En la novela El escarabajo, Manuel Mújica Láinez, íntimo de Borges, se inventó una forma novedosa de viajar por la historia: siguiendo la estela de un objeto, un talismán de lapislázuli que atribuyó a la reina egipcia Nefertiti. La joya, en el libro, está presente en acontecimientos como el asesinato de Julio César y batallas célebres de los ejércitos de Carlomagno, conoce a creadores de la talla de Dante Alighieri, Miguel Ángel o Velázquez y va sumando peripecias hasta alcanzar el tiempo actual.
Como toda ficción, esta también ofrece un espejo real en el que mirarse. Se trata de la Peregrina —conocida con otros nombres como la Única, la Sola, la Solitaria—, la perla más famosa del mundo que emergió de las aguas de Panamá en 1579 y se convirtió en el tesoro más codiciado de las reinas y reyes españoles. Un objeto tan real como que fue subastado en Christie's en 2011 por un precio récord de 11,8 millones de dólares. La identidad de su actual propietario/a es un auténtico misterio.
Carmen Posadas, inspirada por el ejemplo Láinez y una historia similar con un anillo de zafiros que ha ido pasando por las manos de las mujeres de su familia, ha convertido en novela lo que ya de por sí es una aventura novelesca. En La leyenda de la Peregrina (Espasa), intrigada por la fantasía de los secretos que desvelarían los objetos si pudiesen hablar, reconstruye con su característica precisión histórica la odisea de la joya desde que llegó a la corte de Felipe II hasta que Richard Burton se la regaló a Elizabeth Taylor. La actriz no la lució en su célebre interpretación de Cleopatra, pero sí cuando se metió en la piel de otra reina ilustre, Ana Bolena.
"La novela va desde el siglo XV hasta ahora, y he querido contar un poco la cara B de la historia, la más humana, que de alguna manera explica la cara A, la que leemos en los libros y habla de batallas y de fechas", explica la escritora, ganadora del Premio Planeta 1998 y autora de otras exitosas ficciones como La hija de Cayetana o La cinta roja, también editadas por Espasa. "Como no me gustan que me cuenten milongas, yo tampoco las cuento. Así que me ciño lo más posible a la realidad", dice preguntada por la frontera entre los hechos históricos y las licencias de los novelistas.
La leyenda de la Peregrina relata las andanzas de esta joya a través de una miscelánea de escenas de palacio, conspiraciones de espías e incluso de maquinaciones de asesinos, así como de géneros literarios. Cada capítulo es una microhistoria en sí misma narrada desde distintos puntos de vista: una confesión de la dama de Margarita de Austria, esposa de Felipe III; un relato en primera persona del ayudante del castrato Farinelli o una inmersión en los pensamientos de la reina Victoria Eugenia de Battenberg, mujer de Alfonso XIII.
También discurren por las páginas del libro personajes como Nicolasito Pertusato, uno de los protagonistas de Las meninas —Velázquez inmortalizó la joya en varios de sus retratos de los miembros de la Corona— o la condesa DʼAulnoy. "Está considerada por los historiadores como la responsable de la leyenda negra por su libro Viaje por España. Pero ahí cuenta cosas curiosísimas, como que en la época de Carlos II la invitan a una fiesta y entra en un salón y todas las señoras están sentadas en el suelo, que es una costumbre que existía entre las clases altas tomadas de los árabes", señala Posadas confesando que ha querido construir su novela a base de ese tipo de pequeñas anécdotas.
La 'hermana menor'
La Pergrina permaneció en la Corona española hasta la invasión francesa. Pepe Botella, como hizo con buena parte del patrimonio histórico del país que reinó brevemente, expolió la joya. Luego se la regaló a Napoleón III para financiar su ascenso al trono y de este pasó a manos de unos ricachones ingleses. En 1914, unos joyeros de Londres avisaron a Alfonso XIII de que la espectacular perla había salido a la venta. "Cada vez que tenía una amante nueva, sentía cargo de conciencia y le regalaba a la reina Victoria Eugenia una joya esplendorosa. Tenía mucho interés en recuperarla pero le pareció muy cara. Compró otra y le dijo a su mujer que era la Peregrina", cuenta Posadas.
La sorpresa de Victoria Eugenia de Battenberg fue mayúscula cuando se enteró de que la verdadera Peregrina salía a subasta. Envió a su nieto Alfonso de Borbón a Nueva York para participar en la puja y recuperar la joya, pero el actor Richard Burton le ganó la partida.
Una serie de mudanzas y enredos rocambolescos que se incrementan al descubrir que la Peregrina tiene una especie de hermana menor, de nombre casi idéntico: la Pelegrina. "Es la perla que le regala Felipe II a María Tudor cuando se casan e Isabel I la devuelve a España cuando se muere su hermana", desvela la escritora. Esta joya también acabó en Francia, cuando la hija de Felipe IV contrae matrimonio con Luis XIV, el Rey Sol. Todas las monarcas galas hasta María Antonieta la lucirían. Sin embargo, con la Revolución francesa su pista se perdió hasta reaparecer en San Petersburgo, en poder de la madre del asesino de Rasputín. Dos tesoros únicos, dos historias de película.
Por cierto, cuenta Carmen Posadas en la nota final del libro que la Peregrina está en algún país árabe, según le confesaron con discreción desde la casa de subastas que la vendió en 2011. "Yo me pregunto quién comprará una perla que vale casi doce millones de dólares para que no la vea nadie. Es sorprendente, pero bueno, algún día reaparecerá", confía.