Morrissey.

Empecé a escuchar a Morrissey por inercia y con cierta apatía. Con las mismas ganas con las que uno ve la película random que ponen después del partido. Morrissey venía justo después de los Smiths. Estaba convencido de que, sin el talento de Johnny Marr, el cantante y letrista no tendría mucho que aportar a nivel musical, pero reconozco que me llevé una sorpresa. Desde un principio, Morrissey supo asociarse con compositores habilidosos —Stephen Street en el primer álbum y Alain Whyte a partir de 1991— y reunir un puñado de buenas canciones por disco. Excepción hecha de su segundo álbum de estudio, Kill Uncle, que es espantoso.

Cuando Marr buscaba un frontman para su futuro grupo en 1982, le hablaron de un tipo que cantaba bien, escribía buenas letras y era un amante de la literatura y la cultura pop. No obstante, le advirtieron de que, a pesar de su carisma, le gustaba meterse en problemas. Y el vaticinio no pudo ser más acertado.

La madre de Whistler

Todavía recuerdo cuando, en el año 2006, durante su actuación en el festival de Benicàssim, Morrissey se acercó al micro y dijo: “Esta canción se llama To Me You Are a Work of Art (para mí tú eres una obra de arte); y no me refiero a la madre de Whistler”. Se refería al óleo Arreglo en gris y negro nº1, también conocido como Retrato de la madre del artista, del pintor impresionista James McNeill Whistler, pero no era fácil entenderle bien en medio de una multitud gritando y apretándose contra el escenario después de una tarde de fiesta en el FIB.

El británico, sin embargo, se indignó con su público: “No conocen ‘la madre de Whistler’. ¿No es terrible? ¡La educación de los españoles! ¡No conocen ‘la madre de Whistler’!”. Y pegó un extraño grito, entre la desesperación y el desprecio, antes de revolverse para continuar hablando solo. Recuerdo que pensé que a aquel tipo, definitivamente, le gustaban los problemas.

No conocen ‘la madre de Whistler’. ¿No es terrible? ¡La educación de los españoles! ¡No conocen ‘la madre de Whistler’!

En lo que se refiere a la política, a Morrissey también suele gustarle meterse en frondosos jardines, sin que nadie tenga muy claro cuál es realmente su ideología. Hace unos días, durante un concierto para la BBC, justo antes de la polémica canción The Bullfighter Dies, en la que se alegra expresamente de la muerte de los toreros, pidió la libertad para Cataluña: “Liberad a Cataluña de España. Liberad al toro de España. Liberad a todo el mundo de España”.

La referencia al toro no deja lugar a la interpretación. Sobre todo teniendo en cuenta que Morrissey es un firme defensor de los derechos de los animales —en el año 2009, mientras actuaba en el Coachella, percibió el olor de las hamburguesas desde el escenario y exclamó: “Puedo oler carne quemada. Espero por Dios que sea humana”. Detuvo el concierto hasta que la organización le garantizó que no se “quemarían más animales” durante su show y sólo entonces reanudó la actuación—. Respecto a la liberación de Cataluña, sin embargo, existen ciertos interrogantes.

Morrisey, ¿el independentista? 

En principio, uno podría pensar que Morrisey es un férreo defensor del independentismo, se trate del territorio que se trate. Ya en el año 2014 se posicionó claramente a favor de la independencia de Escocia, remarcando en su alegato la estupidez intrínseca del Reino Unido. Sin embargo, en otras ocasiones se comporta como un defensor del orgullo británico y la Union Jack; como por ejemplo en la canción Irish Blood, English Heart, contenida en su exitoso disco You Are The Quarry, en la que recuerda con nostalgia los tiempos en los que uno podía permanecer de pie junto a la bandera sin que eso resultase “perjudicial” o provocase “vergüenza” o significase ser “racista o injusto”.

También se le podría considerar un agresivo militante de izquierdas. Cuando publicó su primer disco en solitario, Viva Hate, Scotland Yard lo investigó para averiguar si podría constituir una amenaza para la seguridad de la primera ministra Margaret Thatcher, dada la dureza de la letra de la canción Margaret on the Guillotine. Años más tarde manifestó que tenía sus esperanzas depositadas en Obama, lo que podría significar que había suavizado su discurso, aunque después le reprochó su tibieza y lo acusó de ser un inútil y una “colección de dientes”.

Contra Trump y el islam 

También ha expresado su rechazo a las políticas de Donald Trump, declarando que “al menos el muro lo mantendrá fuera de México”. No obstante, y de forma paradójica, en su momento pidió el voto para el UKIP de Nigel Farage, celebró con entusiasmo la victoria del Brexit e incluso ha prestado su apoyo públicamente a Anne Marie Waters, activista anti Islam y fundadora de la organización extremista Pegida UK.

A Morrissey, que tantas veces ha cargado las tintas contra la familia real británica —llegando incluso al insulto—, se le podría considerar un ferviente republicano. Sin embargo, uno de los objetivos de su ira ha sido el propio Oliver Cromwell, al que se refiere de nuevo en Irish Blood, English Heart para confesar que extraña la época en la que los ingleses escupían sobre su nombre.

Hace poco, en una entrevista para Sky News, a Johnny Marr le preguntaron sobre una posible reunión de los Smiths. Él contestó que la ideología política de Morrisey, sea cual sea, constituía un inconveniente

Hace poco, en una entrevista para Sky News, a Johnny Marr le preguntaron sobre una posible reunión de los Smiths. Él contestó que la ideología política de Morrisey, sea cual sea, constituía un inconveniente. Y la verdad es que no me extraña. Ahora le pide a unos interlocutores indeterminados que liberen a Cataluña de España. Que liberen al mundo entero de España. Vaya usted a saber a quién se dirige y qué opina realmente. Y sobre todo, qué opinará mañana. Sospecho que cualquier cosa con tal de resultar polémico. Tal vez esa sea, en esencia, su ideología.