César Strawberry: "Con Franco había más libertad de expresión"
"El gran éxito de Rajoy es parecer más tonto que malo" / "El Estado lo maneja gente que no ha sido elegida democráticamente" /"Loquillo y cuatro moteros encerraron a nuestro mánager en un baño y jugaron a El Padrino" / "Hazte Oír se ha filtrado en la sociedad impulsado por Aznar y otros extremistas del gobierno".
25 marzo, 2017 01:50Noticias relacionadas
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César Montaña Lehmann (Madrid, 1964) es mucho más que los seis tuits por los que fue absuelto por la Audiencia Nacional y después condenado a un año de cárcel por el Tribunal Supremo. El líder de Def con Dos dice que uno se define también por los enemigos que tiene. Se explica enciclopédico -"oye, todo esto me ha dado hasta nociones de derecho penal", bromea-, reflexiona ágil y vigoroso y alumbra tesis sobre la ansiedad como esclavitud moderna, las máscaras ideológicas que genera la corrección política y el gansterismo cañí del Estado.
Lleva cadenas -metafóricas, casi poéticas- colgadas del pantalón, los dedos custodiados por leones y calaveras y alguna anécdota lejana en la boca sobre el macarrismo de Loquillo. "Fue la primera persona que luchó contra nuestra libertad de expresión", ríe. "Él y cuatro moteros encerraron a nuestro mánager en un baño y jugaron a El Padrino".
Ahora presenta #trending_distopic, un disco que es una declaración de intenciones ya desde su bautizo. Si hay alguna duda en el aire, escuchen Que tú nos persigas, Algunas Canciones Acaban Bruscamente o Sobreviviendo 2017. Un guiño largo al sistema en doce pistas. Lo presenta para EL ESPAÑOL con su compañero de banda Samuel Barranco -también hijo del Proyecto Eskhata y XpresidentX- y, cuando ya casi no escucha nadie, confiesa por qué ha quedado tan bien: es fruto de la energía que da pasar siete meses sin orgasmos.
“Que tú nos persigas, mola”. ¿De quién es la mano que mece el Tribunal Supremo?
César: La mano… (ríe). Esa mano es claramente de algunos de los poderes fácticos que en realidad controlan el Estado español, que es lo que se está viendo precisamente estos días en el Parlamento. Está iniciando su actividad una comisión de investigación sobre la policía política que aparentemente creó el anterior ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ayudado por su ángel Marcelo, que es un asistente muy eficiente. Para, en fin, criminalizar determinados perfiles, para hacer lo que les da la gana al margen de la ley, en realidad. Es decir, el problema en este país es que da toda la sensación… hay como una evidencia… de que el Estado lo maneja gente que no ha sido elegida democráticamente ni pertenece a los aparatos del Estado que se visibilizan, es algo que está como en una extraña tiniebla que no se sabe muy bien en qué consiste ni quién está ahí detrás.
Estas sombras no se acaban de explicar al ciudadano y eso crea confusión, obviamente. Te preguntas el porqué de algunas instituciones, como la monarquía, que no la ha votado nadie, pero no se puede decir. Se puede, pero no se puede… (agudiza la voz). En fin, ¿quién dice que se puede o no? En realidad descubres que no es el poder legislativo el que influye sobre eso, sino que son algunos poderes fácticos… siempre aparece Paesa por ahí, como un personaje enigmático, como una especie de espía. Estos personajes oscuros. El comisario Villarejo, el que parece la gran mano que mece la cuna. Es todo muy raro. Y eso da cierta sensación de gansterismo cañí, y habría que acabar con estas prácticas para acceder a una democracia transparente, en mi modesta opinión.
¿Forma parte de una estrategia global? Quiero decir, ¿cree que ponen a un presidente como Rajoy precisamente porque tiene una cara amable, medio torpona, para que todo se cueza por detrás?
