En 1977, los vecinos de Villalar de los Comuneros invitaron a Joseph Pérez a participar en los actos conmemorativos de la batalla en la que los rebeldes de Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado sucumbieron ante las tropas del emperador Carlos V, que tuvo lugar el 23 de abril de 1521. El hispanista francés cogió un avión y llegó a Valladolid de madrugada. Cuando se estaba registrando en el hotel, el recepcionista le reconoció: "Usted es el de los comuneros", dijo. Efectivamente, el historiador que rescató y "popularizó" la historia de la revolución de las comunidades de Castilla con la obra de cabecera sobre el conflicto, publicada en castellano ese mismo año.
La anécdota la recuerda Javier Santillán, editor de Gadir y encargado de imprimir una de las obras más exitosas de Joseph Pérez, fallecido este jueves a los 89 años: La leyenda negra (2009). "Fue un gran modernista que además escribía muy bien. Todos sus libros son importantes y han contribuido a dar una visión más seria, certera y fundamentada de lo que fue la historia de España", recuerda el editor.
Pérez, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2014 y nacido de emigrantes españoles en un pequeño pueblo del sur de Francia, fue uno de los mayores especialistas en la España de la primera Edad Moderna, la de los Reyes Católicos y los Austrias. Su obra, no obstante, abarcó una cantidad ingente de cuestiones y personajes, y estuvo centrada también en derribar muchos prejuicios sobre las instituciones y conflictos de la época en la que se sumergieron sus investigaciones.
La que dedicó a la génesis y desarrollo de la leyenda negra es una de las más destacadas de su extensísima bibliografía. Se trata de una obra bastante corta, de apenas 200 páginas, pero en la que Pérez hace una erudita y rigurosa radiografía sobre las acusaciones de fanatismo, intolerancia y obscurantismo que especialmente desde el siglo XVI se vertieron contra España. Encontrar el porqué, la raíz de esa visión negativa de lo español, para comprender unas consecuencias que se proyectaban hasta el presente.
Javier Santillán fue quien empujó al hispanista francés a escribir ese ensayo que llegaría a las librerías en 2009. "Es un libro que le pedí bastante antes, pero tardó un poco en hacerlo", recuerda el editor. "Es excelente, ameno, breve, está muy bien escrito y da muchas claves sobre un tema que se ha seguido profundizando últimamente. Estoy muy contento de haberlo publicado". "Lo que hace Joseph es desmontar los argumentos de la leyenda negra y viene a concluir que esos argumentos ya no tienen vigencia para la historiografía seria".
Los tres elementos
En la introducción de la obra, el historiador explicaba la necesidad de la misma: "Que una nación se considere no reconocida, injustamente criticada y condenada nada tiene de excepcional. Si algunos españoles se sienten ofendidos por ello es porque tienen la sensación de que, en el caso de su país, los prejuicios y la ignorancia van acompañados de mala fe. Ese punto de vista merece que nos detengamos a examinarlo". Pérez identificó tres elementos diferentes en los ataques que constituyen la leyenda negra.
El primero de ellos se trata de "una reacción contra el imperialismo de España o, más exactamente, de la Casa de Austria, cuya rama principal se encontraba en España". Es decir, la respuesta lógica de recelo ante un poder dominante en Europa y el mundo: en esa hegemonía vieron otras naciones una amenaza a su independencia y por eso trataron de combatirla, sobre todo a través de una campaña de propaganda sin parangón hasta el momento. Una situación, sin embargo, que no era exclusiva y de la que también han sido víctima otras grandes potencias.
Otra cuestión importante para el hispanista francés eran los escrúpulos antiespañoles de naturaleza ideológica. La Monarquía Hispánica, adalid del cristianismo, fue interpretada como una opresora de la libertad de pensamiento y de creencias. "Desde ese punto de vista, la leyenda negra representa la hostilidad de las naciones del norte de Europa hacia las naciones del sur. Las primeras, protestantes y anglosajonas, se consideraban superiores a las otras, católicas y latinas y, en particular, a la más representativa de ellas: España", valora Pérez.
Y el tercero de los elementos que destacó el doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid en su La leyenda negra fue el complejo de inferioridad y la frustración de una parte de los españoles que acabaron interiorizando todos esos complejos y estereotipos: "Muchos españoles —en muchos casos algunos de los mejores— se convencieron de que las desgracias de España se explicaban por la historia de su país, culpable de haber descubierto y colonizado a América, haber expulsado a los judíos y a los descendientes de los musulmanes, haber creado la Inquisición, haber perseguido a los protestantes...".
Pérez analizó cronológicamente el origen y desarrollo del odio hacia lo español, empezando con la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y siguiendo con Carlos V, la Guerra de Flandes, la identificación de Felipe II con el apelativo de "el demonio del Sur", las ejecuciones de la Inquisición o las matanzas de indios en América. El hispanista escribe que la Apología de Guillermo de Orange, difundida por toda Europa a partir de 1581, "fue la primera manifestación de guerra psicológica de todos los tiempos y el acta de nacimiento de la leyenda negra".
Y concluyó su estudio con una reflexión juiciosa, que viene muy a cuento para aplicar en un presente que sigue dándole vueltas al mismo tema: "El tiempo transcurrido desde el siglo XVII ha vuelto obsoletas las razones que permitieron la constitución de la leyenda negra; los historiadores han condenado las exageraciones, las malas interpretaciones y las acusaciones mendaces. Los españoles no eran objeto de ellas como pueblo, sino como potencia dominante; en la actualidad ya no se teme el imperialismo de España, por lo que no se tienen reparos en admirar sus glorias y sus éxitos".