Y el Premio Nobel de Literatura de 2017 es para Kazuo Ishiguro. El galardón más importante de la literatura cede el trono de Bob Dylan al novelista que Kazuo Ishiguro. La Academia -18 suecos- vuelve a dejar para las apuestas del próximo año a los nombres más esperados por el mercado editorial, como Don DeLillo, Philip Roth o Joyce Carol Oates. Kazuo Ishiguro recibirá 943.784 euros.
El escritor nacido en Japón, en 1954, se trasladó a Londres con 6 años. Comenzó escribiendo guiones de televisión y los temas más tratados en su obra son el Japón de la posguerra, el nazismo y los períodos anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Entre las novelas más conocidas está Lo que queda del día (1992) y Nunca me abandones (2005). Ya había ganado el Premio Booker. En España, la editorial que publica su obra es Anagrama.
El jurado lo ha destacado por sus "novelas de gran fuerza emocional", que han descubierto "el abismo más allá de nuestro ilusorio sentimiento de conexión con el mundo". Los temas más recurrentes en su obra, explicó la Academia sueca, son la memoria, el tiempo y el autoengaño. El gigante enterrado exploró "cómo la memoria se relaciona con el olvido, la historia con el presente y la fantasía con la realidad", explica el fallo.
En 1995 fue nombrado oficial de la Orden del Imperio Británico y en 1998 cabildo de las Artes y las Letras por el gobierno francés. Ha mostrado su oposición al Brexit y sólo tiene seis novelas en el mercado (y un libro de relatos). Dos de sus novelas han sido adaptadas al cine.
Cerca de 'Juego de tronos'
Su última novela, El gigante enterrado, fue comparado por la crítica anglosajona con Juego de Tronos y con El señor de los anillos: “Peter Jackson toma nota, de las novelas de Kazuo Ishiguro salen películas maravillosas”. En The Observer: “Es Juego de Tronos con consciencia, es Merlín el encantador para la época de la industria del trauma”. Es la primera novela en la que no usa la primera persona, la fórmula preferida del escritor que se descubre como una de las voces más cosmopolitas de la escena editorial de la actualidad. Cree que "la fantasía en literatura no se toma en serio", en referencia a El gigante enterrado.
Horas antes de la decisión de la Academia Sueca, las casas de apuestas veían cómo crecía el empuje de la escritora canadiense Margaret Atwood, gracias a la exitosa adaptación de HBO de su novela El cuento de la criada (escrita hace 30 años y que en España ha publicado Salamandra). El cambio de registro del pasado año, con el galardón a Bob Dylan, hacía pensar que de nuevo volverían a apostar por un autor muy popular.
Es compañero de generación Granta de Martin Amis y Jeanette Winterson. El año pasado se mostró a favor del premio a Bob Dylan y aplaudió la apertura de mente de la Academia. En Los restos del día puso en evidencia que no es de esa estirpe de narradores que reclama la atención de los lectores simplemente para que admiren las cualidades de su voz.
Escritor sin producción
En el año 2014 firmó un artículo en The Guardian, donde confesaba que como no tenía nada que escribir se impuso un método para sacara adelante lo que fuera, bocetos, sin preocuparse por el estilo o el argumento de lo que escribía. "Podía escribir cosas por la tarde que contradecían a lo escrito por la mañana. La prioridad era que las ideas salieran a la superficie. Había frases horribles, diálogos terribles y escenas que no iban a ningún sitio", reconocía el autor que no es una máquina de producción editorial.
Con este método -con el que construyó su tercera novela, Lo que queda día- quiso aplicarse al trabajo y "alcanzar un estado mental en el que mi mundo de ficción fuera más real que el mundo de verdad". Reconoce el escritor que con el éxito de su segunda novela (Un artista del mundo flotante) su rutina y su concentración se frenó en seco. "Tenía muchas distracciones: cenas, viajes al extranjero, etc). Durante cuatro semanas estuvo dedicado a escribir bajo esta fórmula, que llegó a preocupar a su mujer (por el estado de salud mental de su marido).
Apariencia de diversidad
La línea seguida por la Academia Sueca, institución encargada de otorgar el premio, añade aún más incertidumbre por lo novedoso de las elecciones de los galardonados desde la ascensión de Sara Danius a su secretaría permanente. La profesora de Estética de la Universidad de Södertörn, de Literatura en la Universidad de Uppsala, además de Secretaria de la Academia Sueca, anuncia el premiado desde hace dos años.
El año pasado aseguró de Dylan que fue premiado por ser un gran poeta, en la tradición inglesa de Milton y Blake, y con una gran originalidad por mezclar escritura y oralidad. Con la decisión de Kazuo Ishiguro, la Academia Sueca parece volver a la senda de autores internacionales del canon occidental de literatura.
Atwood auna el favor de la crítica y del público, como brillante novelista, crítica literaria, prolífica poeta, profesora y activista por la defensa de la naturaleza y la libertad de expresión. Y mujer. Dato esencial dado el déficit de los Nobel. Desde su creación en 1901 el Nobel de Literatura ha distinguido a 100 escritores y 14 escritoras, y en cuatro ocasiones ha sido compartido, la última vez en 1974. La prosa, con 76 representantes, es el género más reconocido por la Academia, que ha premiado a 28 autores en lengua inglesa, 14 en francés, 13 en alemán y 11 en castellano.
El español Javier Marías, otro habitual desde hace años, parece en esta ocasión el mejor autor hispanoamericano en las quinielas, por delante de compatriotas suyos como Eduardo Mendoza y Enrique Vila-Matas o el argentino César Aira.