Aquí dos Saras -una enfermera, otra trabajadora social- y una Carmen -monitora de gimnasio, profesora de baile y peluquera-. Falta Elvira, que está de exámenes, y ya son las IRA, el grupo de rap feminista que la escena underground y el debate social estaban pidiendo a gritos: rabiosas, discursivas, francas, descaradas, profundamente políticas. Acaban de presentar su primer videoclip, Mantenlo patriarcal, un santuario de pasamontañas con purpurina, de pintauñas y cigarros de liar.
"Jugar con las mujeres es jugar con dinamita", cantan. Y lo mismo te desafían con el verbo vestidas de chándal en el parque que zarandean los glúteos y perrean como si no hubiera un mañana. No bailan para los hombres: su mirada es fraternal e invita a la comunidad femenina a empoderarse. En sus letras desmontan tópicos sexistas, proponen reflexión y fiereza sin renunciar al pintauñas. Hoy sábado tocan en Alicante, el 23 en Copérnico (Madrid) con la hiphopera argentina Sara Hebe, el 24 en las fiestas de Quintana y el 30 en El Pozo para una asociación de mujeres maltratadas.
Son una bomba de relojería llena de militancia; también mujeres cálidas, consecuentes y divertidas cuando charlan con este periódico en una terraza de Vallecas bajo un sol de justicia. Muy chulas, las IRA, y necesariamente incómodas. Una raspa en el ojo en el discurso hegemónico del testiculario patrio.
¿Por qué da miedo la palabra "feminista", como decís en Argumentos?
Sara (Raissa): Hay dos tipos de miedo, el consciente y el inconsciente. Hay un miedo consciente de las personas o sectores que sí saben lo que es el feminismo y saben que van a perder sus privilegios si el movimiento conquista sus objetivos. Es un miedo tan consciente que dice "vamos a manchar el nombre de esta lucha para que todo aquel o aquella persona que todavía no la conozca no quiera tampoco conocerla". De ahí llamarnos "feminazis" y todo ese tipo de apodos que se han colocado al feminismo.
Y luego está el miedo inconsciente de la persona que su primer contacto con el feminismo ha sido éste, un contacto negativo en el que se les ha explicado mal lo que es el feminismo y obviamente no quieren saber nada de él. Tienen un concepto tergiversado, pero creo que es cuestión de tiempo. Al final es lo que pasa siempre cuando hay un sector al que se le están intentando quitar sus privilegios. Hay una lucha de poderes. En toda lucha social y económica de la Historia se ha intentado manchar el nombre de la parte más oprimida o explotada.
"Lo que llamaste entretenerte fue una violación", decís en una de vuestras canciones. ¿Cómo salir de la cultura de la violación? El otro día salió una noticia muy polémica en la que una revista daba consejos a las mujeres sobre posturas sexuales que utilizar cuando él quiere y ella no.
Sara (Raissa): Nosotras apostamos por visibilizar las agresiones, sacarlas a la luz, que dejen de ser un tabú, ponerles nombre y crear redes donde las mujeres puedan expresar lo que han sentido. Hay que señalar al agresor.
Sara (Satira): En la cultura de la violación siempre predomina la idea de que la vas a sufrir de mano de un desconocido, de parte de alguien muy malo, "¡está enfermo, está enfermo!"... no, la verdad es que la mayoría de las violaciones se dan en casos de pareja. Se dan con tu novio, tu marido o tu amigo, que se queda a dormir en tu casa y se aprovecha. Es sorprendente cómo hablas con algunas chicas y no son conscientes de que han sufrido una violación. "Es mi novio, no me apetecía y no me gustó pero... ¡es mi novio! No me ha violado". No. Es importante poner nombre a ese tipo de situaciones de cara a la sociedad porque son totalmente normales. En cuanto empiezas a visibilizarlo, te das cuenta de que al 90% de tus amigas le ha pasado. Como el artículo que dices: es una naturalización de la violación brutal.
¿Creéis que muchas mujeres de nuestra generación han tenido sexo sin querer, sólo porque se sentían presionadas o no sabían cómo salir de allí? ¿Por qué hemos asumido socialmente ciertas cosas, como que subir a casa de alguien significa automáticamente tener sexo?
Satira: Yo creo que estamos en un proceso de liberación sexual de la mujer en el que nos han engañado también un poco. La generación de nuestras madres no tenían esa presión que teníamos nosotras de adolescentes de "hay que follar ya, si no eres una estrecha". Nosotras hemos vivido eso y te diría que un porcentaje alto de chicas que hemos tenido relaciones jóvenes ha sido totalmente obligado.
