Julio de 2015, reunión en la Secretaría de Estado de Cultura. A la mesa se sientan los 19 jefes de servicio de las bibliotecas de las comunidades autónomas, junto con Concha Vilariño, Subdirectora General de Coordinación Bibliotecaria (SGCB), e Isabel Cuadrado (jefa de área de planificación de la SGCB). Vilariño hace una presentación del panorama del préstamo digital dos años después de la puesta en marcha de la plataforma eBiblio. La responsable de la política bibliotecaria informa, entre otras cosas, de que en 2015 se destinarán 600.000 euros a la adquisición de licencias.
Tras avanzar la cifra, Vilariño aclara que el conjunto de las licencias de los 6 lotes de la licitación de 2015 serán todas en lengua castellana. No hay cabida para libros escritos en alguna de las lenguas cooficiales del Estado español. Excusa que la decisión la toma por motivos presupuestarios. “La limitación del presupuesto asignado para la adquisición de licencias supone un 54% menos de contenidos adquiridos en 2013”, fecha del primer concurso de arranque del proyecto eBiblio.
Los responsables del Ministerio dicen que sólo comprarán en castellano por la escasez del presupuesto y por la falta de población bilingüe en el proyecto
Sin dinero, no hay derecho al plurilingüismo que marca la Constitución en el artículo 3.3: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”. En el propio Plan Estratégico de la Secretaría de Estado de Cultura -su carta de objetivos políticos para 2012-2015- se incide en “dar normalidad al uso de las lenguas oficiales del Estado en los centros públicos estatales”. Este principio tampoco se ha cumplido.
La reunión continúa, como se puede leer en las actas de la jornada, y Vilariño aclara que, como consecuencia del recorte drástico de los presupuestos de uno de los proyectos estrella de la Secretaría de José María Lassalle, el segundo año de vida sufrirá una considerable disminución de títulos y licencias. Ebiblio pasa de los 1.388 títulos y 200.000 licencias a 486 títulos y 92.000 licencias.
Sin dinero, sin lenguas
Con la justificación de la merma económica y los datos estadísticos del INE sobre la mesa, Isabel Cuadrado y Concha Vilariño indican que “en base a la escasez del presupuesto de este año y el estudio del porcentaje de población bilingüe en las comunidades autónomas participantes en el proyecto, el Ministerio de Educación Cultura y Deporte ha tomado la decisión de mantener el mayor número de títulos adquiridos este año en lengua castellana”.
Interviene Carme Fenoll, jefe de servicio de bibliotecas de la Generalitat de Cataluña, para que conste en acta que las reiteradas peticiones por parte de la Generalitat y otras comunidades autónomas bilingües sobre la necesidad de que el Ministerio adquiera licencias que incorporen a las colecciones títulos en otras lenguas oficiales del Estado. Se queja porque las adquisiciones de ejemplares en el resto de lenguas oficiales del Estado siguen sin atenderse.
Fenoll advierte que la ausencia de títulos en catalán adquiridos por el Ministerio puede ser motivo de que Cataluña abandone el proyecto en un futuro
A la crítica se suman los jefes de servicio de bibliotecas de Galicia y Comunidad Valenciana. La responsable gallega subraya que los usuarios de su comunidad están tomando en préstamo más obras en gallego que en castellano. Y Fenoll advierte que la ausencia de títulos en catalán adquiridos por el Ministerio puede ser motivo de que Cataluña abandone el proyecto en un futuro. El resto de las comunidades pide a Cataluña que no abandone el proyecto.
De hecho, el País Vasco nunca formó parte del proyecto eBiblio y montó su propia plataforma de préstamo digital (eLiburutegia). “Queríamos hacer una plataforma propia que tuviera el euskera siempre en préstamo. De 11.000 títulos en total, 1.600 son en euskera”, explica Francisca Pulgar, responsable de la plataforma. “Todo lo que se publica en euskera lo tenemos. Nuestra política es comprar más títulos y menos licencias”. En eBiblio, un vasco que viva lejos de su comunidad no puede leer en euskera. Lo mismo que los catalanes, los gallegos, los valencianos, etc.
Bilingüismo bajo cero
Vilariño desmonta su argumento y, ante la oposición del resto de comunidades, promete para los nuevos presupuestos que “estudiará la incorporación de títulos en otras lenguas oficiales del Estado”. Asegura que la adquisición de los títulos comprados aumentará. Sin embargo, como ha publicado el BOE recientemente, el presupuesto asignado a la compra de contenidos de 2015 repercute en 2016. Es la consecuencia del retraso provocado por el recurso interpuesto por Libranda contra el Ministerio, por retirarle la licitación de la gestión de eBiblio y concedérsela a Odilo.
Tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL por fuentes de la Subdirección, en 2016 se “limitará de manera notable la disponibilidad económica que teníamos prevista para una posible contratación de nuevos contenidos”. En lo que llevamos de 2016 ya se han comprado el 75% de los contenidos, de nuevo no hay más lengua que la castellana entre ellos.
En 2015 también se había destinado 700.000 euros para la licitación de la compra, pero no se pudo ejecutar
Desde la Secretaría de Estado de Cultura se informa a este periódico que “en 2015 también se había destinado 700.000 euros para la licitación de la compra, pero no se pudo ejecutar”. “En 2016 se destinarán 700.000 euros para comprar 92.000 licencias, para 486 títulos. Esta adquisición es sólo de obras en castellano, sin embargo se está trabajando para adquirir en los próximos meses algunos títulos en lenguas cooficiales que estén a disposición en toda la plataforma. Se están buscando ofertas para ello”, aseguran. Lo cierto es que no se contempló su adquisición ni en la compra inicial de 2013. No se puede leer nada más que en castellano.
Difusión en precario
Como asegura uno de los responsables de las 52 bibliotecas estatales dependientes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, desde 2012 la inversión en compra de fondo de novedades ha quedado congelada. Así que no habrá ejemplares ni en castellano ni en ninguna otra lengua.
Vilariño también aseguró en julio de 2015 que en 2016 encargaría un informe para estudiar el perfil del usuario que utiliza el servicio, pero tampoco se ha llevado a cabo. El 1 de julio de 2015, con un año de existencia, se realizaron 142.154 préstamos y 38.486 usuarios. La subdirectora pidió a todas las comunidades autónomas que realizasen “un esfuerzo en la difusión del servicio para que aumente su uso a través de campañas”.
En la presentación de la iniciativa, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, aseguró que supondría “el fomento de la comunicación cultural entre las diversas comunidades autónomas, considerando así la cultura no sólo como un deber, sino como una atribución esencial recogida en el artículo 44 de nuestra Constitución”. Se comprarían 200.000 licencias de 1.500 títulos. “Nuestro propósito es extender al ámbito nacional el servicio de préstamo de libros electrónicos y mejorar las posibilidades de acceso a los ciudadanos a la información y la cultura y aumentar la diversidad de contenidos”. Dos años más tarde, las lenguas cooficiales siguen sin aparecer entre las compras.