Begoña Villacís, ¿nuevo icono feminista de la novela política?
La escritora María Ángeles López de Celis, secretaria de todos los presidentes de este país salvo Mariano Rajoy, publica el libro 'La diputada', una curiosa reivindicación del feminismo en política: "El feminismo ya no tiene que reivindicar la igualdad, sino la justicia".
2 marzo, 2017 16:38Noticias relacionadas
“¿Sabe cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna”. No es un troglodita, es el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke, para el que no debería existir la igualdad entre hombres y mujeres. “Y, por supuesto, las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes y deberían ganar menos”. La eurodiputada socialista Iratxe García le responde en la eurocámara: “Yo aquí vengo a defender a las mujeres europeas de hombres como usted”.
Desde el principio construí el personaje pensando en ella. Para mí es un referente. Esa sonrisa suya y esa imagen fresca, me atraía como autora
La escena podría haber aparecido en la novela La diputada (Espasa), donde una mujer, Macarena Barrios, entra a formar parte de un nuevo partido político que pretende regenerar la corrupta realidad del Congreso de los diputados. Macarena llega con un ambicioso programa de medidas que propicien la igualdad y la conciliación, la regularización de los horarios laborales y la recuperación de la dignidad de los trabajadores, “desterrando su condición de seudoesclavos”. Va a cambiar el mundo. Es una heroína.
Quiere que la lectora que llegue al libro vuelva a creer en la política. Porque “también hay buena gente en política”. López de Celis dibuja un modelo de diputada que representa a la nueva política: termina asumiendo la cartera de Sanidad del Ejecutivo constituido por un partido viejo, que ha cedido a su partido dicho ministerio. El presidente -esto no lo arregla ni la ficción- es hombre. El personaje tiene unos cuarenta años, con una “formación sobresaliente y muy bien preparada para la tarea que deberá llevar a cabo, madre de familia, que compagina su vida personal y profesional, que no retrocede un milímetro en su empeño ni en sus compromisos”.
¿Su personaje tiene una referencia real? “Sí, claro, en Begoña Villacís. En cuanto la novela estuvo en la calle, llamé para contárselo. Desde el principio construí el personaje pensando en ella. Para mí es un referente. Esa sonrisa suya y esa imagen fresca, me atraía como autora. Cada vez que escribía un capítulo y una complicación, siempre pensaba en ella. Le hizo muchísima ilusión. Su imagen es lo que me sirvió y ha vivido en mi cabeza ocho meses”.
A Margarita Robles también le ha gustado mucho. Y para mí ella es un referente absoluto y muy coherente
¿Le gustó la novela a Villacís? “Le ha gustado”, responde. La concejala de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid no es una de las 8 diputadas de los 40 escaños que tiene su partido en el Congreso... La autora tiene su corazón feminista dividido entre Ciudadanos y PSOE: “A Margarita Robles también le ha gustado mucho. Y para mí ella es un referente absoluto y muy coherente”. También señala a Andrea Levy y a Soraya Sáenz de Santamaría, como mujeres trabajadoras incansables.
Los jardines políticos
La autora de la novela es María Ángeles López de Celis, secretaria de todos los presidentes de Gobierno españoles salvo Mariano Rajoy. Ahora trabaja en el Ministerio del Interior, como psicóloga de apoyo a las víctimas del terrorismo. En La diputada dice que no quiere hacer política, que salió escaldada de su anterior libro Las crónicas de Armikelo, en el que su ficción proponía el diálogo para resolver el terrorismo de ETA.
No quería meterme en jardines políticos, pero la trama sucede desde las Elecciones de 2015 a las de junio de 2016
No quiere etiquetar La diputada como novela política, sino “feminista”. Ni quiere ser políticamente incorrecta: “No quería meterme en jardines políticos, pero la trama sucede desde las Elecciones de 2015 a las de junio de 2016. Y yo avanzaba pero no veía un final, no sabíamos si tendríamos que ir a las terceras. Ya me tuve que separar de la realidad”. No dejes que la realidad te estropee una buena novela.
