Cinco años sin Amy Winehouse: una artista ahogada en sus adicciones
El doctor Brik, experto en tratamientos de adicción a las drogas y al alcohol, habla sobre los motivos que provocaron el descenso a los infiernos de la cantante británica.
21 julio, 2016 02:44Noticias relacionadas
A cinco años de su muerte y un año después del estreno del excelente documental Amy, es necesario, que tanto público como los profesionales de la salud y salud mental reflexionemos profundamente sobre los temas presentados en el film. De la película se desprende una serie de ideas que están en la sociedad y que parecería ser el destino inevitable de artistas famosos con rasgos de personalidad alterados: El ambiente artístico de los famosos predispone a las drogas inevitablemente.
Las presiones, sus vidas estresadas con múltiples compromisos y conciertos, sus viajes, giras, sus noches sin dormir, favorecen, justifican e intensifican el consumo de alcohol y otras drogas. En el caso de que el o la artista sea muy famoso, el público tolera un consumo de drogas moderado y un estado de comportamiento ligeramente alterado.
En el caso de que el consumo aumente considerablemente y las presentaciones sean un fracaso, como fueron muchas de las de estos artistas, el público las rechaza y el periodismo sensacionalista comienza a disparar desprestigiándoles públicamente e intensificando el deterioro de su imagen porque de esta manera pueden obtener mayores ganancias.
En el caso de que el consumo aumente considerablemente y las actuaciones sean un fracaso, el público las rechaza y el periodismo sensacionalista comienza a disparar
Si la adicción avanza y los tratamientos o intentos de tratamientos fracasan y la imagen del artista se va deteriorando, los seguidores que antes veneraban a su ídolo,lo único que esperan de forma resignada en una situación dramática así, es la inevitabilidad del desenlace. El ídolo se empieza a caer del pedestal, es como dice un sabio refrán español, “cuanto más alta es la subida más dura será la caída”.
Dimensión psicológica individual o familiar
El film Amy está publicitado en sus carteles de anuncio con una frase llamativa que dice “Todos somos responsables”. Los seres humanos necesitamos explicarnos el por qué suceden los fenómenos, a veces nos es suficiente conocer un factor único pero generalmente no nos contentamos y buscamos la conexión entre distintos elementos.
Cuando la muerte aparece vinculada a las drogas, todo el mundo se pregunta qué ha pasado, ¿Cómo se puede llegar a un desenlace así? ¿Qué factores habían influido negativamente en la vida de la cantante? ¿Fueron las drogas? ¿Fue la influencia de su desdichada infancia? ¿Fue la ausencia de su padre desde su nacimiento? ¿Fue la separación de sus padres? ¿Fue la presión mediática? ¿Fue la relación tóxica con su marido adicto? ¿Fueron los intereses empresariales y de las productoras los que miraron hacia otro lado cuando el estado de salud era tan grave? ¿Fue su propia familia que no era consciente de la gravedad de su situación? ¿Fue el estamento profesional que no pudo con ella ni con el entorno? o realmente ¿fue la interrelación del conjunto de estos factores significativos que intervinieron en la tragedia?
Los vínculos de apego que desarrollamos los seres humanos con las figuras parentales u otros significativos desde que nacemos hasta los 3 años, son claves en nuestro desarrollo neuroemocional. Si esto falla, se establece lo que se denomina un apego inseguro, que deriva en relaciones emocionales inseguras a lo largo de nuestra infancia y vida adulta, a menos que podamos poner en juego nuestra capacidad resiliente para enfrentar las adversidades y salir adelante.
Si este apego inseguro es muy profundo, la posibilidad de generar depresión, adicción, trastornos de personalidad límite y dependencia emocional, como reacción y refugio a dicho sufrimiento. Estas personas tienden a generar relaciones tóxicas con parejas y amigos. En las relaciones de pareja es frecuente que se unan a personas maltratantes con rasgos narcisistas o psicopáticos. Estos son sus héroes y piensan que sin ellos no pueden vivir, su vida son ellos y piensan que sin ellos no tiene sentido la vida.
Amy tuvo una madre poco afectiva, muy débil, que no ponía límites, a pesar de que ella los reclamaba y un padre que, desde que nació mantuvo una relación paralela y prácticamente ausente de la familia
En las adicciones graves, la conexión de los trastornos de apego con la dependencia emocional o trastorno limite de personalidad es muy elevada y hacen más difícil el tratamiento. Amy tuvo una madre poco afectiva, muy débil, que no ponía límites, a pesar de que ella los reclamaba y un padre que, desde que nació mantuvo una relación paralela y prácticamente estaba ausente de la familia.
Cuando los padres se separan, teniendo ella 9 años, Amy empieza a probar la marihuana. Su padre prácticamente desaparece de la escena familiar y a los 15 años comienza a aumentar el consumo de alcohol y marihuana. Aunque negado e idealizado y con una mezcla de sentimientos ambivalentes, Amy empieza a buscar una figura sustitutiva del padre que tristemente le lleva a una dependencia emocional o adicción a las personas.
