Después de Cristóbal Colón y la polémica sobre su actos esclavistas en las Américas parece que el revisionismo del pasado continúa. Esta vez ha sido la estatua dedicada al misionero Fray Junípero Serra en Palma de Mallorca la que ha amanecido este lunes con la palabra "racista" pintada tras un acto vandálico nocturno —tan solo dos días después de que otra estatua suya fuera derribada en San Francisco—.
Fray Junípero, mallorquín de nacimiento, partió hacia el Virreinato de la Nueva España (México) junto a veinte misioneros franciscanos en el año 1749. Hicieron escala en Puerto Rico, donde aprovecharon para predicar la palabra de dios entre los indígenas. No obstante, su estancia en México sería breve, y si por algo es conocido en la cultura española y americana es por su campaña en la actual California.
A lo largo de la extensa costa oeste fundó numerosas misiones con santuarios y construcciones que siguen en pie a día de hoy. La Misión de San Diego de Alcalá de 1769, la Misión de San Antonio de Padua de 1771 y la Misión de San Juan Capistrano de 1776 fueron varias de sus iniciativas.
El fraile franciscano fallecería a miles de kilómetros de su verdadero hogar con la firme convicción de que predicar el cristianismo a los nativos americanos, siguiendo las palabras de Jesús: "¡Vayan!, ¡Anuncien! La alegría del evangelio se experimenta, se conoce y se vive tan solo dándola, dándose". Ni siquiera el asesinato de su amigo Luis Jaime generó en las carnes del fraile la sed de venganza hacia los indígenas.
¿Racista?
Según The Hispanic Council, una organización que tiene como misión difundir la herencia cultural hispana de EEUU, "este franciscano español, lejos de ser un genocida o un racista, representó a lo largo de su vida todo lo contrario".
Sin embargo, Sonia Vivas, concejal de Justicia Social, Feminismo y LGTBI de Palma, perteneciente a Unidas Podemos, lanzaba un mensaje en Twitter junto a una foto de la estatua: "Las ciudades hablan mediante los nombres de sus calles, monumentos y estatuas. Cuentan una historia política de élites y oligarquías. Los habitantes toman la palabra en San Francisco y tiran la estatua de Junípero Serra. En Palma, pacíficamente, debería ser igual".
Y es que en California llevan años con la polémica que concierne a Fray Junípero. Bajo un comité formado por trabajadores del centro, estudiantes y abogados de la Universidad de Stanford (California), en 2018, optaron por eliminar cualquier estatua, símbolo o imagen que concerniera a Junípero Serra. Explicaban en su web que la labor del fraile no tenía relación con la institución y que debían "reconocer el daño hecho a la población indígena, que continúa afectando a los nativos americanos de la actual comunidad de Stanford". Asimismo, añadían que pese a reconocer la relevancia histórica de las misiones, "los registros históricos confirman que el sistema de misiones infligió enorme daño y violencia".
No fue el único caso. En la ciudad de San Francisco, el mismo año, se retiró una estatua en la que aparecía Fray Junípero inclinado mirando al nativo americano, lo cual indicaba, según colectivos defensores de los derechos de los indígenas, una actitud paternalista y abiertamente racista.
Así, una personalidad que jamás participó en ninguna conquista ni en la esclavitud de los indios ha sido reconvertido en un ser marginado y criticado más allá del charco. De hecho, hasta los últimos años Fray Junípero, que fue canonizado por el papa Francisco en 2015, es el único español de la historia que tiene una estatua en el Salón Nacional de las Estatuas situado en el Capitolio. Es allí donde se exponen a las personalidades más ilustres de los Estados Unidos y cada estado tiene derecho a proponer dos nombres. Mientras que la embajada española en Washington ha lamentado el derribo de las estatuas en Estados Unidos, parece que la polémica por Fray Junípero ha cruzado el charco y regresa a su casa.