Quién no recuerda a Julio Iglesias en el videoclip de Quijote surcando los mares como un conquistador adicto a las cabinas solares, hermoso, anaranjado, llamando a Dulcinea con antojo, recordando que es feliz con un vino y un trozo de pan, “y también, cómo no, con caviar y champán”. Ahí estaba el novio de España con la chamarra al viento, herido de bohemia, dejando claro que “presume de ser español donde va”. Está claro que imágenes así son puro adhesivo en este país de identidades fragmentadas, en este edén ibérico en el que más de uno quiere morder la manzana, oigan, pase lo que pase después.
Decía Umbral que “la patria, nuestra patria, ésta, mucho más dulcemente, son los fabricantes de armas”, -porque sin armas no hay ejército, sin ejército no hay fronteras y sin fronteras no hay patria-; pero ahora la patria anda en dudas sobre la patria, ahora la nación padece de insomnio y se desvela, esquizofrénica y autorreferencial, preguntándose hasta dónde es y qué será de ella después de este cirio del 1-O y sus coletazos. Otra cosa no, pero la fecha del referéndum-verbena tiene banda sonora para unos y para otros, porque aquí los artistas españoles -sin entrar en sentires- llevan años planteando musicalmente qué es la nación, qué es el país, qué es la patria y qué es esa mole evanescente llamada democracia -“me gustas, ya te digo, pero a veces querría tenerte algo más presente...”, cantaba Krahe-.
Ahí estaba Julio Iglesias, el novio de España, con la chamarra al viento, herido de bohemia, dejando claro que “presume de ser español donde va”
Serrat ya ha dejado claro que no quiere que se use Mediterráneo ni para ensalzar el país ni para partirlo. Pero tenemos más carrete: ahí entonando a la agridulce España la genial Cecilia, que se las vio canutas para esquivar la censura. A ver quién tenía bemoles de cantar “esta España muerta”, con lo que eso molestaba en 1975. “Esta España cierta / de las alas quietas / de las vendas negras / sobre carne abierta. / ¿Quién pasó tu hambre, / quién bebió tu sangre / cuando estabas seca?”. No olvide nadie que con Franco aún coleando, allá en el 73, Manolo Escobar, trajeado como él solo y con un coro entusiasta tocando triángulos, maracas y trompetas, se marcó un Que viva España desprejuiciado y encendido que aún resuena.
“Entre flores, fandanguillos y alegrías, nació España, la tierra del amor. Sólo Dios pudiera hacer tanta belleza, y es imposible que pueda haber dos. Todo el mundo sabe que es verdad, y lloran cuando se tienen que marchar”, lanzaba Manolo. “La plaza por sí sola vibra ya y empieza nuestra Fiesta Nacional”. Viva el vino.
Las dos Españas
En 1978 Joaquín Sabina ya empezaba a apretarle las tuerquecitas al país en Palabras como cuerpos, en referencia clara a las dos Españas vibrantes del momento: “… y al que mata llamarle de una vez asesino. Nos lo robaron todo, las palabras, el sexo, los nombres entrañables del amor y los cuerpos, la gloria de estar vivos, la crítica, la Historia: pero no consiguieron robarnos la memoria”, entonaba el flaco.
“Ellos también tienen cuerpo bajo la ropa (…) manos que no acarician, dedos que no se tocan, sólo saben firmar y apretar el gatillo. Nosotros que queríamos vivir sencillamente...”. Retomó la cuestión en 2005, con Máter España: “Madrastra España a la hora de la siesta, la puta que se enamora, la fruta que se indigesta; que al filo de la cucaña mira pa’ otro lado; bendita España de Azañas y Machados. Cómplice España, tormento redentor, Perejil, Ceuta y Melilla, cotos de caza menor, catalán, gallego, euskera, lacandón, Castilla; tópica España, fibra óptica y ladillas”.
Contra la pasión de Sabina por la tauromaquia está Albert Pla, con su tema Quiero ser torero, sardónico hasta el dolor. Otra cuestión en la que Cataluña se ha opuesto a la tradición. "Ay, papá, quiero ser torero, y el padre se desesperaba, él que era tan honorable, potestado de la sardana, de las letras catalanas...".
