"Hoy tu recuerdo es un pájaro que bate sus alas detrás de mí y guarda en su pico tus labios", canta Vetusta Morla en Consejo de sabios. "Tienes la forma precisa, guardas la herencia del mármol, fuiste la Venus de Milo y yo puse el mundo en tus brazos". Lo saben: caerán los imperios, caerán los estadios, "pero antes tendrán que caer nuestros santos". Traen un disco que huele a pan caliente y resulta ideal para reencontrarnos con el desamor más viejo, que es el propio, para ponernos un espejo delante y ver que cada día nos parecemos más a nuestro "enemigo". Y entonces, avanzar. Qué tal si nos tomamos un café con nuestros demonios -los que siempre le achacamos al otro- y quedamos donde siempre: en el Mismo sitio, distinto lugar. "En la antesala del derrumbe total, donde el filo es estrecho. En el auxilio del penúltimo bar, en el beso más lento", dice la canción que da nombre al álbum.
No hay una guía aquí, no hay enciclopedia: sí un mapa difuso y poético donde el tesoro está hacia adentro. Que sí, que puede haber amor, filosofía e incluso algo de esperanza en tiempos de Tinder, nuevos gurús y nacionalismos locos. "Tú decides la mirada que pones en la realidad, tú decides el sitio donde colocas la cámara. Como banda, nuestro motivo para detenernos y mirar tiene que ver con la belleza. Cuando ves algo hermoso, paras y lo observas, y sin esa belleza no existiría nada de lo que nos mueve", cuenta Guille Galván a este periódico.
A ratos se ponen satíricos e insurgentes, como en Palmeras en La Mancha. "Podría ser yo el próximo gancho en tu labio superior, tu próximo nudo en la garganta (...) Podría ser yo la próxima piedra que revienta tu motor, el típico golpe que no encajas". Repasan noticias extrañas, como la del falso gurú que subía fotos a Instagram de pies que no eran los suyos, o la historia de esa madre que se marchó con la novia de papá. ¿Qué es lo que más les escandaliza cuando abren los periódicos? "La injusticia", dice Pucho. "Ese punto como de impotencia... de ver cómo siguen pasando cosas ¡que son tan evidentes, tan de sentido común, tan de justicia casi divina!, pero bueno, es eso: deseas que las cosas vayan de otra manera y compruebas cómo a lo largo del tiempo no cambian mucho. Eso es lo que más me revuelve siempre".
Sobre reyes y guerras civiles
Galván cree que "como ciudadanos, como miembros de una sociedad, tenemos compromisos con los que nos rodean que van mucho más allá de la música": "No creo que como músicos podamos hacer más que el resto, porque igualmente, todos, como ciudadanos, tenemos esa responsabilidad de convivencia, de empatía y de bien común". No es de discurso punk, Vetusta Morla, pero en su trabajo dejan claro que existe una intencionalidad -casi siempre críptica- y que, aunque se gusten más "polisémicos", van filtrando crítica en pildoritas musicales, en pequeñas cápsulas hechas guiño.
Ahí está El discurso del rey: "Nos habla de paz, unión y otras leyendas, su voz es un mantra vacío en nuestro hogar", cantan. Y rematan, claro: "Se ríe al vernos marchar a trabajar", mientras alientan a todos estos que no somos de sangre azul: "Y hacer de la cuesta de enero nuestra rampa de lanzamiento... en mitad de este desconcierto". No es una canción política, señalan, no pretende "ser un análisis que vaya más allá del costumbrismo", -retroceden-. Se refiere más bien a una de esas "vivencias compartidas, cotidianas y repetitivas": "Todo esto que forma parte de la rutina de nochebuena que se repite en nuestras casas. Está el rey con su discurso y lo tenemos como un convidado de piedra que hace de calefacción, al que nadie le presta atención", sonríe Galván.
"Habla el rey en televisión y todo el mundo se va de la estancia, se va a la cocina, y él sigue hablando", explica Pucho. También juegan a la confusión en Guerra Civil, uno de los mejores temas del disco. "Si te hace falta un buen pretexto para disparar, puedo coserte un ramillete de amenazas". Hablan de "rencores por saldar", hablan de "palabras incendiarias": "Miraré para otro lado al enredar mi cuento en tu garganta". ¿A quién se le ocurre bautizar a una canción como Guerra Civil en esta España que aún son dos y muy ruidosas, y después hacer como que no pasa nada? Aquí tienen: "Sí, sabemos que es un poco fuerte usar lo de 'guerra civil'", sonríe Pucho. "Pero en realidad la canción habla del yo contra el tú, y, sobre todo, de que ese 'tú' acabas siendo tú mismo, una parte más de ti, una cara oculta o un lado oscuro que no quieres ver". "Siempre estamos expiando las culpas fuera, disparando a discreción... pero hay que mirar en uno mismo. Al final todos vivimos una Guerra Civil interna".
Autocensura y machismo
Señala el cantante que hoy vivimos en el conflicto del "selfie, del narcisismo en el que nos meten continuamente las redes, y esta canción es una manera de recolocar el foco y darnos cuenta de que la guerra está en nosotros mismos". Pero, ¿y lo de Cataluña, acabará en Guerra Civil? Estupor. "Ojalá que esto no acabe en Guerra Civil", suspira Pucho. "Ojalá nada acabe en Guerra Civil", alicata Guille Galván. ¿Y qué hay de la autocensura? En el vídeo de Te lo digo a ti, Lolita acusa a Vigalondo sacándole unos tuits. Una estampa tristemente familiar. "Es una barbaridad que alguien entre en la cárcel por un tuit. Es un hito en este sistema de Derecho. La confusión entre los límites de la realidad y de la ficción están siendo bastante preocupantes. Igual que las nuevas tecnologías han generado nuevas maneras de relacionarnos, de comunicarnos y de encarar la realidad... y teniendo en cuenta que el Derecho y la justicia siempre van por detrás de la sociedad, tendrá que llegar el momento donde todo se integre de manera normal", dice Galván.
¿Cómo se hace para no caer en las letras machistas? "Bueno, no tenemos letras machistas porque no somos machistas", repone. "Yo creo que se pueden construir discursos desde una perspectiva más global, donde todo el mundo se sienta representado e identificado. Incluso en una canción como Maldita Dulzura, que es una canción entre una pareja... la he cantado mil veces, pero no decimos si es de un chico a una chica o si se trata de una pareja de dos hombres. Ahí está la clave. Hacemos canciones polisémicas para eso, para que el oyente ponga su parte y lo complete con su propia experiencia. Es fundamental crear canciones en las que puedas hablar para todos", alega Pucho. Ya lo dicen en 23 de junio: "Haz que este baile merezca la pena, yo haré lo propio con esta canción, y si al final no hay más que comedia... deja que el río nos lleve a los dos".