"A Rajoy le gusta el poder por el poder, pero no para hacer algo"
Jiménez Losantos presenta su último libro en un acto al que también acudió el director de EL ESPAÑOL.
16 diciembre, 2015 03:14“¿Quién es Mariano Rajoy? No lo sé y lo que es más, no me importa. Lo que no me da igual es lo que ha hecho en la política española”. Así ha presentado el presidente de Libertad Digital, Federico Jiménez Losantos, su nuevo libro, Los años perdidos de Rajoy, en la Biblioteca de la Asociación de Prensa de Madrid. En este evento también han participado el director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, el del periódico El Mundo, David Jiménez, y los columnistas Raúl del Pozo y Alfonso Ussía. Los cuatro periodistas han abordado un tema especialmente relevante a menos de una semana de las elecciones: la figura de Mariano Rajoy y su gestión al frente del Gobierno.
Para Pedro J.Ramírez, antes de ser el sucesor a la Presidencia de su partido, Rajoy “era como el secretario de la redacción: “El secretario es el que se ocupa de los vales de comida y de las colaboraciones”. El director de EL ESPAÑOL conoció al candidato del PP a principios de los 90 y recuerda que, de los colaboradores de Aznar, él era la figura administrativa: “Era la persona que llevaba la tienda. Le tenían ahí para las labores domésticas”.
Ramírez afirma que, como tantas veces pasa en España, el hombre que llevaba la tienda terminó siendo el sucesor del partido: “Ha habido quien ha entrado de administrativo para llevar las facturas en la sede del partido y ha terminado siendo presidente de una comunidad autónoma. Así es la política en España”.
El director de EL ESPAÑOL suscitó varias carcajadas entre la audiencia al sugerir que en la portada de Los años perdidos de Rajoy, en la que puede verse al presidente junto con el apóstol Santiago, la verdadera estatua es el candidato del PP: “Yo a Rajoy le conozco bien. Sé muy bien cómo es esa escultura que está al lado del dinámico apóstol Santiago en la portada. La capacidad de liderazgo político está en el santo y no se entiende muy bien por qué habéis puesto la estatua de cera de ese señor al lado”.
Losantos no fue menos crítico con el jefe del Ejecutivo: “Mariano Rajoy tendría que haber dimitido por los SMS a Bárcenas, pero en vez de salir Mariano de la presidencia saliste tú de El Mundo”, dijo a Pedro J. Ramírez. El presidente de Libertad Digital afirmó que los políticos buscan el poder para hacer cosas, pero "a Mariano Rajoy no le gusta nada ni le gusta hacer nada; sólo le gusta el poder, pero no porque quiera hacer algo”, ha afirmado el periodista.
Losantos también criticó a Pedro Sánchez por su inmovilidad ante la corrupción. "La persona que no ha movido un músculo, ni siquiera ante la reciente denuncia de que la trama Púnica pagó la campaña que encumbró a Tomás Gómez, y cuyo mismo partido ha hecho de Andalucía un cortijo de corrupción, no tiene una gran entidad moral para llamar al otro ladrón", dijo refiriéndose al debate entre Sánchez y Rajoy.
Alfonso Ussía también ha reprochado al presidente su inactividad. “Le ha faltado capacidad de reaccionar. Con una mayoría absoluta no se ha atrevido a hacer nada, especialmente en lo referente a Cataluña”, ha declarado el columnista. Para Ussía, Rajoy ha decepcionado por ser titubeante y por rodearse de mediocridad: “Se ha valido de personas de segunda y tercera categoría”.
Pedro J. Ramírez ha afirmado que, además de estas decepciones, la cuestión que no tiene vuelta de hoja es la corrupción: “Como planteó Sánchez en el debate [en referencia al cara a cara entre el presidente del Gobierno y el líder socialista], la decencia política ha quedado claramente vulnerada en el caso de Rajoy al haber encubierto la corrupción, no ya para favorecer a su partido, sino para favorecerse a sí mismo”.
El director de EL ESPAÑOL mencionó una conversación que tuvo con Nick Clegg, ex dirigente de los Liberal Democrats, como ejemplo de que este comportamiento hubiese sido impensable en Reino Unido si David Cameron hubiese mandado los SMS que envió Rajoy: “Como me decía el señor Clegg, el primer ministro británico no habría resistido ni unas pocas horas en el cargo, y los primeros que habrían pedido la dimisión del ministro habrían sido los dirigentes de su partido y los editores de los periódicos más cercanos al partido conservador”.