Liliana empezó a colorear de forma casual. Es periodista y, un día, una editorial mandó a su redacción unos volúmenes que invitaban a unir puntos, a teñir bosques, a pintar texturas de animales y flores -como uno mismo de pequeño, afanado, empuñando las ceras-. "Había muerto un hijo mío hacía poco tiempo y tenía problemas para conciliar el sueño. Una de las láminas que recibimos ayudaba a dormir y me la llevé a casa, por probar, porque me parecía algo bonito".
Cuenta que entonces acudía a una psicóloga especialista en duelo, se lo comentó y ella la secundó: "Me dijo que se utilizaba mucho como método de relajación, para desconectar del foco principal de atención y dedicarte a otra cosa, conseguir calma. Entonces lo hice: por las noches me ponía a colorear, y funcionaba", sonríe. "Aunque claro, en el fondo ya no sabes si se debe a eso o al paso del tiempo...".
Sirve para dedicarse un rato a una misma, para estar concentrada por una vez en algo que haces para ti: muchas veces, la vida nos arrastra
Explica que hay quien colorea con música de fondo, pero que ella lo hace con la televisión encendida. "Me pongo un rato y lo hago con lápiz, porque su sonido al rozar con el papel también es relajante. También me contaron que usar ciertos colores también ayuda, pero en eso soy un poco escéptica".
Rellena con cuidado mandalas, formas geométricas, elementos naturales. Dice que sirve "para dedicarse un rato a una misma, para estar concentrada por una vez en algo que haces para ti": "Muchas veces, la vida nos arrastra y no nos permite encontrar un huequito para pensar en nosotros".
El papel vive
Según los datos de Kempton Mooney -asesor de la auditora de ventas Nielsen BookScan- y la confirmación de The Association of American Publishers (APP) -que incluye las ventas de más de 1200 editores norteamericanos-, las ventas del libro electrónico en EEUU han caído un 12,7% en 2015: mientras, el papel no sólo resiste, sino que avanza lento y seguro. En el mismo año se vendieron un 2,8% de ejemplares más que el año anterior, acumulando un total de 577 millones de euros. Lo más curioso es que, en palabras de Mooney, es muy posible que el crecimiento de libros impresos en EEUU se deba a "la extraordinaria popularidad de los libros para colorear para adultos".
En palabras de Mooney, es muy posible que el crecimiento de libros impresos en EEUU se deba a "la extraordinaria popularidad de los libros para colorear para adultos
Aquí el boom editorial para niños grandes: este fenómeno arrancó en 2012 en Francia, se extendió por Europa para estallar en Reino Unido -donde cinco de los diez libros más vendidos son para colorear- y acabar rebotando en EEUU -donde ocupan el quinto puesto en el ránking-. Estos datos, que han repicado en España pero no a las mismas cotas que en el extranjero, están reforzando la trinchera del papel. Aina Otero, de MTM Editores, relata a este medio que ellos ya publicaban "este tipo de libro interactivo desde 2001", pero que entonces el perfil del consumidor era más específico: "Personas aficoinadas al arte, a la autoayuda o a la meditación".
Sin embargo, en 2012, recibiendo la oleada del éxito exterior -y teniendo a sus espaldas una colección de 70 títulos que funcionaban eficazmente-, compraron los derechos de El jardín secreto y El bosque encantado, de Johanna Basford, la reina escocesa del best-seller que se pinta y colorea. "Al principio funcionaban muy bien, como el resto de libros especializados que teníamos, pero fue hace un año cuando empezaron a despegar: han tenido un éxito fuera de lo común para nuestra trayectoria de editorial independiente".
Descansar de las pantallas
Los perfiles también se han ido ampliando: "La gente ha encontrado en esta actividad una manera de acordarse de sí mismos, de rescatar sus recuerdos y experiencias infantiles, de distanciarse de ordenadores, teléfonos, ipads... de tanta pantalla", reflexiona la editora. "El ebook es muy útil para libros de divulgación o técnicos que necesitas ir actualizando cada tanto, pero si te gusta leer, o si te gustan los libros y las ilustraciones, tienes que regresar a la textura del papel, al color, al usar toda la mano, no a solucionarlo todo con un dedito".
Otero opina que este movimiento responde "al estrés, a los horarios imposibles, al ajetreo... inconscientemente, intentamos encontrar un instante en nuestro día que vaya en contra del capitalismo en ese sentido, que no sea nada productivo". Claro que nuestro sistema económico tiene algo de pescadilla que se muerde la cola: incluso cuando se quiere esquivarle, colarse por una de sus grietas y contradecirle, se acaba no sólo cayendo en él, sino engordándole.
En este caso, resulta irónico que la búsqueda de una actividad revolucionaria -¡Como crear belleza, dar color! ¡Para nada! ¡Sólo por deleitarse, por pensar en otra cosa, por escapar de las exigencias de lo útil!- termine fomentando el capitalismo en forma de ventas desproporcionadas de libros para colorear. En bucle.
Intentamos encontrar un instante en nuestro día que vaya en contra del capitalismo en ese sentido, que no sea nada productivo
La experta editorial de uno de los mayores bestsellers mundiales en este tipo de volúmenes añade que fue el psiquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung -pieza clave del estudio del psicoanálisis- "el primer occidental en el ámbito de la psiquiatría que empezó a trabajar con mandalas": "Con ellos detectó que, cuando sus enfermos psicóticos tenían un brote y dibujaban mandalas, se relajaban automáticamente", detalla. "Además, los mandalas son figuras arquetípicas del imaginario colectivo de toda la humanidad: igual están en la India que en los rosetones del modernismo, son una manifestación artística de todo el mundo".
Creatividad
El viñetista Forges fue el pionero en nuestro país en el coloreo de adultos: en 2014 publicó con Espasa Coloreitor, un libro antiestrés prologado por el reconocido psiquiatra Luis Rojas Marcos, que detalló en su día que esta actividad "lleva a la quietud y al orden, porque para el color hace falta un orden mental" y que es "un remedio novedoso y muy eficaz contra el estrés". El psicólogo, educador y periodista Jaumes Funes Artiaga explica a EL ESPAÑOL que el ejercicio se centra en tres partes: una, "la concentración de la atención, que modela la actividad cerebral", dos, "la creatividad; ya que no hay un color preconcebido, sino que lo elaboras tú, y tiene que ver con las ganas de expresarte", y tres, "la facilidad, ya que si todo el mundo pudiera pintar acuarela u óleo sería mejor, pero la mayoría de las personas no dominan esas técnicas".
Verónica Fajardo, editora de Ediciones B, también ha publicado varios libros exitosos para colorear, como Arteterapia. "Empezamos con ese hace dos años y lo publicamos como hacían en Inglaterra: con formato grande, tamaño de página A4, formato cartón y muy bien precio: recuerdo que estaba entre 10 y 12 euros por 128 páginas para colorear", explica. Eso sí: después de mucho experimentar, han descubierto que "hay una gran saturación en el mercado, y casi todos estos libros tienen en común que son muy sencillos", así que "estamos preparando algunos más complejos, con puntos para unir hasta llegar a 1000 y formando figuras con mucho detalle o proponer colorear siguiendo unas pautas de lógica numéricas". Claro que "una vez que empiezas, no puedes parar; tiene algo de adictivo".
Hasta orgías se pueden colorear ya si se quiere. Véase Suruba para colorir, de la arquitecta y editora independiente Bebel Abreu, que diseñó estas anatomías para romper tabúes e invitar a los usuarios a que hagan más el amor. Cuerpo o mente, qué importa. La clave aquí es dejarse ir.