“Desde el barquito de papel de mi infancia pido ayuda a todos los catalanes y españoles sensatos. Sólo pido que en Cataluña se me defienda como ciudadano”, reclama el músico Albert Pla, uno de los creadores más importantes de la cultura popular contemporánea y una de las voces más irreverentes e imprevisibles de la música. Junto a Serrat, Sabina y el resto de actores culturales que han dado un paso al frente para declarar su opinión -¿irónica?- sobre el uno de octubre y el referéndum.
Pla aprueba con “notable” a Rajoy en la crisis financiera y lo suspende en la crisis soberanista: “No confío mucho en Rajoy, aunque reconozco que ha sorteado la crisis económica con notable habilidad. Pero también creo que tal vez no ha gestionado bien la problemática de Cataluña”. ¿Sarcasmo?
En una carta leída para el programa El món de RAC1, el artista pide ayuda a políticos más capacitados para gestionar un conflicto de altura. Y da nombres y esperanzas: “Creo que la situación actual reclama que otros políticos más sensatos como Pedro Sánchez deben liderar ahora serenamente y sin prisas, sobre todo sin prisas, una respuesta dialogada con el presidente catalán, que, aunque mande una minoría, si sumas el voto de todos los catalanes sigue siendo el presidente de Cataluña”.
En su intervención, entona un canto a la nostalgia de los tiempos pasados, aquellos en los que, como recuerda, era un joven lleno de sueños que paseaba por las Ramblas con amigos de Madrid, “hablando en castellano sin que nadie te insultara por la calle”. Era la Barcelona más bonita del mundo, dice. “La Barcelona de Juan Marsé, Gil de Biedma, Vargas Llosa y de tantos otros catalanes”. Referentes culturales que hasta el momento no habían aparecido en el universo mágico de Albert Pla.
No más privilegios
Hace año y medio publicó una novela titulada España de mierda, con una portada que hacía honor al título y una bandera que combinaba la estelada y la rojigualda. A pesar de todo el aparataje provocador, el libro era un artefacto indoloro y una intención mercantil descarada, facilona y poco habitual de la carrera del músico catalán. De hecho, ridiculizaba la propuesta musical que ha mantenido a Pla en lo más alto desde hace casi tres décadas.
Pero el malditismo del músico parece amagarse en esta columna, en la que reclama sensatez. “No queremos tener más privilegios que cualquiera de las otras regiones de España. Pero, ¿os imagináis la maravilla que sería que también pudiéramos ver algún día a los españoles saliendo de los toros con prisa para poder disfrutar d'Els Pastorets con lágrimas en los ojos y el corazón partío?”, se despide. “Y nada, si alguien no está de acuerdo conmigo, ningún problema, yo llamo a la Guardia Civil o al juez”.