Nadie lo dice, pero todos quieren sexo, recuerda Residente en su nuevo tema. Le dedica la coplilla a Judith Butler y Sigmund Freud, y viene a atravesar los hímenes del verano con propuestas irreverentes, con sudores y gusticos gratuitos como besos en el cuello. Dice el cantante que detrás de los poemas, de los perfumes, los cines y los bailes late, al final, la pulsión sexual, como una hinchazón con la que apaciguar los horrores del mundo. “Todo trata de sexo, excepto el sexo, que trata de poder”, que decía Wilde. En el vídeo incluye su diversidad de siempre: altos, bajos, gordos, flacos, hetero, homosexuales, amor físico para todos los humanos de deseos transparentes. Ya lo hizo en el potentísimo Somos anormales, donde una vagina gigante daba a luz niños de todas las razas. “Lo que me gusta de ti es que tú eres anormal”, cantaba, rebelándose contra los uniformes.
Residente abraza el mundo y a veces tiene que tomarle distancia porque le causa tremendo dolor. Las raíces le pesan, a ratos, como cadenas, y su devoción y fidelidad a Puerto Rico -que acompaña con un mensaje político voraz- le ha traído tantos quebraderos de cabeza que ha llegado a peligrar su propia vida. Son los precios a pagar por la conciencia social, ya lo sabe, pero él rehuye desde pequeño el ombliguismo. “¿Tú quieres saber qué es real? Real es que en la isla nos están clavando con una junta de control fiscal. Real son los estudiantes, los maestros, profesoras, los boricuas que trabajan a 4.20 la hora”, lanza en Mis disculpas.
Ese Atrévete que le disparó a la fama, ese Mala Suerte tan sexy que parió con La Mala o ese Beso de desayuno donde demostraba que él también sabe escribir cosas bonitas pueden confundir a un oyente poco atento: más allá de la jarana y el cachondeo, Residente es rapero, es poeta y activista, y esos tres espíritus insurrectos le llenan el pecho de pájaros negros. René vive en la trinchera, y, como él mismo reveló, se infiltra en el sistema y lo explota desde dentro. Ya ni siquiera bebe Coca-cola. No necesita más dinamita que la de su propia naturaleza. 28 de junio, en Madrid, 17 de julio, en Bilbao, y 19 de julio, en Barcelona.
¿Cuánto de responsabilidad social tiene un artista como Residente?
Yo mismo me puse un montón de responsabilidad social por muchos años, este, pero… responsabilidad social es algo que aprendí de pequeño, en mi casa, con mi papá y con mi mamá. Se trata de entender que tú no eres el único en tu país, o en tu pueblo, que hay más gente y que si puedes ayudar, ayuda… sé consciente en torno a lo que ocurre en tu país. Es importante. Con esas ideas crecí, aprendí a estar consciente. Durante mi carrera fui subiendo el tono y las preocupaciones sociales me iban afectando más, hasta que llegó el punto, como en 2010, 2011, donde casi… no sé, esos años fueron muy fuertes para mí, porque dije muchas cosas que me metieron en un montón de problemas.
Me amenazaron de muerte, me dispararon en una ocasión, me buscaron para llevarme arrestado y deportarme del país… eso pasó en Chile, en Venezuela me dispararon, en Colombia me amenazaron de muerte. Yo tenía que ir con seguridad. Hasta el sol de hoy, voy a prueba de balas en diferentes lugares. Y fue un estrés… no sabía ni cómo salir, y la psicóloga con la que estuve trabajando en Argentina me ayudó, me dijo “quizá puedes decir las cosas de otra manera, pa’ que no te quieran matar”…
¿Sirve para metáfora para el combate?
No tanto metáfora, sí directa pero con otra actitud, porque mi actitud era bastante combativa. Qué vas a hacer, ¿entiendes?, era casi invitando a que me hicieran algo. Por un tiempo me mantuve con el tono. En Puerto Rico, mi país, nunca he bajado la guardia, siempre he estado pendiente y ayudando socialmente… me controlé un poco, pero de repente siento que extraño el viejo tono, ¿sabes? Extraño esa impulsividad. Yo soy impulsivo, y el 70% de las veces me viene bien y el otro 30%, no. Ese otro 30 es bastante jodido, pero extraño un poco esa parte de mí que bajé…
Lo hiciste por salud.
Claro, pensaba que me quedaba ahí… pero ahora siento eso de “vamos a subirle el tono un poquito”. Siento que nadie asumió mi rol mientras yo bajé el tono, nadie agarró ese espacio. No es que tenga que ser yo, o lo que sea, pero tengo esa oportunidad, crecí con ella, y de momento no me siento cómodo no asumiendo ese espacio… Bueno, pues lo voy a hacer. Es importante cuando eres artista hablar de todo lo que te afecta, y eso no pasa mucho.
