Nadie imaginaba que en un pueblo de apenas 100 personas se podría encontrar una de las joyas mejor conservadas de la Edad del Bronce. Las excavaciones iniciadas en 2014 sacaron a la luz lo que hoy se conoce como el yacimiento de La Cava; no solo es un descubrimiento único para la comunidad de Castilla-La Mancha, sino que representa un hecho histórico para todo el país.
Esta superficie estratégica que comunica el norte y la submeseta sur de la península estuvo habitada en primera instancia por pueblos de la Edad del Bronce, quienes vivieron en la comunidad manchega hasta que, según historiadores, se produjo un deterioro del entorno fértil geográfico. La desaparición de bosques y la inutilidad de los campos, acompañado de conflictos internos entre diferentes poblaciones, condujo al abandono de la zona hallada hace cinco años.
Posteriormente, el área estuvo habitado por los íberos hasta la llegada de los romanos a la Península Ibérica. Sin embargo, tras la caída de Hispania y el final del imperio Romano se han hallado restos de los visigodos en La Cava. Por lo tanto, el yacimiento se ha convertido en una sucesión de culturas donde los arqueólogos pueden investigar acerca de todas las civilizaciones que han pisado los alrededores de la localidad conquense.
El espacio excavado cuenta a día de hoy con casi doce hectáreas y en ella se encuentran diferentes cazoletas con motivos religiosos, un santuario, un altar de ofrendas y hasta un pozo romano. Pero no termina aquí. También se ha encontrado una edificación completa de tres estancias y de más de tres metros de altura —cabe destacar que los descubrimientos de este tipo suelen ser restos de no más de un metro de altura—.
Este tesoro cultural se ha convertido, tal y como mencionan los arqueólogos y especialistas, en un lugar único en toda España. La Cava se ha transformado en un lugar atractivo para el turismo, lo cual ha revitalizado la economía de los pueblos de alrededor. El 1 de julio comenzó una nueva campaña de excavaciones gracias al Plan de Empleo que le ha concedido la Junta de Castilla-La Mancha y el propósito principal es excavar una muralla de hace 4.000 años de la cual todavía se desconocen sus dimensiones.
El hombre que lo hizo posible
En un principio nadie tenía intención de realizar excavaciones en aquellas rocas que hoy en día han destapado un complejo arqueológico excepcional. La vicepresidenta de la Asociación Cultural La Cava de Garcinarro, Montse Fernández, comenta a EL ESPAÑOL que "quien más ha luchado por el yacimiento de La Cava ha sido Antonio Fernández Odene".
Antonio fue alcalde durante más de una década en el pueblo de Garcinarro y, según indica a este periódico, pese a no ser arqueólogo, siempre se ha interesado por este tipo de cuestiones. "La iniciativa fue mía", cuenta. Y es que, por el entonces alcalde del municipio, insistía una y otra vez ante la Administración de que en la zona rocosa podía haber "algo". Finalmente, en el año 2014, gracias a la colaboración de Miguel Ángel Valero, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Castilla-La Mancha, se empezó el proyecto de búsqueda de restos.
Desde entonces, Garcinarro ha apostado por realizar actividades de ocio en el área excavada. Este año, organizado por la Asociación Cultural La Cava de Garcinarro, han llevado a cabo obras teatrales nocturnas, así como conciertos que tienen como fin dar a conocer el histórico yacimiento.