“Una beh, kuando yo tenía zeih z'añiyoh, bi un dibuho mahnífiko en un libro...". Es el arranque del libro de la polémica, Er Prinzipito, de Juan Porras Blanco, una adaptación al andaluz del clásico de Saint-Exupéry. ¿Producto genial o bochornoso? ¿Es una herramienta política o sencillamente la reivindicación lingüística de un dialecto marginado? No ha quedado claro, tras el zafarrancho del debate social, si ha conseguido su objetivo -proteger el andaluz- o más bien lo ha denostado convirtiéndolo en una autoparodia. EL ESPAÑOL consulta esta rareza literaria con expertos lingüistas. Aquí las voces autorizadas.
Ignacio Iribarnegaray, filólogo, divulgador y escritor -además del único Youtuber filólogo en España en su canal Vanfúnfun- cree que no hay que ser prejuicioso con este proyecto, aunque al principio "chirríe". "Si resulta chocante es precisamente por eso, porque es rompedor y no se ha hecho antes. En 1932 hubo un intento de reforma del andaluz para empezar una RAE andaluza, pero quedó en nada. Con la guerra civil se tiró todo eso abajo", reflexiona. "Nunca se ha intentado hacer desde arriba con el andaluz lo que se ha hecho con el castellano: su Academia, sus reformas ortográficas... Mucha gente me ha dicho que quien sea andaluz y lea un texto en castellano, por dentro lo lee en andaluz. Bueno, pues esta es una forma de leerlo directamente en andaluz".
Mucha gente me ha dicho que quien sea andaluz y lea un texto en castellano, por dentro lo lee en andaluz. Bueno, pues esta es una forma de leerlo directamente en andaluz
Pero, ¿tendrán los andaluces la vista educada a leer en andaluz? Porque los extractos de Er Prinzipito publicados parecen ilegibles. "No la tenemos, claro [Iribarnegaray es malagueño], pero esto es un buen intento. Una aproximación que ha puesto el debate sobre la mesa; al menos ha conseguido que mucha gente se lo plantee por primera vez". El filólogo youtuber subraya que a muchos de sus compañeros les ha parecido interesante precisamente por eso, porque "no hay nada escrito en andaluz que no sea para reírse de nosotros": "Mira La Juani de Médico de Familia", bromea. "Hasta en Canal Sur se habla sevillano muy neutro. No estamos en ningún lado".
Interesante a nivel divulgativo
Recuerda Iribarnegaray que el autor, Juan Porras, "no es ningún cateto, tiene dos carreras y es profesor de Universidad": "Este señor lo habrá hecho con todo el cariño del mundo, pero cuando tocas cositas nacionales y lingüísticas la gente reacciona muy emocionalmente. Todo eso sumado a que sea del Sindicato Andaluz de lo Trabajadores, que sea cercano a Podemos, etc... le toca a mucha gente. Pero el trabajo que ha hecho es importante y como lingüista, le respeto".
Cristina Tabernero Sala, doctora en Filología por la Universidad de Navarra y experta en dialectología, no cree que la adaptación del clásico de Saint-Exupéry al andaluz sea "necesaria para reafirmar la identidad andaluza", aunque reconoce que sus buenas intenciones para combatir el "desprestigio social del andaluz". "En el español estándar se podría hacer reflejo escrito de algo que no es la norma culta, pero a nadie se le ocurriría escribir 'me se ha caído'. El dialecto andaluz también tiene su norma culta, la norma culta sevillana, y tiene características determinadas y rasgos asumidos, pero no se trata de mezclar eso con la lengua de la oralidad".
A nivel divulgativo, apunta, puede ser interesante, teniendo en cuenta que "hay mucho prejuicio lingüístico a pesar de que se ha insistido un montón de veces en la validez de todas las normas del español, pero se sigue considerando que el andaluz es un mal castellano, y que el puro es el de Valladolid, así que en ese sentido viene bien".
Pérdida de tiempo y arma política
A Carlos Mayoral -filólogo y autor de Etílico (Libros.com)- le parece "una pérdida de tiempo". Aclara que, aunque los límites entre el concepto 'lengua' y 'dialecto' en Filología sean muy análogos y difusos -"de hecho, la teoría dice que no hablamos una lengua, sino un dialecto en un momento concreto de la Historia"-, el andaluz no tiene bases gramaticales sobre las que sostener ninguna traducción, no más allá de las "gracias gramaticales": "Tiene bases respecto al castellano, pero no a nada diferente al castellano. La clave para que un dialecto se diferencie de su lengua materna es que no se entiendan entre una y otra. Cuando las lenguas romances se diferenciaron del latín, un tipo de Castilla no se entendía con uno de Francia", argumenta.
