Es una reivindicación histórica de los editores de libros y periódicos digitales. Francia y Luxemburgo lo llevan pidiendo al menos desde 2012. Y tras muchos años de espera, ahora parecía que iba a materializarse de manera urgente. La Comisión Europea presentó el pasado diciembre una iniciativa para rebajar el IVA a las publicaciones electrónicas y equipararlo al que se aplica a los libros y periódicos en papel. El ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció entonces que España se acogería a esta reforma y reduciría del 21% al 4% -es decir, 17 puntos- el IVA de las publicaciones digitales.
Sólo queda el último paso, que los ministros de Economía de los 28 aprueben la rebaja. Algo que se presentaba como un simple trámite ya que fue el propio Ecofin el que pidió al Ejecutivo comunitario esta reforma. Ademas, cada Gobierno será libre de decidir si aplica o no la reducción y mantendrá el control sobre su impacto presupuestario. Con esta salvaguarda, en Bruselas estaban convencidos de que la adopción sería rápida.
Pero la reforma se ha vuelto a atascar a su paso por el Ecofin. Los ministros de Economía han discutido este martes del IVA de las publicaciones electrónicas y el debate ha puesto de relieve que el acuerdo está todavía muy lejos. Sin la reforma, la rebaja del impuesto no puede llevarse a cabo. La legislación vigente de la UE prohíbe aplicar un IVA reducido a libros y periódicos digitales, a diferencia de lo que ocurre con las publicaciones en papel, porque se les considera servicios electrónicos. Una interpretación que ha sido confirmada en múltiples sentencias del Tribunal de Justicia de la UE.
En juego, la libertad de expresión
"La situación actual del IVA no tiene en cuenta la evolución tecnológica ni las realidades de la economía digital", ha alegado en el Ecofin el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, el máximo impulsor de la reforma. "La venta de libros en papel y periódicos impresos está en constante disminución y la economía está cambiando. Una parte del futuro es claramente digital", sostiene Moscovici. A su juicio, aparte de las cuestiones económicas y culturales, "está también en juego la libertad de expresión".
"España está totalmente a favor de eliminar la discriminación que tenemos ahora. No hay motivos que justifiquen la actual brecha de tipos (del IVA) entre las publicaciones digitales y las físicas", ha proclamado por su parte Guindos durante el debate.
La práctica totalidad de los ministros comparten el objetivo de acabar con la discriminación fiscal de ebooks y diarios digitales respecto al papel. Pero hay un país, Austria, que de momento se opone y puede bloquear la reforma, ya que se requiere el apoyo unánime de los 28 países miembros. La delegación austriaca, que no ha intervenido en el Ecofin, alega que los cambios ponen en riesgo el actual sistema del IVA, no contribuyen a la armonización fiscal y complican la burocracia para las empresas, según han explicado a EL ESPAÑOL fuentes europeas.
Acceso a internet y tampones
Pero al margen del veto austríaco, el resto de países discrepan sobre detalles clave. Por un lado, la rebaja del IVA de las publicaciones electrónicas ha abierto la caja de Pandora: varios Estados miembros quieren trasladar reducciones similares a otros productos. Los más intransigentes son los húngaros, que exigen que el IVA reducido no se limite a los ebooks sino que se permita también, de forma simultánea, para el acceso a internet. Se trata de una promesa electoral del Gobierno de Viktor Orbán para la que necesita autorización de Bruselas.
"El acceso a internet debe formar parte de la actual propuesta. Sin esto, la directiva sólo ofrecería una solución parcial que no podemos aceptar. Es claramente una línea roja para nosotros", ha dicho el ministro húngaro, Mihály Varga. Le apoya Eslovaquia. Pero el ministro finlandés ha saltado de inmediato en su contra. "Debemos limitar la rebaja a las publicaciones digitales y no extenderla", ha señalado.
Por su parte, el representante británico, David Gauke, pese a que su país está a punto de activar el divorcio de la UE, ha aprovechado el debate sobre las publicaciones electrónicas para volver a poner sobre la mesa una reivindicación tradicional de Londres: el IVA reducido para los productos sanitarios, en particular los tampones.
El otro gran debate que dificulta el acuerdo es si a los ebooks se les podrá aplicar un tipo superreducido o incluso un IVA cero. Según las normas vigentes, el tipo reducido de IVA en la UE debe ser de al menos el 5%. Pero existen innumerables excepciones que afectan de forma diferente a cada país. En el caso de las publicaciones en papel, cuatro países aplican tipos inferiores: España (4%), Italia, Francia y Luxemburgo. Otros cinco tienen un tipo cero: Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Suecia y Reino Unido.
Durante la discusión en el Ecofin, la mayoría de ministros ha defendido que los tipos superreducidos o cero se autoricen únicamente para estos países que ya los aplican a las publicaciones en papel, para poder equiparar los dos soportes. Pero Polonia ha recamado que esta posibilidad se extienda al resto de socios, de forma que "el límite del 5% no se aplique a las publicaciones electrónicas".
A la vista de estas discrepancias, Moscovici ha reclamado al Ecofin que acelere sus trabajos y busque un compromiso lo antes posible. Se trata, ha resaltado, de "dar un mensaje de apoyo a la cultura, a la libertad de expresión, a la información, sea cual sea su forma". Malta, que ocupa la presidencia de turno de la UE, quiere cerrar el acuerdo antes del final de junio.