Autoobligado por nosotras, obligado por la sociedad, obligado por tu círculo... pero es eso de "¡libérate!, si no te liberas estás súper atrasada", pero sigues estando oprimida, porque te están diciendo qué hacer. Antes era "no folles hasta que te cases" y ahora es "hazlo cuanto antes, hazlo ya, hazlo con muchas personas porque tienes que liberarte"... ese discurso está haciendo daño en la juventud. Tendría que ser un proceso bonito, descubrir tu sexualidad, hacerlo de otra manera... pero va seguido de mucha presión.
Carmen (Medea): Sobre todo es la presión adolescente, la de tu círculo. Empiezan a tener sus primeras relaciones, lo cuentan... y tienes la presión de ser la estrecha del grupo, la que no liga. Tu novio te lo va a decir también.
¿Por qué la mujer siempre es la culpable? Si no lo haces, eres la estrecha y pasan de ti; y si lo haces, automáticamente puta. Siempre está la amenaza.
Medea: Sí, o la estrecha, o la puta. Si disfrutas de tu sexualidad, puta; si no quieres follar, estrecha.
Satira: Es castigar a la mujer de una manera o de otra cuando ella decide hacer algo. Es el tema de quitarnos a la mujer la capacidad de decisión, y eso ¿cómo lo hacen? Con un entramado brutal a nivel social de culpa, de castigo... es muy difícil salirte. Salirte de eso es acostumbrarte a que te dé igual lo que te vayan a decir por una cosa o por otra.
"La puta empoderada que coge la metralleta", decís en Soy. ¿Hay que perderle el miedo a la palabra puta? ¿Tenemos que neutralizar el insulto, el significado negativo, o directamente erradicarla?
Medea: Yo, personalmente, creo que es una palabra que tenemos que normalizar. Al fin y al cabo, "puta" o "prostituta" es la mujer que, al igual que tú trabajas haciendo entrevistas para un periódico y ganas dinero a cambio, la puta gana dinero por acostarse con otras personas. Es una palabra a la que hay que quitarle la estigmatización social.
Satira: De cara a tu libertad sexual, si se te llama "puta" por hacer algo que realmente quieras; y de cara a las trabajadoras del sexo, que son muy estigmatizadas con este tema, y si hablamos de trabajadoras sexuales libres, son personas que usan el sistema y cómo nos ven a las mujeres... ellas les dan la vuelta y lo usan para su propio beneficio, y yo que sé, el sexo que hay en una relación heterosexual, que son cuidados y sexo totalmente gratuitos a tu pareja... la puta cobra por ello. La puta no te lo hace gratis.
Entonces, ¿la prostituta -libre- es una rebelde contra el sistema?
Satira: En cierto modo sí lo veo así. Dentro de la prostitución... es un tema muy delicado y peliagudo, pero siempre que sea prostitución libre, para mí se trata siempre de mujeres empoderadas. Es una mujer que no da un servicio a cambio de nada. Ella pone sobre la mesa el acuerdo, ella pone lo que quiere, lo que no quiere, lo que se va a permitir y no se va a permitir... no veo nada denigrante en la palabra "puta" porque no me parece denigrante el que yo decida libremente hacer un trabajo sexual a cambio de dinero.
Medea: Es sólo otra fuerza de trabajo. Unos venden las manos, otros la capacidad de escribir... socialmente nos han enseñado que nuestros genitales son algo prohibido, algo sagrado. Si los mancillas parece que dejas de ser una buena mujer. Nosotras con el debate prostitución, a nivel de grupo, también tenemos muchas dudas.
Satira: Hay curros que no son agradables. Yo limpio mierdas de abuelos. Eso no le gusta a nadie, tampoco.
¿Cómo le rebatiríais al típico hombre que sale con lo de las "denuncias falsas" o con lo de que "si él la maltrataba ella no sería tan santa, yo creo en la igualdad pero estas tías ya se pasan", como cantáis en uno de vuestros temas?
Satira: Esta cuestión nos da mucha pereza debatirla, porque es como hablar con una pared.