César: Sí. Efectivamente, el personaje de Rajoy… su gran éxito consiste en parecer más tonto que malo. Es un personaje que comete enormes torpezas, pero consigue identificar a la gente con eso. Y yo reconozco que cuando le soplaron un leñazo en Pontevedra, pues todos dijimos “jo, pobrecito”. Salía el hombre ahí, con la cara hinchada, y decías “pobre Rajoy”, cuando a lo mejor has estado muchas veces diciendo “a ver si le mete un bofetón alguien”. En momentos de ira. Y no, y salió el tío ahí, con la cara colorada, y tiró para adelante, y en esos momentos ganó muchos puntos como víctima. No obstante, es evidente que es un Macbeth. Quienes manejan el país son otras personas. Esto es un teatrillo.
“Si tú no me difamas, yo no soy nadie”. ¿Quiénes son los enemigos que uno tiene que tener para saber que lo está haciendo bien?
César: Nosotros, desde que empezamos por el grupo, potenciamos la figura del enemigo. Por ignorancia no sabes afirmarte y entonces te afirmas basándote en quién te odia. Por ejemplo, teníamos un enemigo emblemático que era Fernando Sánchez Dragó. Con el tiempo acabas adorándole. Era un personaje. “Este tío, tan sabiondo… que viene a hablar del nirvana”. “Es la hora de combatir la estupidez, de correr a gorrazos a Sánchez Dragó”, decíamos. Siempre estaba ahí celebrado en lo jocoso, pero eso sí, con el tiempo el perfil de Sánchez Dragó se ha desdibujado para bien como enemigo, y te acaba cayendo bien. Porque está saliendo cada persona por ahí que supera con mucho el esperpento que en su día nos causaba Sánchez Dragó. Era un esperpento cultural. Aquella pedantería, sus programas sucesivos que siempre acababan teniendo algo de interesante…
Otro enemigo icónico de Def con Dos, ¡Loquillo! Enemigo Loquillo, siempre. Nos reímos mucho de esa pose chulesca, impostada, de ese personaje tan forzado que lleva siempre de “quiero ser el más malo, el más duro, el más rockero”. Todos le recordamos cuando salía con Concha Velasco cantando a dúo… y después haciendo anuncios del Banco Santander, o haciendo campaña por el PSOE en el 93… nos ha hecho gracia, nos hemos reído mucho de él, y el reaccionó amenazándonos. En realidad es la primera persona que luchó contra la libertad de expresión de Def con Dos, porque me vino a amenazar a un concierto en Barcelona, con cuatro moteros malos.
¿Pero qué macarrada es esa?
César: ¡Claro! Esto debió de ser en el 95 o por ahí. Tocamos en Celeste, y en un momento dado perdimos a nuestro mánager. Yo bajé al baño y vi como un motero apoyado en la puerta del baño y dije: hostia, tal, estará éste por aquí. Y al cabo de un rato vino el mánager, blanco, era muy chiquitín… y vino amedrentado porque había ido Loquillo, junto con cuatro moteros -uno de ellos era el que estaba en la puerta vigilando-, y le metieron en un baño, le encerraron y jugaron a El Padrino. El Padrino era Loquillo, claro.
Le dijo “tú no puedes venir a mi ciudad a criticarme y a reírte de mí”. Eso era porque teníamos una canción que decía “acabar como Loquillo, de cantautor”. Él la crítica y la ironía nunca la encajó bien, y se defendió con una amenaza real, cosa que entronca perfectamente con el debate de la libertad de expresión de hoy día. Lo hizo con mucha más gente, con Coque Malla, me consta… y es como ir a decir “tú sólo puedes ser mi amigo, te estoy perdonando la vida”. Pero nosotros nunca cedimos, nos seguimos riendo de él. Después ha habido intentonas de conciliar… pero no hemos querido. El enemigo te define.
