Nadie diría que la escritora Heather Morris haya tardado varios años en publicar este libro: presuntamente lo hacía para proteger a los protagonistas de esta historia de amor que arrancó en un campo de concentración, pero podía haber aprovechado para construir un relato sólido en el que sus "hechos reales" fuesen, efectivamente, reales. Si el libro ha tenido tanto éxito de ventas ha sido precisamente por el deseo de los lectores de morder una historia auténtica, pero, cuando The New York Times puso a la autora contra las cuerdas con datos no verificados, ella se limitó a decir que "la historia y la memoria a veces bailan un vals juntas, y a momentos se separan legítimamente". De acuerdo con que una novela no ha de ser un tratado histórico ni académico, pero sí que ha de guardar respeto al rigor si se ha vendido como tal -en la línea de lo que sucedió el año pasado con 'El motel del voyeur'.