“Las grandes ideas entienden poco de fronteras y no se inhiben cuando se acercan a ellas”. Así acaba el “científico distraído” Jorge Wagensberg (Barcelona, 1948) su último ensayo: Teoría de la creatividad. Eclosión, gloria y miseria de las ideas, publicado por Tusquets. No es un libro de autoayuda, avisa, porque no hay consejos. Es una clasificación de las ideas y un análisis de lo que necesita la creatividad para florecer por encima de la mediocridad, escrito por alguien que se dedica a la ciencia y el pensamiento desde hace más de 40 años. Conversación, crítica y libertad, esa es la fórmula del éxito, el “microclima” en el que vuelan las ideas.
Parece fácil, pero ¿por qué no son más frecuentes?
La diferencia entre un país que funciona y otro que no es esa, la cantidad de mediocridad.
¿A más mediocridad, menos ideas?
Claro. Un país puede soportar un determinado kilo de mediocres por metro cuadrado. Por encima de eso, el país se va a pique.
¿Por qué unos países progresan más que otros?
Primero, menos de la mitad de los ciudadanos del planeta vive en un régimen democrático. Y si no es un país democrático, la idea no puede progresar porque el que tiene ideas es un peligro. La diferencia entre un país que funciona y otro que no es que las ideas encuentren cauce para continuar su camino. Hay países minúsculos con una investigación potente, que han hecho de su país una gran economía.
¿España es de los que progresa o necesita progresar?
España tiene un problema muy grave: la corrupción. España tiene un problema de corrupción tremendo que hay que resolver. Es mucho más grande de lo que la gente se cree, porque España sigue votando corrupción.
¿Por qué ocurre esto?
Es la prueba de que el proyecto no es tan importante como el beneficio que uno puede sacar del proceso. Desanima mucho que el partido que preside el Gobierno, atestado de corrupción, no le hace mella. Y lo peor es que otros partidos le ayudan a gobernar y no le castigan.
¿La falta de apoyo a la investigación también es Marca España?
España sigue siendo el farolillo rojo en Europa en la inversión del PIB que dedica a la investigación. Es un problema. En tiempos de crisis es cuando más se debe favorecer a la investigación.
¿Las ideas y la creatividad no es prioridad en la política?
En política suele ocurrir que el mediocre considera que el proyecto es suyo y todo se decide si beneficia al mediocre, no al proyecto. El creativo es el que pone en el centro del debate y de los intereses al proyecto. En ese caso, todas las ideas llegan para que progrese el proyecto, no el mediocre. Lo importante es el proyecto y no quién se apunta la idea.
Quizá falta tradición.
Unamuno dijo esa frase horrible: “Que inventen ellos”. Era otra época. Ortega y Gasset se le plantó y discutieron, pero Unamuno siguió repitiendo la frase. Un pueblo que decide que no va a crear conocimiento es un pueblo que entierra su destino.
¿Cómo sé que soy un mediocre?
La mediocridad es creer que se puede sobrevivir sin ideas o con las mismas ideas. La mediocridad es una elección. Uno no nace mediocre, sino que decide serlo. Eres un mediocre cuando las ideas no tienen un valor prioritario para ti.
¿Cómo se da cuenta uno de que está faltando a la idea?
Porque uno se expresa en contradicciones. Cuando aparece una contradicción es que hay una idea de menos, una idea que hay que buscar. Si caes en contradicción, falta una idea.
¿Es contradictorio tener ideas y ser creyente?
Un misterio religioso es una paradoja de vacío, una contradicción es una paradoja entre la acción y el pensamiento. El misterio siempre se puede resolver si eres un ciudadano racional, pero esto en las religiones no se pretende. Un ciudadano racional acepta el misterio, pero para resolverlo.
¿La creatividad siempre brilla?
Creatividad ha habido siempre, pero hay épocas esplendorosas como ocurre en la Ilustración o en el Renacimiento o la Viena de los años veinte. Sólo hay que tener conciencia de que todo empieza con las ideas y de que son prioritarias. Una sociedad o una empresa en la que la conversación es difícil, es una empresa decadente desde el punto de vista creativo, porque presenta dificultades.
Vivimos en una era de creativos, pero ¿somos brillantes?
El riesgo es confundir el concepto de idea con la brillantez. Ideas hay en todas partes, pero no quiere decir que todas sean buenas. Un artesano, en cada golpe de martillo está creando. Es una persona creativa.