La corrección política, que es algo que está bien concebido para la convivencia empresarial y pública, para que nadie te pueda decir un piropo, ni meterse con tu aspecto, ni con tu etnia, ni con tus preferencias sexuales -que eso quede dentro de la privacidad-… pero cuando la corrección política trasciende los ámbitos de convivencia pública y se empieza a convertir en un mantra, se vuelve una mordaza tremenda para la creatividad. Todo el mundo adopta la corrección política como modo de exponerse socialmente y se convierte en una máscara: no llegas a saber en realidad cómo es la gente, qué opina la gente en realidad. Que es lo que ha pasado con el tema de Hazte Oír.
¿En qué sentido?
Hazte Oír es un colectivo muy opaco que se ha ido filtrando en la sociedad ayudado por Aznar y por algunos otros extremistas del gobierno, como pueden ser Fernández Díaz… hasta convertirse en una entidad de interés cultural. Pero cuando ellos se definen con ese autobús y se quitan la máscara, la sociedad puede posicionarse frente a ellos. A mí por eso me ha parecido correcto el hecho de que se les permita hacer el cafre para que la sociedad se enfrente a ellos, si no esto es un baile de máscaras en el que todo el mundo va de buen rollo. La libertad de expresión te define. “Qué guay”. No, no todos somos guays.
¿Quién sería el homólogo de Hazte Oír en el Congreso? Alguien que se maquille bien aunque subyazca otra cosa.
Samuel: Hay muchos, eh… casi que cualquiera de Ciudadanos puede servir.
César: ¿Cómo se llama éste? El de las gafotas y las barbas… que tiene un ojo virolo. ¡Girauta! Ciudadanos lo tiene todo, vaya. Y ese portavoz, que tiene un gesto como de que le huelen mal las cosas. Se le nota súper impostado. Estás aquí vendiendo una moto que no te crees ni tú. Es cierto que Ciudadanos responde mucho a ese perfil. ¿De qué vais?
“Ni de derechas, ni de izquierdas”.
César: Siempre que alguien dice eso es que es mucho más de derechas que los otros, que lo reconocen públicamente. Probablemente sean más extremistas (risas).
En Dación en pogo, decís “puede que estés pagando la ronda que otros dejaron pendiente”. ¿Por qué la Fiscalía está tan susceptible después de tantos años en relativa calma?
César: Sí, lo que resulta llamativo y desconcertante es que los juicios de enaltecimiento se hayan multiplicado vertiginosamente desde que ETA abandonase las armas, y desde el anuncio del cese de la violencia se pasa de cinco juicios al año a una media de veinticinco y va para arriba, incluso treinta y cinco. Hace tres semanas hubo siete juicios en una semana. Ayer, Cassandra… hubo también una buena noticia, la absolución de Arkaitz Terrón, un abogado vasco. Da la sensación de que el nuevo fiscal general a lo mejor está ejerciendo algún tipo de influencia para que esto empiece a remitir, no lo sé, albergo esa esperanza, porque es insostenible esa deriva inquisitorial en la cual se intenta justificar la actividad de la Audiencia Nacional, que está hecha para juzgar a terroristas, a bandas organizadas y organizaciones mafiosas.
¿Es para darles trabajo?
César: Sí, para justificar la existencia de una entidad que es enormemente oneroso mantener y que ha hecho una gran labor de lucha contra el terrorismo, obviamente, pero una vez que el terrorismo acaba, pues claro, hay muchos privilegios, muchos buenos sueldos, muchas infraestructuras que da la sensación de que se pueden estar intentando justificar a través de esta caza de brujas que resulta cada día más desconcertante, porque caso tras caso se va evidenciando que hay una sobreactuación por parte de la Fiscalía.
Quieren criminalizar cualquier opinión, actividad… hemos visto el caso de Valtónyc. Son chavales jóvenes… me acuerdo de Madame Guillotine, que era una chavala de 20 años que había querido vacilar con sus amigos. Es convertir en delito actitudes adolescentes, opiniones, chistes. Hemos visto pasar por la Audiencia Nacional a Facu Díaz, un humorista. El caso titiriteros ya es de escándalo, ¡cinco días en régimen FIES! Todo eso es algo que causa estupor en cualquier país europeo que no sea Polonia, Hungría o República Checa, por no hablar de ese eterno candidato llamado Turquía. Pero resulta peligroso que nos acerquemos más al modelo democrático de Putin que al de Francia.
