Beyoncé dejó el listón político muy alto el año pasado en la Super Bowl y Lady Gaga no ha llegado a su altura. La cantante defensora de los derechos de la comunidad LGTB, a la que se le presuponía una puesta en escena anti Trump, prefirió dedicar los 13 minutos del descanso del partido entre los New England Patiot y los Atlanta Falcons a entretener a los 100 millones de espectadores con una coreografía espectacular, en la que no faltó la cantante, colgada de cables, descendiendo del techo del estadio tras cantar el himno de Woody Guthrie, This Land is Your Land.
A Donald Trump este año no se le atragantaron las alitas de pollo. Beyoncé calentó el cambiente el día anterior del lanzamiento del vídeo del nuevo tema que interpretaría en la Super Bowl, Formation, un alegato a la toma de conciencia de la comunidad negra, contra la brutalidad policial y el respeto de los derechos civiles. Una torta contra el discurso troglodita del nuevo presidente de los EEUU. Este año no hubo lección política. Sólo un descanso.
A Trump le preguntaron qué le pareció la actuación estelar de Beyoncé e infartó: “Fue ridículo e inapropiado”. El líder republicano dijo que si lo hubiera hecho cualquier otra persona habría sido “un escándalo nacional”. Lady Gaga cumplió con los requisitos de la gala con la que sueña Donald Trump, seguidor del equipo ganador del encuentro, los Patriots. En el mismo momento en el que Norteamérica devoraba 1.300 millones de alitas de pollo, las lentejuelas de Gaga enjugaban la perfecta digestión de una noche sin tacha. Todo en orden, la sumisión estaba bajo control.
Purificar el conflicto
Lady Gaga tranquilizó el jueves al presidente: “Las únicas declaraciones que voy a hacer durante el show del descanso son las que he hecho conscientemente a través de mi carrera. Creo en la inclusión. Creo en el espíritu de la igualdad y en el espíritu de este país como una nación de amor, compasión y amabilidad”. A pesar de su docilidad en Prime Time, la noche de las Elecciones presidenciales Gaga abanderó la protesta contra el líder republicano, en la puerta de la Trump Tower, en Nueva York. Armada de voz y pancarta: Love Trumps Hate (El amor triunfa sobre el odio). Y durante la campaña electoral se erigió como uno de los apoyos más fuertes de Hillary Clinton.
Y desde ahí arriba, desde la azotea del estadio, cantó una estrofa del God Bless América y un par de versos de su anatema, la respuesta marxista que escribió Woody Guthrie en 1940, como protesta al himno tradicional. Guthrie la tituló This Land is Your Land -es una de las favoritas de Bruce Springsteen, que suele cantarla íntegra- y tuvo que vérselas con la inquisición de McCarthy. Gaga ha preferido expurgar las partes más conflictivas de la canción y aguarla para que no moleste a nadie. Antes de saltar desde allí arriba al escenario, recordó que los EEUU es una nación “indivisible, con libertad y justa para todos”.
Tras el apaño del himno llegó Ballad Edge of Glory, Poker Face, Born this Way, Telephone and Just dance, Million Reasons y cerró, tres vestidos después, con Bad Romance.