Nos lo robaron todo, las palabras, el sexo, los nombres entrañables del amor y los cuerpos, la gloria de estar vivos, la crítica, la Historia: pero no consiguieron robarnos la memoria
En el 86 florecían nostalgias de un pasado glorioso, como les pasó a Los Nikis en El Imperio Contraataca: "El sol no se ponía en nuestro imperio... me gusta mucho esta frase. Con los austrias y con los borbones perdimos nuestras posesiones, esto tiene que cambiar. Nuestros nietos se merecen que la historia se repita varias veces", guiñaban. "Mira cómo gana la Selección, España está aplastando a Yugoslavia por 20 puntos arriba...".
Corría el año 1989 y Paco Ibáñez arremetía con su España en marcha, con aires renovadores, sacudiendo la alfombra ibérica: “Españoles con futuro y españoles que, por serlo, aunque encarnan lo pasado, no pueden darlo por bueno”. En el 96 le tocó el turno a Ana Belén, mentando de nuevo a esta casa estatal nuestra y cubriéndola con su camisa blanca de la esperanza: “Quién puso el desasosiego en nuestras entrañas, nos hizo libres pero sin alas, nos dejó el hambre y se llevó el pan”.
La autocrítica
Luego llegaron tiempos subversivos, como cantaba Amaral en Revolución: “Somos demasiados y no podrán pasar por encima de la vida que queremos heredar, donde no tenga miedo a decir lo que pienso (…) Somos demasiados y no podrán pasar por encima de los años que tuvimos que callar, por los libros prohibidos y las entradas secretas. Por todos los que un día se atrevieron a gritar”. Nach aclaró en Mi país que miraba atento a su “patria agria y milenaria”: “Conocer su Historia a fondo es tarea necesaria; por eso hablar con ancianos me ayuda a reflexionar sobre esos años oscuros, época dictatorial. Hoy las cosas han cambiado, y eso de qué me sirve, me roba un año el Estado y luego dice que soy libre. Es la actitud más típica, hipocresía política”.
No hay aliento para los jóvenes, sólo soportan órdenes en trabajos basura, con contratos basura, España, tierra pura, España, tierra de sol, pero difusa y oscura
Y seguía: “No hay aliento para los jóvenes, sólo soportan órdenes en trabajos basura, con contratos basura, España, tierra pura, España, tierra de sol, pero difusa y oscura (…) Dime qué sucede en esta España, telaraña de poderes, de duros amaneceres, de inmigrados sin papeles, de curas policías que prohíben placeres, mi país… ¿y tú, de dónde eres?”. Incluso Iván Ferreiro le puso las banderillas a Aznar en Ciudadano A, un año después de que terminase su mandato: “Vi a tu mujer cómo besaba a todos en Madrid en las calles, y a ti en Berlín, vendiendo Europa a los americanos”.
Abrazo a España, "nación literaria"
La Raíz volvió a insuflar oxígeno a la patria con Nuestra nación, recordando que el concepto es fluctuante y personal: “Nuestra nación es la literatura y esa locura del hidalgo de la Mancha (…) Nuestra nación es la otra cara de la luna, donde escondimos las guerras y las armas. Y viendo que la vida no es larga, seremos niños detrás de las barbas”. Más duros fueron los Def con Dos en España es idiota: “Huele a bobo en la piel de toro, huele a timo en el común destino, huele a estafa en la gran falacia de la grande libre que es tan cutre como rancia (…) Polvo blanco en la política y en el banco, jueces rancios que trabajan para Franco”.
Cuando nos duele nos quejamos, porque olvidamos que el país es el reflejo de sus ciudadanos
O el rapero Juaninacka en España, Sevilla y yo: “Cuando nos duele nos quejamos, porque olvidamos que el país es el reflejo de sus ciudadanos. ¿Qué es España, una hipoteca, una zona de bares, espaldas mojadas, tierra seca? ¿Es un porro y un litro, es ir de putas a escondidas? ¿Vacaciones en la playa, calidad de vida? (…) ¿Frontera de paso o lugar de residencia? ¿Crees que me representa su bandera? Nací aquí por coincidencia”. En esta recopilación de diferentes sensibilidades españolas laten decadencias, heridas abiertas. “Patriotas de pandereta… la única patria digna de este país aún sigue en las cunetas”, canta Toni, de los Chikos del Maíz.
Anda España temblorosa, rayada de independentismo. Ya no se pone la radio ni entona canciones en la ducha. Suerte que viene Pablo Und Destruktion y la abraza en los días de las urnas ilegales, como a una mujer que fue bribona y ahora sólo está compungida: “Pierde los dientes, España, y toma mi cuerpo… ahora que nadie te quiere, yo te protejo”.