A Francisco Franco se le vio en público con vida por última vez el 1 de octubre de 1975, en un acto conmemorativo del trigésimo noveno aniversario de su proclamación como jefe del Estado. Apareció en un balcón del Palacio Real que se asoma a la Plaza de Oriente, muy deteriorado físicamente, con unas gafas oscuras, vestimenta militar negra y una banda con la bandera de España que le cruzaba el pecho de derecha a izquierda. Acompañado de su mujer Carmen Polo, el rey Juan Carlos I y otras autoridades, pronunció unas breves palabras sin poder evitar que le temblasen las manos y la voz.
Con esas imágenes coloreadas que permanecían inéditas hasta ahora, grabadas y descartadas en su momento por cabecillas del NO-DO, el noticiero propagandístico del franquismo, debido al delicado estado de salud del dictador, arranca el nuevo proyecto documental de la productora Minoría Absoluta para el canal DMAX: Franco. La vida del dictador en color, una miniserie de dos episodios que se estrena el lunes 18 de noviembre y viene a ser la culminación de una trilogía que arrancó con la Guerra Civil y este mismo año emitió su segunda parte con el retrato de la España franquista.
El primer episodio de esta biografía audiovisual de Franco —complementada después por un programa especial que reúne las opiniones de historiadores de prestigio expertos en la figura de Franco como Paul Preston, Ángel Viñas, Enrique Moradiellos o el recientemente fallecido Santos Juliá— comienza en la España de finales del siglo XIX, la del desastre del 98, coyuntura en la que nace en Ferrol el futuro dictador, del matrimonio entre Pilar, una mujer religiosa y conservadora, y Nicolás, liberal y masón, quien les terminaría abandonado.
Es Franco en su infancia "un niño enclenque, introvertido y de voz aflautada" que no logra entrar en la Academia Naval, sino en la Militar de Toledo, donde sufre novatadas y le bautizan como "Franquito" o "Cerillita" por su físico ridículo. Unas chanzas que se terminan cuando a los 33 años se convierte en uno de los generales más jóvenes de toda Europa después de sus éxitos en la Guerra de Marruecos, donde sus colegas de armas ya empiezan a vociferar su aura providencial.
Pero lo verdaderamente interesante de este proyecto —más allá de unas imágenes a todo color que impactan, como ver la Gran Vía de Madrid plagada del yugo y las flechas falangistas o de vivas y retratos del dictador— tiene que ver con esa faceta más personal de un Franco que también fue escritor —publicó unas crónicas sobre su etapa en África- y actor —se interpretó a sí mismo en la película de 1926 La mal casada, donde se recrea la vida social del Madrid de la época—. También se retratan en este documental las aficiones del dictador, como la pesca a bordo del Azor y en compañía de su médico de cabecera, Vicentón, o la caza y el fútbol —sellaba la quiniela todas las jornadas—.
"Hemos querido contar su vida como tal, en todos los aspectos: política, familiar, social... Contar su biografía es humanizarlo", explica Paco Escribano, codirector de la serie y CEO de Minoría Absoluta. Antonio Ruiz, director general de Discovery España, recalca que el espectador se va a encontrar una historia "sin pasión y sin prejuicios". "Tenemos la obsesión de contar la historia de manera rigurosa, sin interés en emitir ninguna opinión. De ahí el lema de 'no vamos cambiar lo que piensas, pero sí lo que sabes'. Esta historia nos la han contado en función de un color, está sesgada; por eso es un ejercicio muy valioso", añade.
Como en las entregas anteriores, el grueso de las imágenes proviene del material conservado en la Filmoteca Española, fundamentalmente de lo rodado por el NO-DO, que ha sido restaurado, coloreado y digitalizado en 4k; pero también de más de medio centenar de archivos nacionales e internacionales. En esta ocasión, los productores han logrado una mínima colaboración de la familia Franco y de la Fundación que lleva el nombre del dictador: la cesión de un puñado de fotografías. Los historiadores siempre denuncian la dificultad de acceder a los fondos de la FNFF y la opacidad en torno a muchos de los documentos que conserva.
¿Y cómo se combina un material audiovisual claramente propagandístico con la finalidad objetiva de la miniserie? "Lo importantes es lo que tú estás contando con la voz en off, no se replica el ejercicio del NO-DO", asegura Antonio Ruiz. "Franco es un personaje realmente desconcertante, con una vida pública muy opaca. De toda la triología, esta parte ha sido la más difícil", opina Paco Escribano.
La actualidad, después de su exhumación del Valle de los Caídos, ha vuelto a colocar a Franco en el epicentro del debate público, y este documental se revela en una herramienta realmente útil para comprender, de forma entretenida y didáctica —el tiempo no deja ahondar los suficiente en algunas coyunturas con muchas aristas, como el su autonombramiento como jefe del Estado, por ejemplo—, la verdadera personalidad del hombre que instauró una dictadura en España durante casi cuatro décadas; su cara más horrenda, la de los campos de presos y la represión, y la otra favorable, la que vendía la propaganda.