Los libros que quisieron cambiar el mundo en 2016
Ni una gota de ficción: pura y cruda realidad sobre la que escribir, reflexionar y denunciar. Títulos que reclaman resistir a los tiempos y no caducan.
15 diciembre, 2016 00:39Hay libros que interpelan, libros de los que no se puede escapar. Hay autores que escriben para corregir, para resistir y para devolver la esperanza en un mundo posible, a pesar del que vivimos. Son el disparo en medio del concierto, el golpe sobre la mesa del consenso. Títulos que se sorprenden y se retuercen contra la mirada que asimila la anormalidad como hábito. Este año que acaba hay muchos ejemplos editoriales que nacen para rompen con el monopolio del saber, que no aceptan rebajas y se comprometen con todo menos con el conformismo.
Ética para el supermercado
Fuera de clase (Galaxia Gutenberg), de Marina Garcés es un vademécum filosófico para sobrevivir al dictado de la actualidad, que confirma la crisis ética. Filosofía sin altares. Filosofía sin élites. Íntima, colectiva, pública, singular, irreductible. Filosofía para todo el mundo.
El sexo pendiente
Marta Sanz ha publicado Éramos mujeres jóvenes, un ensayo sobre otro asunto sin resolver en el paso de la dictadura a la democracia española. Duda si las mujeres quedaron liberadas de los tabúes o el sexo se convirtió en algo comercial. “Conceder la palabra a las mujeres es un acto de justicia que repara el silencio y la invisibilidad”.
Los nuevos héroes
“La insumisión es a la vez resistencia y afirmación”. Insumisos (Galaxia Gutenberg) es un ensayo en el que Tzvetan Todorov reconoce el valor de la actitud de ocho personas que se negaron a someterse a las injusticias del sistema. Nelson Mandela, Borís Pasternak, Aleksandr Solzhenitsyn, Malcolm X, Etty Hillesum, Germaine Tillion, David Shulman y Edward Snowden. Mal: sólo una mujer.
En la piel del migrante
Flaviano Bianchini lo ha vivido para contarlo, no para preguntarlo. Y lo ha escrito y lo ha publicado: El camino de la bestia (Pepitas de calabaza), donde simula ser un inmigrante que escapa de EEUU desde México. Un infierno que duró 21 días. “El dolor no tiene identidad ni pasaporte”.
Leer sin prisa
Para que no se obstruyan las arterias hay que leer con calma y beberse los aforismos de Azahara Alonso, en Bajas presiones (Trea). Alta pasión por el pensamiento brillante en píldoras. Son un tratamiento de choque contra los lugares comunes, que deslumbran los tópicos: “Un aforismo da sombra de bonsái”.
No estamos a solas
Y la novela gráfica se comprometió. Aquí vivió. Historia de un desahucio (Nube de tinta, PRHM) es una obra de Isaac Rosa y Cristina, en la que relatan desahucios, abusos y el apoyo de la comunidad a los más desfavorecidos. En una de las viñetas: “No somos culpables de lo que nos pasa y que no nos vamos a quedar en la calle si luchamos todas juntas”.
Abajo el éxito
Para dimitir de uno mismo y hacer un corte de mangas a todo lo demás. Y dejar de estar a la altura de las exigencias propias y ajenas. Instrucciones para romper y tomar aliento. Un libro imprescindible: Desaparecer de sí (Siruela), de David le Breton.
Paraíso o lucha obrera
José Luis Pardo hurga en la herida podemita en Ensayos del malestar (Anagrama), donde explica por qué los intelectuales comunistas occidentales se quedaron sin referentes para su “sujeto revolucionario” porque “la clase obrera, debido al bienestar, se había convertido mayoritariamente en clase media, el sector más aborrecido por todo buen revolucionario”.
Machos condescendientes
Los hombres me explican cosas (Capitán Swing) es un libro feminista escrito por una mujer para otras mujeres, que deben leer los hombres. Rebecca Solnit desmonta la postura arrogante y condescendiente de ellos: “Han pisoteado a muchas mujeres”. “Es una guerra a la que se enfrentan las mujeres cada día”.
Artículos perennes
He aquí la prehistoria articulista de Rafael Sánchez Ferlosio, que revela el genio gramático extraordinario. Gastos, disgustos y tiempo perdido. Ensayos II (Debate) es un compendio a releer para entender que pocas cosas han cambiado desde que empezó a publicar sus piezas periodísticas.
Destruir tu cuerpo
Una carta a su hijo. Racismo, desigualdad y activismo. Ta-Nehisi Coates denuncia en su crónica Entre el mundo y yo (Seix Barral) cómo hombres que se creen blancos matan con impunidad a hombres de cuerpos negros. “Nunca he creído que vaya a ir bien”, escribe en esta carta sin consuelo.
El colapso europeo
Cómic, libro de fotoperiodismo, reportaje o todo, La grieta (Astiberri), de los periodistas Carlos Spottorno y Guillermo Abril, es un intento de dar a conocer, a través de fotografías encajadas en viñetas, la crisis en las fronteras europeas. Han encontrado las fallas en las que los derechos humanos de los refugiados chocan con los intereses de las naciones.
La filosofía para el pueblo
El filósofo anarquista Michel Onfray presenta Cosmos. Una ontología materialista (Paidós), la obra que pretende hacer que la filosofía sea popular. Aborrece las grandes palabras, que se levantan como un muro entre el lector -el ciudadano- y el conocimiento. Su padre le enseñó que la “auténtica sabiduría” es una práctica, no una teoría.
El canto de los oprimidos
“Jesús no era un poeta, sino un profeta, por lo que tenía el derecho de amenazar a los opresores. El poeta canta a los oprimidos”, responde Erri de Luca a este periódico por su poesía reunida, cargada de propósitos y acusaciones. De Luca ha evitado transformarse en un bonito mueble de salón, es más un sofá incómodo que clava las costuras y los muelles.
Un antisistema de libro
James Rebanks es un pastor de la Inglaterra profunda al que no le importa ese éxito que se consigue a través de la educación, la ambición o la ostentación de logros profesionales. Es un antisistema de libro, una inspiración para Podemos: repudia a las comunidades industriales modernas porque están obsesionadas por "ir a alguna parte" y "hacer algo en la vida". En La vida del pastor (Debate) cuenta cómo es un año cuidando ovejas. Se enfrenta a la idea moderna de que pertenecer a la esfera local y desarrollar un trabajo físico... no tiene mucho valor. Eso sí: la lucha la hace a fuerza de tuits.