Han pasado seis años desde que se publicó La chica del tren (Planeta), el thriller que catapultó a Paula Hawkins como una de las autoras más vendidas de nuestro tiempo. Con veintisiete millones de lectores en cincuenta países, la escritora se ha convertido en la reina del domestic noir, el thriller doméstico, íntimo y asfixiante. Ahora regresa con una nueva novela, A fuego lento (Planeta), promete convertirse en una de las sensaciones de este año. Un libro que la autora presentaba en una rueda de prensa esta mañana de la mano de la Editorial Planeta.
A fuego lento arranca con la historia de tres mujeres, ajenas las unas de las otras, aunque unidas por un terrible suceso. La aparición de un cadáver en una barcaza junto al rio Támesis desencadenará el encuentro entre las tres protagonistas, atadas entre ellas por lo que saben y lo que callan. Lastradas por su propia carga emocional, las circunstancias las llevan a actuar en ocasiones de forma errática, sufriendo el rechazo del resto. Una historia sobre redención que inquiere al lector sobre hasta dónde sería capaz de llegar a cambio de enmendar el pasado.
El frágil orden moral que puebla las novelas de Hawkins lleva a sus personajes hasta el extremo. La autora se muestra muy interesada por escribir sobre "aquello que mueve a las personas a hacer cosas que nunca harían", poniendo especial atención al día a día como inspiración. "Suelo caminar por los canales de Regent y a veces veo las barcazas, algunas abandonadas, y me pregunto cómo debe ser la vida de quienes viven allí, así surgió la idea para esta novela".
Los personajes de A fuego lento deberán lidiar con el rechazo a su propio pasado, lamiendo unas heridas que al mismo tiempo les marcan frente al resto. Incapaces de poner fin a su propio malestar, acaban tomando las riendas de lo único que pueden arreglar de su existencia, un asidero desde el que coger el último impulso antes de caer.
Hawkins aprovechó la soledad de la pandemia para volver a escribir tras seis agotadores años de giras, entrevistas y presentaciones. Algo que la autora describe como "un problema" a la hora de trabajar, "aunque no es un mal problema" afirma entre risas en referencia al rotundo éxito que consiguió con su primera novela.
En 2016, La chica del tren dio el salto a la gran pantalla de la mano de Emily Blunt y Haley Bennett como protagonistas. Todo un éxito de taquilla que colocó a su autora en el punto de mira de la industria cinematográfica, generando especulaciones sobre otra posible adaptación. Aún así la autora admite no contar con planes aún para una nueva película, aunque no los descarta. Hawkins se deshace también de las críticas de algunos lectores por los cambios en su obra original y se declara "satisfecha" con el trabajo del director Tate Taylor.
Es inevitable que surjan preguntas en cuanto al vértigo para alguien que ha alcanzado cifras asombrosas en menos de una década. Hawkins no se lamenta tanto por el miedo al fracaso como por el compromiso que la escritura tiene para ella. Reflexiona sobre su segundo libro, Escrito en el agua (Planeta), del que se muestra "insatisfecha" y admite: "No alcancé a transmitir lo que deseaba". Reconoce la pulsión de todo escritor de querer reescribir sus obras anteriores, aunque con la vista puesta en esta nueva novela.
La autora comenzó su carrera profesional como periodista, una vida de la que confiesa sentir cierta nostalgia, aunque se desmarca completamente. No puede evitar hablar del trabajo en redacción como una parte importante de su pasado, aunque declara sentirse incapaz de "arrancar la noticia a la gente". Un rasgo que compensa con profundo amor por la investigación del sino de las personas, de sus ambiciones y sus temores; creando una amalgama de personajes que respiran y conviven en sus novelas muy cerca de los millones de personas que han quedado cautivados con sus novelas.