La investigación se ha saldado con la detención de un hombre que ya ha pasado a disposición policial cuando trataba de vender el arma a un comprador. La falcata, fechada por los expertos entre los siglos III y II a.C., ha sido recuperada junto con más de 200 piezas entre las que se encuentran monedas, restos de cerámicas, puntas de flecha e incluso la punta de lo que parece un soliferrum, una jabalina habitual entre los guerreros de los pueblos prerromanos de Iberia.
Una publicación en las redes sociales fue suficiente para alarmar a los agentes de la Policía Nacional. El dueño de una falcata ibera —una espada de filo curvado, característica entre los soldados iberos— pedía información sobre el origen de un artefacto en perfectas condiciones a otros usuarios. Las fotografías mostraban una falcata completa, procedente de un expolio y adornada en su empuñadura con una cabeza de ave y posibles restos de plata en la hoja.
Tras varias gestiones policiales —y con el objetivo de confirmar la existencia de la pieza, determinar su ubicación y recuperarla— los investigadores consiguieron identificar a la persona que estaba ofreciéndola para su venta, resultando ser un ciudadano español con residencia en una localidad de la provincia de Jaén, según ha informado la Policía Nacional en una nota de prensa. El vendedor ha sido detenido bajo los cargos de delito contra el patrimonio histórico y otro de apropiación indebida de más de doscientos objetos en su colección.
La rareza del hallazgo, así como su estado de conservación, eleva aún más el valor del arma, al existir pocos ejemplares que conserven su filo intacto. Tras la muerte del guerrero que la portaba, la costumbre dictaba que la hoja debía curvarse a golpes, impidiendo que otros la usasen. Sin embargo, la falcata intervenida no había sido modificada, conservando su estado original y su relevancia arqueológica.