Evaristo Páramos odia a la Policía desde hace años y lo canta en cada concierto: “Y si he de decir lo que siento / no tengo la menor duda/ no pago 30.000 euros por llamarte hijo de puta / !que además lo eres! / y aunque la jota es la misma / con la misma melodía/ rómpete la crisma, hijoputa, policía”. Evaristo ha hecho de esta jota su tonadilla favorita, que nunca falta en sus conciertos. El público la entona con él.
Al acabar el concierto, la Guardia Civil identificaron al ex cantante de La Polla Records y ahora de Gatillazo, autor del libro Cuatro estaciones hacia la locura (con referencias a la filosofía oriental), para comunicarle una denuncia por cantar “hijoputa policía”, en el festival Primavera Trompetera de Jerez de la Frontera, en Cádiz. Con la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Mordaza, podría pagar una multa entre 100 y 600 euros.
Según la polémica ley se considera falta leve “las faltas de respeto y consideración cuyo destinatario sea un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el ejercicio de sus funciones de protección de la seguridad, cuando estas conductas no sean constitutivas de infracción penal”.
La ley endurece las infracciones y sus correspondientes multas e incorporó al ordenamiento ciudadano una veintena de nuevas faltas. De ahí que los actos de desobediencia o resistencia a la autoridad pasarán de ser una infracción leve, según la ley de 1992, a una infracción grave, penada con una multa de entre 600 y 30.000 euros.
La entrada en vigor de la ley generó duras críticas de organizaciones internacionales como la ONU, la Comisión Europea o Amnistía Internacional. Esta última la califica de “reforma legislativa que pone en riesgo la libertad de información y la protesta pacífica”. Entre las infracción graves encontramos “la negativa a la disolución de reuniones y manifestaciones en lugares de tránsito público ordenada por la autoridad competente”.
La represión de las libertades de los españoles es uno de sus motivos más repetidos en las letras que cantaba en La Polla y en las que canta en Gatillazo, como en La vida de los esclavos del siglo XXI: “Un trabajo de mierda/ una casa pequeña / un amor aplastado / por impuestos y deudas / unos niños preciosos / aprendiendo en la escuela / La vida de los esclavos en el siglo XXI / Atrapados en el precio / de una crisis eterna / por tener esas cosas / que no nos interesan / protestar débilmente, / reprimidos con fuerza / Unos nos arrastramos / otros sueñan con ello / Unos se desesperan, / otros se suicidad / buscando una manera / de librarse de esto / de una vida de esclavos en el siglo XXI”.
El artista fue acompañado por varios agentes hacia la zona de "backstage" para tomarle los datos. El festival habló con Evaristo -este periódico no ha podido hacerlo- y el cantante explicó que lo acontecido es algo "habitual" en sus conciertos. No se ha podido confirmar si se actuó por una denuncia previa o si los miembros del Instituto Armado actuaron "motu proprio", después de que Evaristo cantara su habitual jota.
Tanto el secretario general de Podemos, como el coordinador de Izquierda Unida mostraron su rechazo a este tipo de sanciones. Para Pablo Iglesias “que le detengan por sus letras habla de la putrefacción de nuestra democracia. Cloacas, sicarios de la pluma, corruptos y cobardes pagados por los poderosos”, tuiteó el político. Alberto Garzón llamó a “frenar esta deriva autoritaria”.
El festival Primavera Trompetera, que acogió además conciertos de Rosendo, Macaco, La Raíz, El Canijo de Jerez, SFDK, Natos y Waor, Miguel Campello, Riot Propaganda o Tote King, cerró anoche sus puertas tras reunir durante tres jornadas a 35.000 personas.