Raissa: Esto es muy sencillo. Cuando vas a denunciar cualquier cosa, no se te cuestiona. Un robo, por ejemplo. Ahí no hay policía acosándote a preguntas ni entorno social dudando de ti. La gente sabe que se roba, que te puede pasar y si dicen que te han robado, te han robado. Aquí ya no se trata tanto de cuestionamiento judicial -que hay que demostrarlo, etc.-, sino de un cuestionamiento social hacia las mujeres que denuncian; esto sólo pasa con la violencia de género. Ninguna mujer tiene que inventarse eso porque todas lo hemos vivido y todas sabemos que eso pasa. Los hombres nos han agredido, en mayor o menor medida, con mayor o menor "gravedad", entre comillas, porque la gravedad es relativa... ¿por qué pasan tantas cosas en el mundo que no cuestionamos y esto sí?
Por no hablar de la justificación de la agresión, "algo habrá hecho", a la que también aludís.
Raissa: Claro, que además eso se contradice con el argumento de las denuncias falsas. Cuando justificas una agresión, es que eres consciente de que esas agresiones se dan, ¿que no te parecen graves o que te parece que están justificadas?... entonces ya no estamos hablando de denuncias falsas.
Satira: Es que es una información tan básica, que está tan al alcance de cualquiera... que si me viniera un hombre a decir eso, le diría "mira, infórmate tú", porque no puedo darme de cabezazos toda mi vida contra un muro porque me estés constantemente exigiendo que te demuestre cien por cien que esto es así. No. Es que eso no se le exige a nadie, sólo a nosotras.
Raissa: Y luego hay que tener cuidado con tener que buscar siempre una evidencia científica, como pasa a nivel judicial. Que si no hay una prueba, un parte de lesiones, no hay agresión. Cuando la Ley de Violencia de Género ha aceptado la agresión psicológica, y una violencia psicológica es muy difícil de demostrar, pero que no se pueda demostrar no significa que no exista. Y la justicia sí hace eso: si no se demuestra, no existe.
Satira: Aparte del castigo. Una denuncia falsa es algo muy irreal, porque sabes de sobra que cuando alzas la voz en un caso de agresión, te vas a quedar sola. Tus amigos te van a dar la espalda, socialmente se te va a dar la espalda, se te va a llamar loca... que una persona quiera pasar por ese proceso porque sí es estúpido, no es real. La denuncia es un primer paso, pero el proceso de infierno que sigue a esa denuncia no lo querría vivir nadie.
Medea: Y el contar tu caso 50.000 millones de veces, porque te hacen contarlo 50.000 millones de veces. Revivir esos hechos... es muy doloroso. Cuesta alzar la voz para que encima tengas que estar dando esas explicaciones.
¿Es cierto eso de que "no todos somos iguales"?
Raissa: Estamos educados todos bajo las mismas normas y, en mi opinión, todos los hombres son maltratadores en potencia. ¿Que hay hombres que han sido conscientes en un momento dado de su proceso vital de esas contradicciones, de esas relaciones de poder, y se lo estén trabajando y hagan por no ejercer ese poder...? Claro, eso nadie se lo niega, los hay y sabemos que lo intentan.
Satira: Pero el poder está ahí.
Raissa: Exacto, lo pueden usar cuando quieran. ¿Cómo voy a poner la mano en el fuego por alguien que tiene un poder en su mano y decir "jamás lo va a usar"? El poder está ahí. Un rey es rey, y puede ser un rey muy bueno o muy malo, pero es un rey y tiene un poder sobre el pueblo. Hará lo que quiera con él. Esa duda está ahí siempre.
Habladme de esa frase que cantáis y que dice "el machismo mata mucho más que ETA". ¿A qué os referís?
Raissa: Esta frase tiene mucha controversia. Se critica mucho también desde sectores de izquierdas, sobre todo desde movimientos independentistas, abertzales y demás, porque dicen que comparar el machismo con un "movimiento revolucionario"... para otros es terrorismo... vale. Esa frase no es nuestra, es una frase que existe, que se pone en pintadas, pero con la que estamos de acuerdo, porque al final la frase, para nosotras, es una crítica a las instituciones y a la respuesta social ante un cierto tipo de víctimas de una violencia y otras víctimas de otra violencia. A las personas asesinadas por ETA se las considera víctimas de terrorismo y se les dan una serie de ayudas o una respuesta, una protección, una importancia...
Satira: Claro, hay una respuesta negativa social brutal a esa situación. Es "esto NO".
Raissa: Y sin embargo luego, en otro tipo de agresiones, y otro tipo de violencia -no sólo de género, también institucional, la que se da en prisiones contra presos políticos...-, el Estado pasa de ellas o incluso el Estado las ejerce. Socialmente no se les da ningún tipo de voz. Es a esa discriminación a la que nos referimos.
