varones a Nueva Caledonia, un archipiélago ubicado en la Melanesia.
¿Quién fue 'La Virgen Roja'?
Su verdadero nombre era Louise Michel y fue una maestra anarquista y feminista nacida en 1830. Hija ilegítima de una sirvienta y un terrateniente, se negó a prestar juramento a Napoleón III, por lo que no pudo ejercer la docencia en la escuela pública. Michel, que mantuvo correspondencia con Victor Hugo entre 1850 y 1879, fue una de las miles de personas exiliadas en Nueva Caledonia.
La francesa había participado directamente en la administración y resistencia de la Comuna. Defendía que las mujeres debían tomar su lugar "sin suplicarlo" y que el día en el que se levantasen "contra el viejo mundo", comenzaría el "nuevo mundo". La anarquista vio en la Comuna de 1871 una opción viable para conseguir sus metas.
Llegó a reclutar a prostitutas para que condujeran las ambulancias y llevaran a los heridos a pesar de la oposición de sus compañeros. Finalmente, la 'Virgen Roja' fue juzgada tras la insurrección: "Ya que, según parece, todo corazón que lucha por la libertad solo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte".
Su rebelde actitud no terminó en París. Una vez en el exilio, a diferencia de la mayoría de los comuneros, aprendió la lengua de los canacos, población autóctona de Nueva Caledonia. Asimismo, cuando los nativos se rebelaron contra los colonos franceses, Louise Michel apoyó a los canacos. Esta nueva revuelta había sido impulsada por el jefe Ataï, quien posteriormente sería capturado y decapitado por la administración colonial francesa.
Louise Michel, quien según ella siempre se posicionó en contra de quienes abusaban del poder, falleció en 1905 por una pulmonía. La 'Virgen Roja', que fue la primera persona en ondear la bandera negra, cosida a partir de trapos y faldas, se convirtió en un símbolo de lucha y su funeral fue un acontecimiento masivo en la capital francesa.
Hoy en día, tal y como recoge La Virgen Roja (La Cúpula), existen más de 160 escuelas y universidades con el nombre de Louise Michel, una en Nueva Caledonia. El 8 de marzo de 2004, durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, dieron su nombre a una de las plazas de Montmatre.