La rocambolesca teoría de que Jesucristo murió en la India
Jesús de Nazaret no habría muerto en la cruz, sino que cuando se le curaron las heridas, huyó a Cachemira, según una serie de llamativas publicaciones.
11 abril, 2020 02:47Noticias relacionadas
Apenas diecisiete palabras dedican los evangelios canónicos, concretamente el de Lucas, a relatar buena parte de la vida de Jesucristo. Entre los doce y los treinta años, tan solo se conoce que "Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres". El texto bíblico le despide en Jerusalén, donde acudía a la fiesta de Pascua con sus padres, José y María, y recupera su biografía en el momento en que Juan le bautiza en el río Jordán e inicia sus prédicas tras el ayuno en el desierto de Judea.
Son dieciocho años de vacío, de silencio, conocidos como los años perdidos u oscuros. La versión más extendida entre los cristianos es que Jesús pasó ese periodo de su vida en Nazaret, pero numerosas teorías al respecto se han barajado para tratar de explicar un hueco enorme que la Iglesia Católica nunca ha sido capaz de aclarar. Muchas de ellas hablan de un viaje por Asia, en concreto a la India y a las regiones del Tíbet, donde también le habría sobrevenido la muerte y no en la cruz.
Uno de los primeros en lanzar esta hipótesis fue un aventurero judío de nombre Nikolai Notovich. En 1894 publicó un libro titulado La vida secreta de Jesús en el que aseguraba que el mesías del cristianismo se habría unido a una caravana de comerciantes que viajaba hasta la India. Allí se habría formado espiritualmente con los monjes budistas, según una suerte de evangelio, La vida de San Issa, el mejor de los hijos de los hombres, que relataba esos años perdidos de Cristo y al que supuestamente tuvo acceso en el monasterio de Hemis, en Ladahk (Nepal). La publicación suscitó una ola tremenda de controversia y desmentidos, pero marcó un precedente.
Le siguió en 1901 el clérigo inglés Gideon J. R. Ouseley, autor del Evangelio de la vida perfecta, donde además de presentar a Jesús como pregonero de la reencarnación gracias al budismo, sería también un férreo defensor de los animales y del vegetarianismo. ¿De dónde procedía este posicionamiento? En el prólogo de la primera edición, Ouseley explicaba que se trataba de una traducción de un antiguo evangelio en arameo escrito por el mismísmo Cristo y conservado por los esenios en un monasterio del Tíbet. Pero daría otra versión: el texto le fue revelado de forma sobrenatural.
Unos años más tarde, en 1908, el predicador estadounidense Levi H. Dowling continuó dando pábulo a estas teorías en su libro el Evangelio de Acuario: además de comulgar con la historia de que Jesús viajó a la India y el Tíbet, sostiene que allí fue donde el Jesús ser humano, a través de un profundo aprendizaje filosófico, logró convertirse en Cristo.
Muerte natural
Pero el misterio de los 'años perdidos' de Jesús y su hipotética estancia en la India no sería la única parte de su vida que se relacionaría con este país asiático. Mirza Ghulam Ahmad, fundador de la secta islámica bautizada como la Comunidad Ahmadía y que se autoerigió a finales del siglo XIX en una especie de profeta, un nuevo mesías salvador, lanzó la teoría más rocambolesca de todas las halladas: en su obra Jesús en la India, defendía que Cristo no murió en la cruz.
¿Cómo pudo ser esto? ¿Dónde si no? Según Ghulam Ahmad, cuya hipótesis desvirtúa la creencia del cristianismo en la resurrección, las heridas provocadas durante la crucifixión no fueron mortales: Jesucristo se curó y huyó a Cachemira, una región al norte del subcontinente indio, donde viviría hasta una edad anciana y falleciendo de muerte natural. Para acrecentar el relato legendario, su tumba se encontraría en la ciudad de Srinigar, en el santuario de Roza Bal, donde está enterrado el profeta musulmán Yuz Asaf (que en realidad sería Cristo).
Esta teoría se disparó en España en el año 1976, cuando el escritor Andreas Faber-Kaiser, que se dedicaba a indagar en los aspectos misteriosos de la historia, publicó el libro Jesús vivió y murió en Cachemira. La obra baraja "la posibilidad de que Jesús no muriera en la cruz, sino que una vez curado de las heridas causadas por la crucifixión, emprendiera la huida hacia el Este, en busca de las tribus perdidas de Israel".
Además del sepulcro en Srinigar, "una serie de nombres toponímicos dan fe en Cachemira del paso de Jesús", como la presencia de una pequeña comunidad judía en la zona. El ufólogo refiere, por otra parte, que "en Pakistán y a escasos kilómetros de la frontera con Cachemira, se ha localizado la tumba de María, madre de Jesús, quien le habría acompañado en su huida hacia el Este. No soportando las penalidades del viaje, habría muerto en el camino, ya muy cerca del punto de destino". Faber-Kaiser, en definitiva, se adhiere a todos los textos que abanderaron sus predecesores. La otra historia de Jesucristo.