En este caso, sostiene, este Prinzipito está plasmando "rasgos fonéticos, dado que la sintaxis apenas cambia y el léxico sólo un poquito". Por ejemplo, el voseo argentino "sí reforma la sintaxis, así que es muy probable que tardemos menos en dejar de entender a un argentino que a un andaluz". ¿Ha caído esta obra en el ridículo? "Sí, porque no tiene base, y porque no hay siglas políticas que puedan decir que algo deja de ser un dialecto para ser una lengua: eso ocurre solo".
¿Ha caído esta obra en el ridículo? "Sí, porque no tiene base, y porque no hay siglas políticas que puedan decir que algo deja de ser un dialecto para ser una lengua: eso ocurre solo"
Además, "¿a qué andaluz se ha traducido este libro?". Mayoral recuerda que el andaluz cambia mucho del oriental al occidental, y que nada tienen que ver un malagueño y un jienense. ¿Se está utilizando aquí la lengua como instrumento político? "Claramente. Se está intentando disfrazar otro tipo de problema, que es algo que se hace mucho últimamente con la lengua. Sospecho que están intentando mantener fiel a un votante muy arraigado, con pocas puertas hacia el exterior, y decirle esto: 'lo nuestro tiene un nombre, y tiene simbolitos', para así civilizar un tipo de voto que tampoco se va a parar a buscar en la gramática de la RAE si el andaluz es lengua o dialecto", relata.
La 'mala izquierda'
La estudiante de Filología Sara Engra Minaya asegura que "el andaluz está estigmatizado" y que siempre se percibe "como una forma de hablar graciosa o se dice que los andaluces hablan mal, consideración que comparten con murcianos, extremeños, manchegos, etc.", por lo que "esta traducción ha puesto sobre la mesa la cuestión de dignidad de hablar en el dialecto propio y de lo marginadas que están otras variedades del español que no son cercanas al estándar".
Miguel García Rodríguez, profesor de Lengua Castellana y Literatura en el colegio El Atabal de Málaga, no cree que esta traducción sea necesaria "desde ningún punto de vista, ni siquiera desde el reivindicativo/propagandístico, y menos aún de izquierdas", porque supone arrimarse al esquema del nacionalismo -que en principio se puede considerar marcadamente de derechas, apunta- e ignora que la lengua "es una pieza clave en cualquier manipulación ideológica".
Para Miguel García Rodríguez esta traducción no es necesaria desde ningún punto de vista, ni siquiera desde el reivindicativo/propagandístico, y menos aún de izquierdas
"Lo mejor de la tradición de izquierdas asume que si las situaciones injustas se hacen intolerables, la lengua y la cultura pueden ser una correa de transmisión, sí, de esa desigualdad y hasta del descontento, pero no son una base de legitimación, ya que la base es exclusivamente social".
¿Por qué Lorca sí y Er Prinzipito no?
"Esa 'izquierda' ignora que la respuesta [a esa desigualdad] ha sido siempre, en todos los teóricos de izquierdas desde el marxismo, socialismo, comunismo y anarquismo, salvo algún caso puntual, lo contrario al nacionalismo, o sea, potenciar el internacionalismo, que se basa en la cooperación, la integración de todas las culturas y tradiciones de los trabajadores en una acción conjunta contra las injusticias", prosigue.
García Rodríguez explica que suena "poco menos que a broma" hablar del andaluz como un idioma. "Y más aún sostener que es maltratado por 'la lengua de la patria', como sí ha sucedido con el catalán, el vasco y el gallego. Es un dialecto, no un idioma".
Con todo, ¿qué diferencia hay entonces entre Er Prinzipito y el 'De noche me sargo al patio / y me jarto de llorá" de Federico García Lorca o la ortografía juanrramoniana? ¿Por qué en unos casos se legitima y en otros no? La respuesta, en este caso, sí es unísona, y alude a que -como apunta el profesor García Rodríguez- "Lorca trata de dejar constancia de una forma de hablar popular muy viva, no construir un texto que pretende ser normativo".