Para Amy las drogas son sus pertenencias, lo mismo que la música y el medio que le rodea. Las drogas le permiten pasar a un estado de consciencia para soportar las carencias afectivas
Para Amy las drogas son sus pertenencias, lo mismo que la música y el medio que le rodea. Las drogas le permiten pasar a un estado de consciencia para soportar las carencias afectivas y el vacío emocional que arrastra. Idealiza y busca un padre que no está. La adicción en su vida constituye un escape al dolor y un parche a una herida abierta que no puede cerrar. El alcohol y las otras drogas son su identidad, Ella no es consciente de lo que está haciendo. El entorno, la fama en el cual se mueve le potencian la adicción.
Las letras de sus canciones en su mayoría hablan de su vida emocional y del conflicto que tenía con la adicción y con el tratamiento. Su fama, su prodigiosa voz y su entorno fueron factores que jugaron en contra en su tratamiento. La relación toxica con su marido, un adicto con características narcisistas- psicopáticas, intensifica su dependencia a las drogas y su deterioro físico y emocional.
El vacio emocional que sufre se intensifica con la separación. Su dependencia emocional es un factor clave para entender por qué ella retoma esta relación sentimental, típico de este tipo de trastorno. Su marido debido a su perfil delictivo pasa parte de la relación en la cárcel. Lo que muestra el documental es que la reaparición del padre en su vida coincide con la etapa de mayor popularidad y éxito de su carrera artística. Él se centra de lleno en la gestión empresarial de la “marca Amy Winehouse” mientras que ella sigue buscando a un padre idealizado que no responde emocionalmente a sus expectativas.
El punto más crítico en su vida artística fue el concierto de Belgrado al cual ella expresa que no quería ir porque notaba su deterioro físico y psíquico que coincidía con un aumento en las intoxicaciones alcohólicas. A pesar de ello, el día anterior al viaje y habiendo bebido considerablemente fue introducida en un avión en contra de su voluntad. El fracaso del concierto de Belgrado en el cuál ella se niega a cantar dispara las alarmas de su grave estado de salud. Los medios de comunicación la cuestionan de forma masiva y sin piedad ya que aparece en un estado físico lamentable y bebiendo en repetidos conciertos.
Tratamiento
Los modelos teóricos sistémicos y constructivistas en adicciones han demostrado ser claves en el tratamiento de las adicciones. Un caso como el de Amy necesita de un ingreso prolongado en una clínica especializada en el tema que ofrezcan programas de desintoxicación, de deshabituación y rehabilitación psicosocial. Las psicoterapias individuales, familiares, grupales aparte de los tratamientos psicofarmacológicos correspondientes son claves para una recuperación integral.
Si la vida del paciente está en peligro y éste no quiere ingresarse voluntariamente ni hacer el tratamiento, que es lo que sucede normalmente, es necesario intervenir con las estrategias adecuadas que permita inicialmente convencer al paciente y explicarle claramente que tiene que interrumpir su ritmo de vida habitual y hacer el tratamiento y que no tiene opción.
En el caso de que la paciente se negara a ello, existen presiones familiares y del entorno significativo aparte de los medios legales para intervenir, puesto que está en juego su vida. Ya han existido en éstos pacientes previamente situaciones médicas de urgencia, otros tratamientos que le preceden, estados psicóticos y desenfreno del consumo.
Es frecuente que cuando los pacientes se ven en una situación límite, de gran presión, sea el propio paciente el que acceda a ingresarse. De nada sirve pensar que la decisión final de tratarse o no vaya a depender de él o ella. Su sistema nervioso esta intoxicado por el alcohol y otras drogas, su negación de la gravedad de su adicción es una constante como de igual forma el riesgo que corre su vida. Su capacidad de decisión constructiva es nula.
No busquemos un responsable de su muerte. La complejidad de todos los factores que concurrieron en su desenlace nos tiene que permitir aprender que Amy no era sólo una canción
No busquemos un responsable de la muerte de Amy ni busquemos conclusiones finales. La complejidad de todos los factores que concurrieron en su desenlace nos tiene que permitir aprender para que cada parte piense que Amy no era sólo una canción, que Amy no era sólo una adicción, que Amy no era sólo un individuo, pero si podemos afirmar que Amy al estar intoxicada por el alcohol y las drogas y estando en riesgo su vida no podía decidir acerca de la necesidad de su tratamiento.
* Eduardo Brik es Médico Psicoterapeuta, Terapeuta Familiar especializado en Adicciones y Transculturalidad y Director de ITAD (Instituto de Formación y Tratamiento en Terapia Familiar Sistémica) y del Master en Terapia Familiar Sistémica.