Algunas Canciones Acaban Bruscamente. ¿Cuál es la experiencia que tenéis con la policía? ¿Han dejado alguna vez de ser ‘los buenos’ para vosotros? Porque, cuando uno es niño, siempre lo entiende así…
César: La policía es un instrumento del Estado, así que no creo que por ser policía nadie deba considerar que es buena persona o mala. Cada persona tiene derecho a tener sus ideas al margen de su profesión, y no cabe duda de que las fuerzas de seguridad son un trabajo, ¡y hay de todo!, y hay sindicatos de un tipo y del otro y hay diversidad ideológica. Los mandos son los que determinan la actuación policial, y en este caso a mí me sorprendió: me vinieron a detener un grupo de policías de la UCO y eran chavales de treinta años. De hecho, uno de ellos era especialmente brillante en cuanto a expediente porque con 31 años ya era capitán, y era especializado en este tipo de supuestos delitos de redes sociales. Y me sorprendió este nuevo perfil como muy CSI. Conmigo fueron muy educados, pero yo los miraba como diciendo “¿no veis que os estáis equivocando?”. Me estaban confundiendo con algo que ellos tenían en la cabeza y que no tenía nada que ver con la realidad.
Me sorprendió que se pueda detener a la gente con tanta facilidad y someterlos a ese proceso de meterles en una celda una serie de horas ahí, asfixiado, para que te agobies, te presionan y luego te sacan. Te hacen el rollo del poli bueno y el poli malo, ¡como en las películas! Ahora bien, fueron muy educados, eso no puedo dejar de reconocerlo. La actuación policial dependen de las directrices políticas que imprima el gobierno de turno. Cuando se está dirimiendo si Fernández Díaz constituyó o no una red paralela de policía política al margen de la legalidad para favorecer ciertos presupuestos ideológicos… cuando eso se dilucide claramente, podremos ver el alcance de todo esto. De toda esta persecución. Uno no puede dejar de pensar que hay una planificación clara, una estrategia de acoso a las libertades y una criminalización de actitudes que hasta ahora no eran criminales en la democracia española.
Si hasta Cebrián en un libro suyo, tengo entendido, hace alguna alusión a Carrero Blanco. Da la sensación de que estamos en una guerra cultural en la que se quiere cambiar conceptos arraigados en la cultura española, como es el sarcasmo hacia nuestros políticos. ¡Criminalizar a Chiquito de la Calzada! ¡A Arévalo…! Podrían estar intentando algo más ambicioso, que es un cambio cultural. Pero es una batalla perdida antes de empezar. Amnistía Internacional ya lo está dando a conocer a todo el mundo. Lo cuentas fuera de España y nadie se lo cree. ¡Esto no tiene cabida en el marco de derechos y libertades de la Unión Europea! Así que o te alías con Turquía y Putin o te vas. Si quieres quedarte, no puedes ser así. Sólo las dictaduras equiparan las palabras con los hechos.
¿En qué consiste la esclavitud moderna?
Samuel: En ser oficinista. Yo, cuando me he sentido a lo largo a lo largo de mi vida, ha sido trabajando en un almacén, haciendo cajas para kiwis, durante 11 horas, sin parar cinco minutos. ¿Hay más esclavitud que eso?
César: La esclavitud es la ansiedad. Vivimos en una sociedad diseñada para fomentar la ansiedad, porque la ansiedad es el mayor reclamo para el consumo. Si padeces ansiedad, consumes más de lo que necesitas, y eso es lo que alimenta el sistema. Yo a veces me pregunto ¿de dónde salen tantos centros comerciales, cómo no ha cerrado ninguno con la crisis? Pues porque existe un mercado de la ansiedad que favorece esa compra compulsiva, sobre todo, constante, las cosas de usar y tirar, la camiseta mala que te hace bolitas en una semana, pero que, por lo que vale, te puedes comprar otra. Es ese círculo, que a la vez está desarrollando una esclavitud económica en los países del tercer mundo, productores de esos bienes de consumo.
