La Feria del Libro de 2018 arranca tormentosa de pura rabia: ya basta de escritoras silenciadas en los planes de estudio, en la producción editorial, en los estantes de las librerías, y, muy especialmente, en la mirada prejuiciosa de los lectores, que padecen, como decía Siri Hudsvet, el “efecto del realce de lo masculino”. Lo demostró el estudio de Philip Goldberg, en el que se dio a dos grupos de alumnos el mismo ensayo, uno firmado por John T. McKay y otro por Joan T. McKay, para que lo valoraran. “El de John fue calificado de superior en todos los aspectos”, indica la ensayista. Hay más sesgos: una encuesta de 2015 realizada por Goodreads reveló que el 80% de los títulos escritos por mujeres fueron leídos por mujeres, quienes también leyeron el 50% de los escritos por hombres. Por no hablar de los escritores: “Para ellos competir, literariamente o de otro modo, significa medir fuerzas con otros hombres. Las mujeres, por brillantes que sean, simplemente no cuentan”, sostiene Hudsvet.
Bien: pues hasta aquí. La potencia de movimiento Me Too ha irrumpido en la industria española y Emily Dickinson lidera la revuelta en el cartel diseñado por Paula Bonet: “Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie”, rezaba la escritora, cruzada de brazos, en la obra de Bonet. Las mujeres del sector se organizaron por primera vez para sumarse a la huelga feminista del 8 de marzo y más tarde concretaron sus reivindicaciones en un manifiesto: entre ellas, la igualdad en el acceso a los cargos de responsabilidad, la denuncia “sin paliativos” al acoso sexual y laboral y la participación igualitaria en las plataformas de difusión y promoción de la literatura -por ejemplo, las mujeres sólo ganan el 20% de los premios literarios de este país-.
La Feria de este año, como no podía ser de otra manera, ha quedado contagiada por este espíritu. La misma Bonet se encargó del cartel y volvió a subrayar, con sus trazos oscuros, rabiosos y heridos, la importancia “de las escritoras que el heteropatriarcado ha silenciado”, como dijo ella misma.
No hay amabilidad aquí. Hay una demanda feroz por “dejar de ser narradas por una voz masculina. Queremos dejar de ser el objeto para ser el sujeto de nuestra propia historia”. Así que en esta primera jornada de la Feria, que ha amanecido pasada por agua, hemos paseado por el Retiro preguntando a libreros y lectores cuáles son sus autoras favoritas y qué títulos nos recomiendan.
De Svetlana a Martín Gaite
“Yo recomendaría cualquiera de la Premio Nobel de hace tres años, Svetlana Aleksiévich. Por ejemplo, Los muchachos de zinc (Debate)”, dice Carlos. Es un hombre de mediana edad, con la barba canosa, que pasea por las casetas con un par de bolsas en cada mano, ansioso de cacería literaria con la Feria recién inaugurada. “O el de Voces de Chernóbil (DeBolsillo). Es muy buena. Aunque hay muchos libros sobre este tema, nadie lo ha tratado como ella. Son historias reales. Y es un tipo de escritura… relatos de personas que han vivido todos estos casos, enlazados de forma que parece narrativa”. Cecilia recomienda “a Carmen Martín Gaite, cualquier libro de ella”, y Jorge, su acompañante, a “una escritora argentina que se llama Samanta Schweblin”: “Mi favorita es su obra Siete casas vacías (Páginas de Espuma), que son relatos muy profundos y muy duros… me parece maravillosa”.
Sergio, de la Librería Ciudadano Grant -dedicada al Cómic y Arte de Vanguardia- trae en las manos Witch. Conspiración terrorista internacional de las mujeres (Editorial La Felguera). “Es un manual que crearon unas mujeres guerrilleras y en el cual contaban cuál era la forma de luchar contra las acciones machistas que ocurrían a finales de los sesenta en Nueva York. Es un grupo que se creó en los barrios más chungos, y aquí en el manual relatan sus guerrillas, sus defensas, sus proclamas. Es la historia más oculta dentro de la Historia y es fantástico, os lo recomiendo a todos”.
A Eugenia le apetece “el último de Cristina Fallarás, que se llama Honrarás a tu padre y a tu madre (Anagrama)”. “También me apetece Virginie Despentes, porque es una autora de la que no he leído nada y quiero sumergirme un poco en ella. He visto que ha publicado el final de una trilogía, así que si puedo me compraré el primero en esta Feria”, añade.
La responsable de la librería de Casa Árabe comenta que los libros que más venden suelen ser de mujeres. Cita a Leila Slimani con Canción dulce y Sexo y mentiras (Cabaret Voltaire), a la iraní Parinoush Saniee y a la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, estas dos últimas, las más vendidas en los últimos años en la caseta. También Nawal El Saadawi -una de las favoritas de la alcaldesa Manuela Carmena, quien leía La cara oculta de Eva (Kailas Editorial) en sus trayectos en metro- y la activista Angela Davis. “Posiblemente, los libros más vendidos en la librería de Casa Árabe están escritos por mujeres, y es curioso, porque siempre se asocia el mundo árabe con una cultura machista”, comenta. Cristina nos sugiere el Persépolis (S. A. Norma Editorial) de Marjane Satrapi. “Es un cómic en el que ella cuenta su historia. Ella vivía… no quiero desvelar absolutamente nada, pero tiene todo que ver con Asia y con la guerra por el petróleo. El velo… son temas interesantes. Después de este libro se hizo muy famosa”.
Ellas y la libertad sexual
Mili Hernández, copropietaria de la Librería Berkana -especializada en Estudios de género y homosexualidad- propone la lectura de Patricia Highsmith, empezando por su novela Carol. “Yo la leí por primera vez en EEUU. Ahí se titulaba El precio de la sal y estaba firmada con pseudónimo. Me impactó porque fue una de las primeras novelas que leí sobre lesbianismo. Luego descubrí que era de Patricia. Me marcó en aquella época… en el 85, cuando vivía en Nueva York”. Aldo, de la librería Antonio Machado, recomienda a Elizabeth Jane Howard. “Es una autora ya fallecida que escribió la saga de los Cazalet, una familia británica de mediados del siglo XX. Fue la esposa de Kingsley Amis y la madrastra de Martin Amis, y la novela es realmente extraordinaria. Ya se han publicado dos de las cuatro o cinco que hay, y a cualquier persona que le guste las novelas con sagas familiares, bien escritas, con muchos giros… les va a entusiasmar”.
Beatrice también apuesta por los clásicos. “Justamente estaba hablando con mi amiga y me dice que no conoce a Jane Austen, así que aprovecho para recomendarla a todas las mujeres y especialmente a chicas de mi edad o más pequeñas. Están muy de moda los libros románticos, pero aquí la autora realiza un análisis psicológico muy realista y detallado de los personajes, y es muy formativo”. Hay más: Álvaro, librero del Instituto Cervantes, recomienda “un cómic, el de Amanda Conner, que está haciendo una etapa de Harley Quinn y funciona muy bien, está revitalizando mucho el personaje”.
Su compañero Tomás prefiere a Chris Kaus y su Amo a Dick (Alpha Decay): “Es un libro que habla de la sexualidad de la mujer y de la sexualidad en la edad adulta, en general”. Josefina se queda con Irène Némirovsky, “que murió en la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración y ahora están reeditando su obra y tiene cosas muy bonitas y muy interesantes”. Juan Carlos es lector fiel de Almudena Grandes. “Hace poco leí Los besos en el pan (Tusquets)”. Y esto sólo acaba de empezar.