Pertenecen a una “organización criminal” que han cometido un “delito continuado de estafa”, gracias a la cual en cinco años han ingresado más de 100 millones de euros. El auto del juez de la Audiencia Nacional, al que ha tenido acceso este periódico, da a entender que la SGAE es víctima de la SGAE, porque los estafadores tenían tanto poder de decisión en los órganos de gestión de la entidad de gestión de derechos de autor que “perpetuaron el fraude”. Esta es la rueda: cuando más recaudas, más voto. Cuanto más voto, más condicionas los estatutos a tu favor.
A pocas horas de la celebración de la Asamblea anual de la SGAE -y de un turno de ruegos y preguntas que se supone muy caliente-, el actual presidente de la sociedad, José Miguel Fernández Sastrón, logró afianzar su mayoría gracias a los votos del Colegio de Pequeño Derecho, donde se encuentran los autores de la estafa. Por eso la actual SGAE mantiene y defiende este modelo de recaudación con nocturnidad televisiva. Sastrón no ha alterado los intereses de estos autores, a pesar de las denuncias del expresidente Antón Reixa, en 2013, porque la mayoría de los interesados en que la “rueda” depositaron sus votos en él.
El auto señala a tres cabecillas: Rafael Tena, Manuel Carrasco y Fernando Bermúdez. A todos se les tomó declaración y el juez dictó prisión eludible bajo fianza de 100.000 euros para cada uno de ellos. Están relacionados con un entramado dirigido a “obtener beneficios cuyo principal emisor es la SGAE”. Pero no están solos: Javier Valero, responsable de Telemadrid, es uno de los responsables de que la trama se mantenga gracias a las comisiones que acepta. Otro es Carlos Salazar, encargado de contrataciones de Canal Sur.
Las investigaciones desvelan que los estafadores tienen una mayoría en la Junta Directiva de la SGAE, “desde donde tienen capacidad de imponer acuerdos abusivos para perpetuar sus intereses con evidente ánimo de lucro, en perjuicio del resto de los socios y sin que reporte beneficio alguno a la sociedad”. Desde la primera denuncia de esta connivencia han pasado tres presidentes por la sociedad, sin que se haya demostrado intención de corregir este modelo corrupto. Las responsabilidades del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte sobre un modelo pervertido son claras.
Los cómplices
Otra de las personas investigadas es Nuria Beatriz Rodríguez, directiva de Antena 3, muy implicada en la rueda y en “impartir instrucciones a personas que trabajan en distintos departamentos de la SGAE sobre cómo han de comportarse”. Para el juez es una “persona de influencia en el seno de la Junta Directiva de la SGAE”. Ella es quien “dirige la actuación de los principales miembros de la Rueda para la perpetuación del sistema, intentando por todos los medios poder aumentar los porcentajes de retorno que obtienen las cadenas”.
“Las diferentes personas que conforman La Rueda han conseguido trazar un sistema preconcebido y perdurable en el tiempo, fundamentado en el plagio de obras de dominio público, leves modificaciones de las mismas y creación de otras de muy baja calidad, gran parte de las cuales son titularizadas a nombres de familiares y testaferros bajo diferentes Editoriales y Cesionarias pertenecientes a los investigadores”, cuenta el juez.
El auto continúa aclarando la situación laboral de los músicos que son aprovechados para la creación de la estafa: “Para esta ingente creación, se valen de la explotación de pequeños autores sin recursos, músicos que arreglan, modifican, interpretan las obras mediante otros instrumentos musicales y registran las obras, a cambio de la cesión de una parte de los derechos de la obra, ocultando de esta manera quién se encuentra detrás de las mismas verdaderamente”. Músicos explotando a músicos.
El juez, además, apunta que el fraude es posible gracias a la complicidad de “varios responsables de la contratación de televisiones”. Ellos reciben pagos en metálico por priorizar los intereses de los investigados. “Estando claramente a su servicio”.