Todos los atributos de lo que conforma a ojos del establishment la vida moderna están ligados a la ansiedad. Internet, el consumo de información en redes sociales… está pensado para crear picos de ansiedad y búsquedas de protagonismo. Opinar en tiempo récord, recibir me gustas, sentir que se tiene eco. Son fuegos artificiales, porque al día siguiente alguien se te ha superpuesto, y nunca se llega al fondo de la noticia, a la reflexión. La verdad desaparece.
Los médicos te recetan con una facilidad enorme ansiolíticos. Hay una gran parte de la población que depende directamente de la medicación, ¡y eso no se considera drogadicción! La ansiedad es el motor de la macroeconomía que funciona a nivel global, y la ansiedad se consigue con miedo, a menudo. No se educa para la soledad, para la reflexión, para el autoconocimiento. Se nos educa para que nuestra agenda sea tan ajetreada que no tengamos un minuto para pensar en nuestras vidas.
¿Creéis que España sigue siendo tan idiota como cantabais en 2013? La adopción que pedís en esa canción, ¿a qué país sería?
César: Yo creo que es una canción que en su día tuvo cierto eco, pero, como pasa con muchas canciones de Def con Dos, cuando pasa el tiempo va siendo más visitada y más reivindicada por público nuevo. Yo creo que se ha quedado corta para en lo que nos estamos convirtiendo como país. Habrá que buscar otro adjetivo para la actualización de esa canción.
¿Alguna sugerencia?
César: España es lamentable. Yo creo que… es bochornosa. Igual este es más acertado.
¿Y la adopción?
Samuel: Lo hemos hablado antes. Él estaba pensando en Costa Rica y yo en el País Vasco. A mí me gusta mucho Holanda, pero lo movería para aquí cerca para que haga solecico siempre y ya está.
César: Eso que ha dicho del solecico es muy importante. En España no llegamos nunca a posicionarnos a nivel popular contra esa estructura extraña que maneja este país porque de camino a la manifestación encontramos unas tapas, unas cañas, nos sentamos al sol, nos las tomamos y estamos súper a gusto. Eso frena cualquier revolución.
Samuel: ¡Si en el fondo no estamos tan mal!
César: Mientras las cañas y las tapas sean asequibles… eso es el opio del pueblo. La mayoría de las iniciativas de protesta -”vamos a manifestarnos, tal...”- terminan en un bar tomando unas cañas y se diluye todo. Estás perdido y te vas a tu casa contento. Todo consiste en terminar muy pedo. Y también hay un problema: mientras las elecciones sean en domingo, la resaca influye en un sector de la población de un modo determinante para que no vote, eso está clarísimo. ¡Que las pongan un jueves y verás cómo los resultados son distintos! ¿Quiénes no tienen resaca? Pues muchos ancianos, muchas monjas… y claro, después “¿ese voto oculto de dónde ha salido?”. Pues de la gente que está ecuánime a las doce de la mañana para ir ahí.
¿Quién encarna, a día de hoy, el fascismo sin complejos en España?
César: Hazte Oír, claro. Y políticamente, cuando se analiza Europa, se dice “qué curioso que el neofascismo esté triunfando por ahí pero en España no, eh”. Claro, es que en España el fascismo, la ultraderecha ganó hace muchísimo, y lo que hace es no soltar las instituciones. No tiene que pronunciarse más, más allá de donde está, más allá de consentir que siga ahí el Valle de los Caídos, con sus viejos zombies y todo esto. En España el fascismo sin complejos es una forma de cultura. En ningún país europeo se puede concebir Casa Pepe, un lugar de enaltecimiento del franquismo donde hay fotos de Millán-Astray, en fin... Eso no se consigue en ninguna otra parte.
