En hora punta, la televisión se calienta a diario con un programa de citas a ciegas. Desde hace más de un año el prime time tiene en First Dates (Cuatro) una de las ventanas más amplias al paisaje social jamás grabado y montado. Porque aunque todo en televisión es eso, un montaje, los ramalazos de verdad de las parejas que acuden a ser grabadas, mientras aspiran al príncipe azul y descubren un sapo endemoniado, dejan perlas que abren grietas en una sociedad mucho menos liberal, moderna, laica y plural de lo que se empeña en hacernos creer.
Entre otras cosas, porque faltaba ese balcón desde el que asomarnos para ver al distinto, a quien no sabíamos que existía y no imaginábamos que podía ser y ver sus sentimientos, sus carencias, su educación, sus frustraciones, su sexualidad.
First Dates espanta de principio a fin a todo el que cree que el gobierno ideal está en manos de los tecnócratas, esa especie de iluminados privilegiados por el acceso a una educación exquisita y macerados por las bulas del poder. La minoría que acorrala al pelotón de los cualquiera a los que jamás permitirá ser una referencia popular. Mucho menos en hora punta, cuando el ágora está llena de espectadores. Platón, creador del Paraíso de los tecnócratas, detestaría el programa, cuya fuerza radica en la apariencia de verdad, en los días en que el consumidor del producto cultural adora con la misma fuerza a Terelu Campos y a Manuel Bartual por su credibilidad de ficción.
A diferencia de los otros, en First Dates el descarado descubrimiento de una realidad desconocida irrumpe en una catequesis de chufla, más allá de la casquería chismosa, en la que resuenan lecciones que no se leen, aunque creamos haberlas aprendido con Platón:
1. Amor: “Donde reina el amor, sobran las leyes”.
Es la reflexión que mejor define la idea de amor platónico. Para el filósofo, el amor es un estado de éxtasis, pero también de frustración. Porque el ser humano -que es un alma atrapada en un cuerpo- sabe que hay algo más allá de lo físico, que nos reclama pero que no nos será entregado. Por eso en el programa se han vivido momentos de celebración: "Aquí se viene a tocar, a abrazar y a amar"; "Mi prototipo de mujer es Maria Dolores de Cospedal"; "Me gusta el sexo, practicarlo. Hemos superado el récord: 7 veces día y tenemos una postura nueva: el 71". Pero también reflexiones de angustia: "Él es más de coaching y yo más de dios"; "¿Te gusta más el sexo o el amor?".
2. Humildad: “La mejor riqueza es contentarse con poco”.
Desde La caverna, Platón reclama humildad y subraya la importancia de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza para llevar una vida humilde. Exige al ser humano que se ajuste a las leyes o al orden de la razón. En First Dates se ha visto humildad a borbotones: "Nunca me he leído un libro entero"; "Me gustaría ser famosete pero normal"; "No sé qué me traerán pero he pedido un Guardia Civil. Quiero un marido que me dé hijos". Sin olvidar una de las mejores perlas: "Albacete me encanta, porque tenéis buen embutido".
3. Sabiduría: “Pensar es el diálogo del alma con uno mismo”.
El filósofo confía en aquellas personas que luchan por conocer la verdad y ser sabias. “Quien realmente ama aprender no se detiene en cada una de las muchas cosas que se opina que son”, dice el filósofo. Cuando se adquiere el conocimiento “cesan, y no antes, sus dolores de parto”. La sabiduría es menos dolorosa que la ignorancia, ¿seguro? "Con los años pierdes vista para leer, pero a los gilipollas los ves de lejos", explicó a su cita una de las personas invitadas a First Dates. Aunque a veces, la verdad se limita a los mitos: "Mi vida se basa en dos palabras: Isabel Pantoja". De los participantes hemos aprendido que "el campo es guay, pero tiene polen y alguna culebra". Que "no puedes criar a un niño sólo con verduras, tienes que darle algo, algo con pollo". Que alguien te puede gustar porque “veo en tu epidermis que tienes sensibilidades".
4. Verdad: “No es en los hombres, sino en las cosas donde hay que buscar la verdad”.
Para Platón la verdad es una lucha que debe ser arrancada de lo oculto. Por eso es esencia. "Entre un buen trabajo bien remunerado y el amor de mi vida me quedo con el trabajo", resumió una de las mujeres invitadas, iluminando la verdad que ocultaba hasta ese momento. Las réplicas y contrarréplicas son una forma de luchar para que aparezca la verdad, aquí la prueba: "¿Eres romántico?”, pregunta. “Sí”, responde. “Yo no. A mí me gusta el dulce en plato o en bollo"… La luz de la verdad aparece cuando menos se espera: "Me gustan más jóvenes, que no sean obesas y, sobre todo, que no pertenezcan a un partido de derechas". Aunque ninguna verdad platónica es capaz de superar ésta: "La película Gladiator me ha hecho mejor persona".
5. Educación: “El objetivo de la educación es la virtud y la meta de convertirse en un buen ciudadano”.
Palabra de Platón: cualquier hombre es capaz de tener hijos, pero no cualquiera es capaz de educarlos. “La educación es la desalienación, la ciencia es liberación y la filosofía es alumbramiento”, apuntamos de sus lecciones. En First Dates hemos visto la virtud cuando ha faltado: "Me voy a pedir un pejcao y ya la carne me la das tú". Las pruebas de la buena educación son insondables: "Es buena persona, está bien tatuado" o "Me he tranquilizado porque era guapo y tenía los dientes bien". La educación es importante también en la intimidad: "Hago el amor con sentimiento, no así pum-pum como los conejos". Apuntad, para agradar: "Hay una cosa que no soporto en los hombres: que no estén depilados".