Un nombre por encima de todos. Una persona más que el resto. Un recuerdo protagonista de la primera jornada de la LXIV edición del Premio Planeta, el de José Manuel Lara, fallecido el pasado enero y gran ausente en el galardón que concita todas las atenciones de la crema cultural. “He nacido y he crecido con el Premio Planeta. Es la primera vez que vengo a una rueda de prensa y la primera vez que vengo al Premio sin mi padre. Me imaginaba que todos vendríamos con una frase en la cabeza que dijo hace tres años: “Si Cataluña se independizara, Planeta debería irse a Madrid”, ha recordado su hijo, José Lara García, consejero delegado de la empresa. “Mi padre se significó de una forma muy clara hace ya mucho tiempo y no soy quien para rectificarle. Pensamos exactamente lo mismo que dijo en 2012”.
“Nuestra voluntad, desde el punto de vista empresarial, es inequívoca”, matizó José Crehueras, actual presidente y mano derecha durante 20 años de José Manuel, que informó de un beneficio de 110 millones de euros en 2015. “Las cuentas nos han ido bien y hemos bajado algo de deuda”, reconoció. Y destacó la “extraordinaria capacidad estratégica” de Lara, “una buena persona y transparente”, “tan grande físicamente como bueno”. “Supo enfrentarse a la muerta con entereza. La lección que me llevo es su capacidad emprendedora. Mañana habrá un Premio Planeta para mi padre”, añadió su hijo.
El máximo responsable del gran Grupo quiso recordar la cercanía que mantenía con los escritores, a pesar de su agenda: “José Manuel fue muy amigo de sus autores, para los que siempre tenía cinco minutos para hablar con ellos”.
En la mesa estaba Fernando Delgado, escritor y jurado, que vinculó la figura del gran capitán con el clima de “convivencia y tolerancia, sin cobardía, que es el que necesita la España actual”. “Muchos rojos tuvo a su alrededor y mucho se entendió con todos ellos, en la comprensión y en la apertura”. Rosa Regás se había referido antes precisamente a esa mentalidad abierta del empresario, que le hizo capaz de tener “un imperio en el que cada uno puede decir lo que quiere, desde los extremos, desde la Editorial Crítica al periódico La razón”. De ahí que la autora -su “escritora roja favorita”- subrayase de José Manuel Lara una “ideología perfecta y sólida, que le permitió respetar todo”.
La ausencia también fue notable en el turno de palabra del nuevo presidente, que no cargó con la bravura con la que entraba el anterior en asuntos como la piratería. Se limitó a decir que “deberíamos pedir al Gobierno medidas más contundentes”, dejando constancia del nuevo perfil de la cúpula de la empresa: ya no hay un editor al frente. También quiso lanzar unas palabras en favor de las librerías y pidió para ellas una “urgente” ley de protección. Habló también de los estudios del CIS para referirse a los hábitos de lectura del país. Y cerró con una defensa del libro en papel, porque el digital no llega a pasar del 10% de lectores. “El papel resiste, el papel tiene salud”.
Por último -antes de que el editor Emili Rosales apuntara la tendencia al realismo en “los originales recibidos”- se dirigió a todos los periodistas presentes para agradecer la atención: “Hemos logrado vender 41 millones de libros acumulados. En cada hogar español habría dos premios Planeta. Nuestros objetivos los conseguimos todos. Gracias a vosotros, la prensa, que convertís el libro en noticia por un día. Éste es el hito más importante del libro”.