El mundo del cómic (y del cine) le debe mucho a Frank Miller. Sin él no habría 300, ni Sin City, ni tampoco las versiones más oscuras de Batman que él regaló en El regreso del caballero oscuro. Obras magistrales que también han levantado ampollas por su ambigüedad política. ¿Era su historia sobre la batalla de las Termópilas una apología de la guerra? ¿Y su hombre murciélago un fascista? De las palabras de Miller es imposible saber lo que piensa. Antes desbarraba de vez en cuando, se cagaba en Occupy Wall Street y apoyaba a los republicanos, pero ahora se ha convertido en un señor amable que responde en una frase y con una sonrisa a las preguntas de los periodistas.
Hasta las preguntas políticas prefiere zanjarlas en una frase concisa este señor que se hizo autor gracias a Superboy y la leyenda de los superhéroes y que ha confesado que prepara su primera obra para niños. A pesar de su tendencia republicana se ha rendido a la evidencia y ha criticado a Donald Trump. En estos momentos ve “una generación que tiene más y más miedo, y que por ello necesita cada vez más a los héroes”, pero no cree que el momento actual sea el peor que hemos vivido, y ha puesto como ejemplo los años 60 y, sobre todo, “los años cuarenta que asustaron a todos”, tal como ha confesado a los periodistas en la rueda de prensa de la Héroes Comic Con de Madrid, a la que fue invitado por la organización y ECC Ediciones.
Sus obras siempre han bebido de lo que ocurría a su alrededor, porque “los cómics, como las películas, no están aislados en el vacío, y todo lo que ocurre en el mundo se cuenta en ellos”. “Sobre todo el terror, la pesadilla que estamos viviendo en estos momentos”, ha contado sin especificar quién sería el villano de la sociedad moderna, aunque más tarde ya ha criticado al presidente de EEUU. “Normalmente me inspiro mucho en el pasado, pero el día a día también lo reflejo. En EEUU, por ejemplo lo que ha pasado con las elección de Trump como presidente, ha hecho que sean tiempos muy buenos para los creadores de cómics, pero tiempos difíciles para las personas”, ha añadido.
La oscuridad de sus obras fue la que guió a Nolan en su trilogía sobre Batman, y la que se ha quedado impregnada en el Universo DC que llega en las últimas películas como Batman V Superman o La liga de la justicia. Con su sonrisa torcida ha dicho “mea culpa” y se ha manifestado como “responsable” de lo que él hace, “pero no de lo que pasa después”. En lo que parecía una pulla soterrada ha dejado claro que ahora lo que quiere “es algo más divertido, más diversión, aunque la gente se ha olvidado de que El Caballero Oscuro lo era”.
De pequeño lo que más leía es Superman, y sus historias me inspiraron mucho. Ya he hecho mucho Batman, y me apetec ir en una dirección diferente y darle muchas palizas a Batman
No se ha atrevido a decir cuáles han sido las adaptaciones cinematográficas que menos le han gustado, aunque sí las que más, las dos Sin City en las que él colaboró junto a Robert Rodríguez, y el 300 de Zack Snyder. Prepara nuevos filmes, pero prefiere no hablar de ello, “porque parecería un loco si hablara de las películas antes de que estén hechas”. Tampoco se ha mojado para decir quién saca más beneficio: Hollywood adaptando cómics, o el mundo de las historietas con esas adaptaciones en lo que ha calificado como “un beneficio común”.
Ahora prepara su Superman: Año uno, en lo que parece la misma operación que ya hizo con Batman y que es una de las obras más esperadas por los fans. “De pequeño era lo que más leía, y sus historias me inspiraron mucho. Ya he hecho mucho Batman, y me parece fascinante ir en una dirección diferente y darle muchas palizas a Batman”, ha contado sin dar más detalles para no enfadar a las editoriales. También ha dejado caer que se prepara una serie sobre Sin City, pero ha dicho que quien tenga que confirmarlo lo hará en el momento oportuno. Balones fuera para un artista del cómic que se ha caracterizado por hacer sufrir mucho a sus personajes, en su opinión “porque se lo merecen y porque es pare del viaje del héroes, sobreponerse a los obstáculos”.
Aunque todos se imaginen a Frank Miller devorando cómics en su casa, el autor ha confesado que no lo hace. “Ahora sólo leo libros que hablen de cosas sobre las que quiero hacer mis historias. Para la segunda parte de 300, Xerxes, he tenido que leer mucho sobre Grecia”, apunta sin miedo a las críticas, tampoco en las redes sociales, donde cree que siempre puede encontrar a alguien que le haga abrir los ojos sobre algún error cometido en sus obras. De hecho, las peores críticas que recibió fueron sus compañeros Will Eisner y Neil Adams: “el primero me dijo que no sabía escribir, y el segundo que no sabía dibujar, luego me enseñaron a hacerlo”.