La ciudad de Pompeya, sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., sigue siendo una mina de conocimiento sobre la Antigua Roma. Los arqueólogos acaban de descubrir una pequeña habitación "en un estado de conservación excepcional" con tres camas de madera, probablemente pertenecientes a unos esclavos. La estancia ofrece un acercamiento a la vida diaria de los romanos sin precedentes, sobre todo al tratarse de personas que componían el escalafón más bajo de la sociedad, cuyas condiciones eran mucho más precarias.
El hallazgo se ha registrado en las excavaciones de Civita Giuliana, una villa suburbana de Pompeya, situada al norte de la ciudad, que se está investigando desde el año 2017 en su pars rustica, la zona de servicio y almacenamiento. Los lechos han aparecido en una estancia aledaña a la zona en la que se realizó el descubrimiento del excepcional carro ceremonial casi intacto con escenas eróticas y a donde aparecieron los cadáveres de los tres caballos con sus herrajes de bronce que probablemente tiraban de él.
Las camas eran unas tablas de madera toscamente trabajadas, que podían ensamblarse según la altura de quienes las utilizaran. Dos de ellas miden 1,7 metros de largo, mientras que la otra 1,4m, por lo que es posible que en ellas durmieran dos adultos y un joven que trabajaban como esclavos. Además, los catres estaban cubiertos con una malla de cuerdas que formaría parte del colchón de paja que los hacía un poco más cómodos. En la habitación, de unos 16 metros cuadrados, también se ha documentado un cofre de madera con objetos de metal y telas que los arqueólogos creen que podrían formar parte de los arneses de los caballos.
El equipo de investigadores ha sacado a luz una serie objetos personales escondidos debajo de las camas: varios recipientes para guardar pertenencias privadas, jarras de cerámica y un orinal. La habitación estaba iluminada por una pequeña ventana superior y no se han encontrado evidencias de haber tenido decoraciones en las paredes. Apoyado sobre uno de los lechos está lo que parece parte del timón que pudo dirigir el carro ceremonial descubierto a escasos metros. En una esquina se han recuperado ocho ánforas, lo que demuestra que la humilde habitación también se utilizó para el almacenamiento.
"Esta es una ventana a la precaria realidad de personas que rara vez aparecen en fuentes históricas que fueron escritas casi exclusivamente por hombres de la élite, y que corren el riesgo de permanecer invisibles en los grandes relatos históricos", ha valorado Gabriel Zuchtriegel, director general del Parque Arqueológico de Pompeya. "Es un caso en el que la arqueología nos ayuda a descubrir una parte del mundo antiguo de la que de otra manera conoceríamos poco, pero que, no obstante, es sumamente importante. Lo más llamativo es el carácter estrecho y precario de esta habitación (...). El verdadero tesoro aquí es la experiencia humana, en este caso de los miembros más vulnerables de la sociedad antigua, de la que esta sala es un testimonio único".
La villa de Civita Giuliana, a pesar de los grandes hallazgos que está brindando, ha sido víctima en los últimos años de la voracidad de los expoliadores. Dos de ellos, llamados Giuseppe y Raffaele Izzo, que han sido condenados el pasado mes de septiembre a más de tres años de cárcel, iniciaron una excavación clandestina desde el mismo jardín de su casa para saquear y destruir la villa a través de túneles paralelos a las edificaciones. Estuvieron a centímetros de descubrir la excepcional carroza ceremonial, y dos de dos de los lechos han aparecido dañados por las galerías que crearon para robar los frescos.
"Una vez más, una excavación nacida de la necesidad de proteger y salvaguardar el patrimonio arqueológico, en este caso gracias a una fructífera colaboración con la Fiscalía de Torre Annunziata, nos permite sumar una pieza más a nuestro conocimiento del mundo antiguo", ha asegurado Massimo Osanna, director general de Museos, exdirector del Parque Arqueológico de Pompeya e impulsor de las excavaciones en Civita Giuliana. "El estudio de esta sala, que se enriquecerá con los resultados de los análisis en curso, nos permitirá descubrir nueva e interesante información sobre las condiciones de vida y la vida de los esclavos en Pompeya y en el mundo romano".
La magnífica conservación del sitio gracias a quedar sepultado debajo de la lava del Vesubio ha permitido a los arqueólogos realizar moldes de yeso de camas y objetos en materiales perecederos hallados en la estancia que se abrirá al público próximamente, como se ha hecho con otros rincones de la ciudad recuperados en los últimos años, como el thermopolium, un restaurante donde se servían comida y bebida calientes y que conservaba unos frescos de gran riqueza.