¿Las ideas nos hacen mejores?
Para mí, la salud mental depende mucho de lo colmada que esté la satisfacción creativa de una persona. La insatisfacción creativa provoca un desequilibrio mental. La mente está para trabajar el mundo de las ideas. Si se seca, el individuo empieza a sufrir. Si se decide que no se gana dinero con las ideas y se abandonan, empiezan los fracasos.
¿Las ideas no son rentables?
El vicio de la sociedad actual no considera rentable dedicarle tiempo a las ideas. Somos evaluados por los criterios de eficacia y eficiencia, en los que la idea no tiene cabida. Somos piezas de un engranaje en el que domina la mediocridad. Cuando estás en un ambiente mediocre no tienes ideas, porque nadie espera que las tengas. Se considera más rentable cazar, copiar, secuestrar cualquier idea antes que cultivarla, buscarla, perseguirla.
¿Algún ejemplo?
La novela best seller es una idea de éxito a la que se le trata de sacar el máximo partido. Es una idea que ya ha tenido éxito y que se adapta una y otra vez, en lugar de contrastarla con la nueva situación, por si hay una idea mejor.
¿En las empresas también?
Una empresa que no funciona es aquella que sólo gestiona las ideas, pero no las busca ni las discute. Esto tiende a un individualismo paranoico. Cuanto más circulan las ideas en una sociedad, mejor. Hay que tener una idea, darse cuenta de que es buena y convencer a los demás. Hay mucha gente que tiene ideas, pero no se da cuenta de la trascendencia que tiene y la olvida. Es importante que haya generosidad en el mundo de las ideas, porque puede que sea otro el que se de cuenta de una idea buena del otro. Lo importante de convencer a los demás para tener los recursos para trabajar esa idea. Una sociedad que progresa es una sociedad creativa.
¿Entonces una ley de propiedad intelectual impide la generosidad de ideas?
Ese es un tema delicado, porque si hablamos de las farmacéuticas que hacen esfuerzos muy grandes para crear un medicamento, si queda liberado es injusto que pierda su beneficio. Pero hay muchas maneras de amortiguar esa situación.
¿Las ideas pueden ser morales?
Las ideas que sirven para convivir en el mundo son tan importantes como la tecnología. El maltrato animal o el derecho de las mujeres no han sido resueltos en el siglo XXI y no podemos esperar que sean los poderes económicos los que lo resuelvan.
¿En qué necesita progresar el progreso?
¿Cómo es posible que haya paraísos fiscales todavía? Si sólo sirven para blanquear el dinero de cosas inmorales, ¿por qué no lo prohibimos ya? El progreso moral existe.
¿Y quién lo fomenta?
Conservar la moral es contradictorio, por eso los conservadores nunca influyen en los grandes cambios. La abolición esclavitud no fue una consecuencia de asociaciones que velaban por la moral. El que cambia la tradición es alguien de fuera y es alguien que usa la razón, no el conservador.
¿A mejor educación, mejores ideas?
La educación influye, pero la educación que domina en nuestras sociedades no favorece la creatividad. Lo más importante para una vida creativa es el sentido crítico, que no existe en la enseñanza actual. No se evalúa a una persona por su sentido crítico sino por cómo reproduce lo aprendido. En cambio, una escuela creativa es una escuela en la que se conversa. Por eso una clase no puede tener más de 20 alumnos. La élite creativa es la que los maestros no examinan a sus alumnos, sino los que dialogan con ellos.
¿Conversar mejor que imponer?
Si mides la conversación en la enseñanza media va del profesor al alumno, pero no en sentido contrario. No está prevista la interpelación en sentido contrario. En las aulas no hay una evidencia directa de la realidad. Los malos profesores no enseñan: transmiten trabajo al alumno. No hay conversación, no es una manera de enseñar. Una persona creativa es una persona que practica la conversación.
¿Alguna idea para hacer de las aulas un lugar de las ideas?
Creo que habría que salir una vez a la semana a recoger los estímulos de la realidad. Pero se considera un sacrilegio salir de la clase a ver trabajar a un herrero, a la naturaleza, a un museo, a cualquier cosa. Y la comprensión. Comprender no es describir, como todavía ocurre en la mayoría de las aulas. Comprender es buscar qué hay de común entre realidades parecidas, pero diferentes.