¿Se está descuidando a nivel político el problema del machismo? ¿Qué debería hacer el PP, que es el partido que está en el gobierno, para combatirlo?
Medea: Tendría que extinguirse (risas).
Raissa: Hombre, claro. A ver, el PP es un partido de derechas y no puede hacer nada contra la violencia de género porque ellos ejercen violencia de género. Es un Estado maltratador. ¿Qué pueden hacer? Irse. No se van a ir, pues habrá que echarles. Pero como el resto de partidos, ¿eh?
Satira: En el Congreso el feminismo se trata de broma.
Raissa: Lo único que hacen son políticas superfluas que no llegan nunca a la raíz. No es un abordaje radical. Cuando hablamos de "feminismo radical" no hablamos de radical de ir a matar a alguien, sino de ir a la raíz de los problemas. Ese tipo de partido no lo va a hacer nunca así que en sus manos no hay ninguna solución.
Satira: Este tema no lo podemos poner en sus manos.
Raissa: Creo que hay que reeducar. Si tú no tienes a una sociedad educada para hacer frente a la violencia de género, las instituciones tampoco van a funcionar, porque tu vas a una comisaría y los funcionarios son personas como tú y como yo, son tus vecinos; y los jueces igual... quiero decir, tendría que haber una formación específica para todas las personas que tengan esos puestos. Jueces, abogados, fiscales.
No sé si recordáis el caso de la jueza que preguntó a una presunta mujer violada si "cerró bien las piernas".
Medea: Aquella burrada...
Raissa: Tenemos compañeras que están en juicios de violencia de género y son brutales. Se cuestiona a las mujeres... absolutamente todo, hasta su papel como madres. No se las protege.
Satira: Hay un corto de un colectivo que se llaman "Las tejedoras", el corto se llama Última gota, y habla de procesos de juicios, de casos reales.
Raissa: El problema es que aunque haya un código penal concienciado con este tema y una ley bien hecha, si los policías no están preparados para los protocolos o los jueces no aplican estas leyes por sus propios prejuicios, ¿para qué sirven?
Medea: Incluso a una compañera nuestra la amedrentaron en juicio por ser feminista.
Raissa: Ella sube fotos, va a manis... y no milita, pero esas cosas las sacaron en el juicio.
Parece que fuese un antecedente.
Satira: Efectivamente.
Medea: Eso lo hemos vivido casi en primera persona.
¿Los hombres tienen miedo de que el lesbianismo les quite a las mujeres o no lo consideran amenaza?
Satira: Uy, a mí me encantaría que fuera así (risas). Bueno, es que es una amenaza. La heterosexualidad es un régimen impuesto, educacional, y el lesbianismo rompe con eso. A los hombres no les hace gracia ese tema. Bueno, hasta cierto punto de "ay, qué sexy", pero en el momento en el que tú les das un "no, no vas a participar en esto, estás fuera", se enrrabietan como si no hubiera un mañana.
Raissa: Llega un punto en el que para quitarte a un tío de encima tienes que decir "soy lesbiana". Está mal, pero sabes que automáticamente ese tío ya él solo se cierra sus puertas hacia ti.
Satira: Bueno, ahí viene lo siguiente... si le dices "soy bollera" empiezan con "pero prueba, pero prueba", y te conviertes en el reto máximo.
Raissa: A mí me ha funcionado bien (risas).
Satira: Es el aceptar que algo no gire en torno a ellos. Es una inseguridad a la que no están acostumbrados.
Sara: Todas lesbianas (risas).
Me interesa cuando decís lo de "Tu sexo, tu género no van de la mano, Heteronormativo, libera tu ano".
Satira: El tema del ano y el hombre heterosexual... eso de "por el culo nada" es algo muy homofóbico. El disfrute de tu cuerpo no va ligado a tu sexualidad, es decir, hay tíos hetero que se liberan y disfrutan mogollón con que su chica les meta un dedo o les haga lo que sea. Ese apretar ano es algo tan machuno... queríamos romper un poco con eso. Es muy macho eso de "ay, cierro ano". "Lo que quieras, pero por el culo no". Es como que si les entra algo por el culo, pierden su masculinidad automáticamente, y digo que es homofóbico porque los chicos gays siguen siendo hombres si se identifican como tal. No son menos hombres por tener sexo anal. Queríamos dar en el orgullo de macho.