El presidente de la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, está en la cuerda floja. Después del escándalo de “la rueda” y la lluvia de manifiestos que muestran la división de intereses de los autores, la Junta directiva, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL, está dispuesta a fulminarlo antes de que acabe septiembre. El actual presidente, beneficiado también como ha reconocido por el pago de “la rueda”, sería sustituirlo por un presidente de transición, hasta las siguientes Elecciones dentro de año y medio. Para que la moción fragüe, Sastrón debe tener 20 votos en contra (de 39).
Las fuentes consultadas por este periódico aseguran que la moción se presentará en una Junta extraordinaria la próxima semana o en ordinaria, el 21 de septiembre. El actual presidente podría ser reemplazado por tres nombres que suenan con fuerza: Manuel Marvizón, Antonio Meliveo y José Luis Acosta. El primero es representante del Colegio de Pequeño Derecho, los otros dos son de Obras Audiovisuales.
Este viernes Sastrón evitó la primera embestida al anular una convocatoria extraordinaria en la que se había anunciado la moción de confianza del presidente, tras despedir a una trabajadora de manera improcedente. Justificó la anulación asegurando que la Junta no tenía competencias y desmanteló la convocatoria. Sin embargo, el artículo 64 de los Estatutos aclara que “en cualquier momento, la Junta directiva podrá recabar cualquier competencia”.
Cifras infladas
“Soy miembro de la Comisión de control de reparto y cada seis meses revisamos las cuentas de la entidad”, cuenta a este periódico Antonio Meliveo. “Yo veo pasar por delante de mis ojos cifras astronómicas procedentes de los beneficios de la rueda: 600.000 euros para autores y obras totalmente desconocidas. Son cifras abultadísimas”. El listado al que hace referencia el autor es un ranking en el que en primera posición figura el autor que más recauda. “Para encontrar un nombre como el de Alejandro Sanz en ese listado tengo que pasar más de 200 nombres”, cuenta.
Y lo más grave: hay miembros en la Junta directiva que tienen cantidades sobresalientes en esa lista. La reforma de la SGAE es urgente, pero depende del órgano de gobierno de la entidad, la Junta directiva, tomada por los votos de los implicados en el fraude de “la rueda”. Sus votos son producto de la recaudación que obtienen y que les lucra, es decir, del fraude. La recaudación se transforma en votos: “La SGAE se ha convertido en una plutocracia. En la Junta se ha instaurado el gobierno de los más ricos y desarticulan cualquier reforma”, añade Meliveo. “Y Sastrón hizo todo lo posible por hacerse con el poder apoyándose en esta asociación criminal”.
De hecho, como miembro de la Comisión de control de reparto, pone la mano en el fuego por tres de los 16 miembros que representan al Colegio de Pequeño Derecho. Sólo esos tres estarían limpios de la mancha de la “rueda”. Son tres autores que han luchado contra la perversión del reparto que ha convertido “la rueda” en un fraude de autores contra otros autores, en un latrocinio de unos contra otros. Manuel Marvizón, Nacho Campillo y Joan Albert Amargós se han resistido en minoría a la estafa de sus compañeros, valorada en 100 millones de euros.
Una reforma bloqueada
Por lo tanto, la reforma de la SGAE parece bloqueada mientras se mantenga el poder de los ricos. En los últimos días, la Coalición Autoral (COA) ha pedido una intervención directa y decisiva del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para reformar los Estatutos al margen de la Junta directiva. Sin embargo, el equipo de Íñigo Méndez de Vigo sólo ha dado muestras de satisfacción con la actual situación crítica de una institución que tradicionalmente ha tenido más poder que el propio Ministerio.
Por su parte, la Unión Estatal Sindicato de Músicos propone tres reformas urgentes para una reforma de la SGAE: un socio, un voto; recaudación sólo por las obras que gestiona, no por las que están pendientes de identificar, por los que se embolsan más de 10 millones de euros al año; y una modificación de las formas de reparto, con mayor transparencia, entre otras medidas.
“No se puede hacer peor de lo que ha hecho Sastrón. Ha dividido por completo la SGAE”, explica Antonio Meliveo, que su rival en las últimas elecciones, ganándole en segunda vuelta por un voto. “Y nulo”. Meliveo se postula como recambio transitorio, para poner en marcha las reformas. “Sé lo que necesita la SGAE: reforma de los órganos de gobierno, los colegios deben estar representados por lo que recaudan; reforma del sistema de reparto, para que sea transparente por completo; y reforma del sistema electoral”.
Meliveo, que lamenta la plutocracia de la SGAE, no está en contra precisamente de la herramienta que lo permite: el voto ponderado, a más recaudación, más votos. “La SGAE es una empresa privada y son como las acciones de una empresa. Pero la ponderación actual es excesiva: estamos en 31 máximo, y lo lógico sería 10”. Eso no evitaría la trampa de crear a un familiar como autor de obras para conseguir más votos. Tal y como ocurre ahora.