Samuel: En Almería hay un sitio que se llama La Cueva de Franco, y ahí está. Pero con lo del bar Casa Pepe pasa lo mismo. La gente está como indignada, pero luego dice “oye, ¿y lo bien que se come?” (risas).
César: Es como lo que pasa con la corrupción. España no la quiere criminalizar tanto porque en el fondo se envidia. Hay un comentario muy típico y muy lamentable que es: “Sí, este Bárcenas… pero ¡anda que no hubieras robao’ tú si estuvieras en su lugar!”. Y eso es lamentable. Esa cultura es lamentable. O “a mí no me hubieran pillado, yo lo habría hecho mejor”. El fascismo institucionalizado viene desde la guerra civil, sigue gobernando, y que hay gente que no, que no baja de ahí, que va pasando como una especie de costumbrismo… se identifica una ideología con una identidad nacional. Y se entiende que no eres español si no piensas de esa manera.
El problema de España es que no entró en los ejércitos aliados. Si después de la segunda guerra mundial, después de la rendición de Alemania, hubieran entrado aquí y hubieran instaurado una democracia y el Plan Marshall, no estaríamos como estamos, evidentemente. Franco fue el único dictador de la segunda guerra mundial que salió impune y que murió de viejo y que vino aquí Eisenhower a darle la bendición a cambio de tres bases militares. Eso es una catástrofe y eso culturalmente mientras no se asuma como un error y no se lamente la dictadura por parte de todas las fuerzas políticas, siempre estaremos en este ambiente turbio, raro, en el que no se respira la democracia.
Los padres fácticos manejando las cosas y cállese usted: yo al talego un año y la infanta se vuelve a Suiza. ¡Privilegios! La gente con menos recursos va a la cárcel por robar una bicicleta hace ocho años -como acaba de pasar-, y luego ves que los grandes defraudadores, los de los papeles de Panamá, toda esa gente… ¡no pasa nada! Eso es lo que hace que la democracia apeste un poco. El sistema democrático se vende mal así, hay gente que aún dice “con Franco vivíamos mejor”. Y hoy día, en cuanto a libertad de expresión, se puede decir que sí.
De hecho, La Codorniz o Hermano Lobo son revistas satíricas que hubo en las postrimerías del franquismo. Hoy día, tal y como está la cuestión con los chistes de Carrero Blanco, da la sensación de que entonces existía más libertad de expresión. Parece una aberración pensarlo, pero conviene hacer esa reflexión. ¿Hacia a dónde vamos con este sistema?
¿En qué partido o líder político confiar para que se atajen vulneraciones a la libertad de expresión?
César: No creo que sea cuestión de un partido político. Eso forma parte de un código deontológico de una democracia. ¡Es que es un derecho fundamental!
Pero ¿no decías que tiene un sesgo ideológico lo que está pasando?
César: Pero basta con mirar en la Constitución, no es una cuestión partidista. Artículo 20. Y además dice que la tiene cualquier ciudadano por el simple hecho de serlo, y que no debe haber ningún tipo de presión ni amedrentamiento con respecto al uso de la libertad de expresión. ¿Qué pasa? Que se pervierte en función de un gobierno que tiene algunos elementos incontrolados que intentan politizar la justicia para hacer lo que se llama una caza de brujas copiada del macartismo de los cincuenta. ¡Es de libro! Se ha intentado vender como lo que no es, pero es una persecución ideológica. Ojalá remita y quede como un recuerdo que pasó, como sucedió con el macartismo.
Ahora mismo está pasando. En mi caso, soy absuelto por la sala primera de la Audiencia Nacional, y de repente el Tribunal Supremo se saca de la manga otra cosa contraviniendo todos los acuerdos que tiene firmados con entidades jurídicas europeas y a los que debe respeto y acato, y hay un conflicto con el Constitucional, que tiene sentencias que contradicen claramente lo que ha dicho el Supremo.