Es una novela ingenua, con una protagonista que roza la santidad. Una novela escrita para que sus lectores vuelvan a creer en la política, en que “no vamos a peor”. Es una ficción que mejora la realidad: “¿Para qué la vamos a empeorar si está fatal? Soy muy positiva. Claro que el mundo no es bonito, pero no quiero pensar que no hay esperanza. Esto es una crisis que va a pasar”.
El feminismo ya no tiene que reivindicar la igualdad, sino la justicia
La autora aclara que se trata de una novela de reivindicación del género femenino, aunque asegura que en la institución pública no hay desigualdad. ¿Debemos llamarla novela feminista? Sí, pero de otro tipo. Yo ya no tengo que reivindicar el voto femenino como aquellas señoras en el siglo XIX. Esto es otra cosa. El feminismo ya no tiene que reivindicar la igualdad, sino la justicia. El feminismo del siglo XXI necesita educación para desterrar la violencia de género”, responde la autora. “He creado una señora estupenda que contrarresta. Si todos adoptamos la postura de no hay solución, esto es un desastre, los políticos son una mierda, este país va de culo… Yo me niego”.
La censura del mercado
Sorprende que, a pesar de su lugar de privilegio, a la sombra del poder, no haya escrito la novela política de la transición española. Rafa Chirbes lo ha hecho sin tanta información a su alcance. “Pero tú sabes que eso no es lo que demandan los lectores”. Los lectores no saben lo que quieren hasta que se lo ofreces. “No es verdad. Hay unos departamentos de marketing que pulsan lo que quieren los lectores. Lo tienen más claro que el agua. Mi mejor novela, y te lo digo como primicia, está en el cajón de mi casa porque no encuentro quién me la publique. Es un novelón sobre refugiados”, cuenta López de Celis. “No quieren dramas. Que esto no funciona así. Los autores tenemos limitaciones, salvo el que sea muy bueno y pueda permitirse escribir lo que quiera”, relata.
Claro que me gustaría hacer cosas más comprometidas, pero las circunstancias editoriales mandan
Explica que escribir sobre lo que ha visto y sabe puede traerle muchos problemas. “Claro que me gustaría hacer cosas más comprometidas, pero las circunstancias editoriales mandan”, añade. “Mira, hay un perfil de lector en este país muy claro: mujer, entre 35 y 55, que son las mujeres que más leen, que tienen sus medios económicos, que se compran sus libritos y leen el Yo Dona, eso es lo que dicen las estadísticas. Entonces, vamos a hacer una novela enfocada a ese público”. Dice que le llamaron de Espasa con estas premisas para que escribiera, a partir de estas premisas, una novela sobre el poder político femenino.
“Me han recortado cosas, me han pedido que los discursos de Macarena fueran más ligeritos. Tampoco tenemos las manos libres”. ¿No preferiría trabajar al margen de los equipos de marketing? “Trabajar al margen de los equipos de marketing es muy valiente. Yo lo he hecho en mi anterior novela y casi me echan del puesto de trabajo. Mi deber moral era hablar del final de ETA y dedicarle el libro a las víctimas. No se entendió así. Se dijo que yo apostaba por la negociación con ETA y el ministro del Interior [Jorge Fernández Díaz] llamó para preguntarme qué estaba haciendo”.
Como jefe, sin duda Zapatero. Es un hombre comodísimo, un jefe muy fácil para trabajar, no es exigente, es muy comprensivo y tolerante
Y la pregunta que todo el mundo le hace: ¿cuál ha sido el mejor presidente con el que ha trabajado? “Como jefe, sin duda Zapatero. Es un hombre comodísimo, un jefe muy fácil para trabajar, no es exigente, es muy comprensivo y tolerante. Fue el paladín de la igualdad, contra la violencia de género, los derechos homosexuales… ”. Habló de ellos en el libro Los presidentes en zapatillas. “Luego, vino la crisis y él no supo afrontarlo. Cuando las cosas van bien es muy fácil ser presidente y gobernar. Cuando vienen mal dadas es cuando hay que demostrar la pasta de la que estás hecho. Él no estuvo a la altura”.