Tras el boom de Cycle, en 2005, llegó el crash. Y varios años en blanco, con el grupo paralizado. ¿Cómo se sobrevive al accidente? La China, Silvia, ha pedido vino tinto. Hasta que no llega no arranca. “Como camarera, teleoperadora… Ahora, con un disco en la calle desde hace dos años, mejor”. Ya llega a fin de mes, alquilando una habitación. En este tiempo también ha sido madre y ha entrado en la trampa de la conciliación. Escribe y compone cuando puede, robándole minutos al día, entre tarea y tarea. Cuando sale de gira, que acaba el próximo uno de diciembre, en Joy Eslava, deja a Micaela con sus padres.
También ha sido portada de Interviú. 15.000 euros. “El dinero fácil se marcha fácil”. Hizo las fotos al poco de dar a luz. Y tatuadora nazi, en Alacrán enamorado, la película de Santiago Zannou. Porque La China Patino se formó con Cristina Rota, en la Sala Mirador, y lo reivindica. Es hija de La Katársis del tomatazo, y al salir de la escuela conoció a David Kano, componía con Luke Donovan canciones. Eso es Cycle: máquinas, guitarras, cantantes y coro con rollo. Ella ponía el rollo.
Antes nos poníamos tibios y nos drogábamos muchísimo, ahora escuchan reggaeton y se olvidan de todo
Pero pasó a hipnotizar. Su presencia lo devora todo. Una cara trazada a ángulos rectos, ojos rasgados y una vehemencia contenida. ¿Es una persona impenetrable o un personaje enmascarado? Al final de la entrevista resultará un ángel con tachuelas.
“Ser artista no es triunfar”. Y algo al fondo de la calle se rompe, ha sonado a cristales rotos. Como si lo hubiera provocado esa frase, como si hubiese apedreado el escaparate del tinglado de Operación Triunfo, el producto televisivo que nació al tiempo que su grupo. “Ser rico”, y se parte de risa. “Ser artista es una vocación, es un oficio”.
Nada es normal
“¿Queréis que os adivine al pasado, el presente, el futuro o la personalidad?”. Ahora, no. Gracias. Y el adivino espontáneo se aleja refunfuñando. Quién quiere saber demasiado. No conviene. Importa que la ópera salga adelante mientras se improvisa, tratando de encalar lo gris o volverlo todo negro. Pero no las medias tintas, no a la normalidad. Sus pendientes son cuchillas.
Silvia está cosida a derrotas y quizá por eso quiera “optimismo por vena”. Un chute adictivo de punk, de rap, de reggaeton. Es una provocadora, dice que el rock no le gusta. Y eso que en Cycle hace techno rock. Y las músicas tropicales. “Antes nos poníamos tibios y nos drogábamos muchísimo, ahora escuchan reggaeton y se olvidan de todo”. Ella empezó pronto con las drogas, pero ya no. “Sólo petas y vino tinto”. En los conciertos, sólo agua. Tiene gasolina de sobra.
El arte es pasarlas canutas. Molaría que no fuera así. Yo tuve suerte nada más empezar
Y optimismo. “Quiero creer que el mundo va a ir a mejor. Creo en las utopías. Si no me agarro a una me voy para abajo”. ¿La de ahora cuál es? “Cambiar el mundo”. Ambiciosa, ¿cómo se hace? “Siendo generosa y no siendo una ladrona. Cambiar el mundo es canalizar el odio hacia el amor”. Vuelve a estallar en risas, como si se escuchara y no se lo creyera. Pero sí.
“El arte es pasarlas canutas. Molaría que no fuera así. Yo tuve suerte nada más empezar. Con lo primero que hice dimos pelotazo. Después, el grupo se separó y todo se paralizó. Eso es la vida. Años antes ya era actriz y sabía lo que era trabajar por dos euros. Y era feliz, feliz. Y cuando me vino todo el éxito y todo el dinero, no lo fui tanto”.
Como mujer de clase trabajadora, como mujer de barrio, bebo de lo que vivo y la música lo refleja
Ha venido con un titular preparado de casa: “Siempre pobre”. Pero rectifica por otro: “Mientras exista el gueto, viviré en el gueto”. Eso es lo que quiere decir. Eso es lo que quiere que se sepa de ella. “Como mujer de clase trabajadora, como mujer de barrio, bebo de lo que vivo y la música lo refleja”. ¿Estamos hablando de arte político? “Me encantaría que fuera arte político, pero no soy tan comprometida como debería”. Y reconoce desconsolada que la electrónica ya no tiene el tirón de antes. “El indie, sí”.
El gueto y las drogas
Cuando nació Franco no estaba ahí. Su padre fue Policía, por curro. De familia humilde. Su abuela limpiaba la Facultad de Medicina. Llevaba a Silvia y le enseñaba los tarros con los fetos. “Con seis años ahí lo flipaba”.
Al mirar atrás, La China observa a Silvia y encuentra a la estudiante de anatomía patológica que lo dejó por los ensayos de teatro. Siempre cae en la casilla de Cristina Rota. ¿Eso son lágrimas? A la niña que se crió en Cuatro Vientos, Las Águilas, le cruje la nostalgia. “A mí me salvó estar ahí, con Cristina Rota, porque encontré una vocación que me hizo amar algo más allá de mí misma. Y me salvó de las drogas, que empecé muy pronto. Para mí las drogas eran lo más”. Hasta que las abandonó. No le sentaban bien. Más gueto: la cocaína es menos cantosa que la heroína, porque no se te ponen los dedos negros. “Es gueto porque la micra cuesta 5 euros y el gramo 50”.
Ahora viene el invierno. Y las giras se congelan. Es el momento de componer y sembrar. El nuevo disco ya tiene temas cerrados. En primavera volverán a florecer los conciertos. Pero hay algo nuevo desde hace dos años en la vida musical de La China. Con el tercer disco de Cycle (segundo con Luke Donovan), Dance All Over (Subterfuge), dice que está “haciendo la mili”. “Lo que no hicimos al principio, nos está tocando hacerlo ahora. Es muy sacrificado salir de gira y sacar 300 euros por fin de semana. Es el oficio del músico y yo no lo conocía”.
Hasta el buen tiempo y la vuelta a los escenarios, a vivir de las rentas. Tendrá que buscar un trabajo. “No quiero pasarlo mal. Voy al día”. ¿Tienes miedo? “No. Algo de nervios y ansiedad, pero miedo no”. Cuenta que hace tiempo tocó fondo, ni tener para comer. Muy lejos quedaron los años en los que presentó iPop con Jesús Ordovás, en TVE. Es una superviviente. Y una mujer libre.
Mi gran virtud es mi defecto: amo con todo, me entrego y me olvido de mí misma hasta anularme
No es fácil España. No es fácil para quien rompe la norma en un país que no sabe qué hacer con lo anormal, con todo lo que no sea estereotipo u Operación Triunfo. La mirada torva que destruye a las mujeres por estar lejos de donde deberían estar. Y no en un escenario. Como a todos, sus deseos y su realidad no coinciden. Claro. “Mi gran virtud es mi defecto: amo con todo, me entrego y me olvido de mí misma hasta anularme”. Es oscura por fuera, baila y venera a la muerte. Esa es la contradicción con la que se viste una mujer optimista.
¿Te has preguntado a qué suena España? “La banda sonora de España es Paquito el chocolatero”. “Este país es muy monárquico, ese es su problema. Necesitan un patrón que seguir. Hasta que no se muera toda la caspa y la derecha inamovible”. ¿Crees que este país puede cambiar? “Claro”. ¿Qué pruebas tienes? “Yo”.