No obstante, sé que si no soy absuelto después de verano por el Constitucional, que no lo sé, espero que sí, sería lo lógico y renovaría la confianza en las instituciones, yo iré a Estrasburgo y ahí voy a ser absuelto. Evidentemente. Pero en esos tres o cuatro años que pueden transcurrir, mi sentencia se está usando como jurisprudencia para condenar a otra gente. Luego irán a Estrasburgo y Estrasburgo devolverá absoluciones una tras otra, pero oye, es un espectáculo lamentable para la justicia española que se podría ahorrar con un poquito de sentido común y de cordura.
¿Lo de Alsasua es terrorismo?
César: A mí me parece que se está exarcerbando claramente. El problema de la ley de lucha contra el yihadismo es que de alguna manera recupera el derecho penal del enemigo, que es un término creado por Günther Jakobs en 1985 en Reino Unido, y lo que viene a decir es que determinados perfiles pueden ser preventivamente delincuenciales porque “algo habrán hecho”, a nivel de etnia, a nivel de sesgo ideológico… o por cómo vistes, o por cómo eres. En Alsasua creo que pasa algo así. Que una pelea en un bar se convierta en acto de terrorismo está cogido por pinzas. Se ha exacerbado muchísimo…
Pero el quid está en que la agresión fue a guardias civiles por el hecho de serlo.
César: Yo considero, por lo que he podido leer, que es una exageración considerar a eso acto de terrorismo. Se podrá condenar como pelea… o de muchísimas maneras, pero llamarlo “terrorismo” es una distorsión absoluta que lo que hace es ampliar el término a cualquier actitud que pueda ser contraria al poder. Y genera indefensión en muchísimos colectivos. ¡Si eres musulmán, ya puedes ser terrorista! Ese tipo de mantras son peligrosísimos y llegan al discurso del odio, porque ahí es donde tienen su caldo de cultivo: en la criminalización de minorías.
De despedida: buenas razones para renunciar al Derecho a orgasmar.
Samuel: ¿Tú sabes lo productivo que es? (risas). Si renuncias a ese derecho, te pasas el día concentrado, trabajando… ¡Mira lo bien que ha salido este disco! Ha sido gracias a eso.
César: (Risas). Te dispersas menos. Pero la idea de la canción surgió porque leí un artículo que hablaba de un colectivo de gente que por sus creencias renunciaba a orgasmar. Me hizo gracia. Esto enlaza directamente con el Tao, el Zen y todo este rollo. Yo tengo un acupuntor que me trata muy bien la mente y el cuerpo, que medita muchísimo, es un gurú, y me dice “hay que orgasmar una de quince veces”. Hay toda una filosofía oriental en torno a esto: el orgasmo al hombre le priva de su Qi. Y dicen que en el fornicio, lo que tienes que buscar es que tu pareja orgasme para tú, en su orgasmo, apoderarte de su energía, y nutrir tu Qi. Me llamó la atención ese artículo e hice un experimento conmigo mismo, que siempre he sido bastante activo sexualmente.
Me dije: ¿por qué tú nunca estás feliz? Siempre tienes ahí como un posillo, como que no encuentras… y dije: a lo mejor soy una persona que no tengo que tener esta obsesión por relacionarme sexualmente. Que no es obsesión, pero es costumbre, es hábito. Bueno, y ahora he descubierto con perplejidad que puedo estar muchos meses sin orgasmar y que además mi rendimiento en el trabajo ha sido mucho mayor. Y te digo: creo que gracias a esto he sido capaz de aguantar todo el proceso judicial, la tensión de hacer un disco, el no parar, no parar, no parar… ¡me he centrado! Esa canción va referida irónica y jocosamente a esa experiencia, que no será la definitiva en la vida pero me ha abierto una puerta que desconocía. No me jodas: se puede estar sin follar.