¿Te da miedo que te encasillen?
Sí, me da, la verdad… el otro día me etiquetaron como “rap social” y yo dije: “Sí, porque todo es social, hasta lo pop es social”. Es social porque afecta a la sociedad. La música pop, que no dice mucho, o nada. El sexo es social, o Atrévete es social, también… trato de mantener los balances. Hacer colaboraciones que la gente no se espera. Temas que nadie vea venir. Y eso me ayuda a equilibrar.
¿Te arrepientes de algo que hayas dicho?
Hermana, yo pienso que todo pasa por algo, y lo dije, y me ayudó y me desayudó… Y me dio lo que tengo. Quizá hay cosas que las pude haber dicho de mejor manera, hay veces que digo cosas y el mismo día me doy cuenta y digo “wao, ¿por qué dije esto, cabrón…?”. Hermana, es que me emociono. A veces bajo esa emoción pero a veces no, y lo digo. Me acuerdo de la cuestión de Puerto Rico, cuando le dije “hijo de la gran puta” al gobernador…
Te censuraron.
Sí. Eso, hasta el sol de hoy… ¿cómo te digo? Hay un sector del país, lamentablemente para ellos, mal informado, y quizá más débil a nivel de educación… no porque no entiendan lo que yo hago, sino por su discurso, un discurso que sale con poca educación. Ese sector era fundamental para mí, yo no quería separarme de él, pero al decir eso, se alejaron. Lo asumí como una derrota. Están ahí, pero lo que tienen hacia mí es odio. Es un sector menor, pero está, existe, y es un sector bien importante, porque es el sector que necesita integrarse en el mensaje que estoy dando.
Es imposible hablar sin molestar.
Siempre. Pero sí, contestando a tu pregunta, es algo que quizá yo sí hubiese cambiado la estrategia de cómo decirlo.
¿El rap puede ser de derechas o sólo se entiende, como género, desde la izquierda?
El rap puede ser de todos lados. Estaría bien cabrón escuchar un rapero bien de ultraderecha. No lo he escuchado todavía. No sé si me suena uno neonazi… no es que lo quiera escuchar para divertirme ni nada, es que quiero ver qué diría. Es difícil sentirse orgulloso de eso, ¿no? Cómo vas a exponerlo… A mí me gusta mucho el rap. Estoy haciendo un rap que terminé ayer, está chévere. Va a ser un bombazo, pero es políticamente incorrecto.
¿Adelanto?
No, no. (Ríe). Explica bien las cosas. Dice dos o tres cosas, quizá, que no sé si pueden ofender… siempre tengo esas líneas que pasan. En Mis disculpas me pasó eso, con el síndrome de Down y el autismo. Y en otro tema, en La cátedra. Pero es parte de al manera mía de escribir. Yo, teniendo cuatro sobrinos autistas. Y yo mismo, cuando más chamaquito, con mi Asperger. Me sentía en total libertad de poner a los raperos a cabecear como niños autistas, porque yo mismo cabeceo. Pero estoy volviendo al rap, siempre hice rap, en realidad. También salgo del reguetón, pero quise salir de ambas cosas, porque dije “no me gusta este elitismo, no me gusta esto, así que hago mis propias cosas...”.
Y creé un espacio donde puedo rapear en 6x8, en 3x4, en 4x4, sobre cualquier base, no hay ninguna escuela a la que siga. Me parecía mejor crear algo nuevo que imitar algo que ya existía. De hecho, el hip hop trataba de eso, de hacer algo nuevo y romper con lo establecido. ¿Hasta qué punto tiene sentido que continúes con una escuela que rompe con lo establecido o tú mismo rompes con lo establecido? Me gusta el rap clásico y he estado hablando con toda esta gente… con Kase O., con Nach, los admiro, me gustan mucho.
Siempre has defendido los derechos de los trabajadores. Tu padre era abogado laboralista.
Sí. Mi corazón, mi lucha social, viene por mi papá.
De tu madre, el arte. El teatro.
Exacto.
¿Crees que en 2018 sigue existiendo lucha de clases?
Sí, totales, todo el tiempo. En EEUU se nota bien clara la lucha. Tú te das cuenta en todo momento. Yo como artista, no sé… los artistas grandes se van por la cocina para que nadie los moleste en el lobby de los hoteles en EEUU. Y llegan directos a sus habitaciones. Yo hago lo contrario. No me voy por la cocina. A veces quiero pasar por allá para saludar a todos los cocineros que, curiosamente, son todos latinos. Están allá todos trabajando a full. En EEUU se ve bien claro que los latinos tienen labores estereotipadas… clásicas para ellos. Y es verdad. Yo cuando voy a comer a cualquier lugar, los latinos son los que están en las cocinas, o limpiando, pero nunca son los encargados, ¿no? No son los que te reciben… A menos que sea un restaurante mexicano o latino. Esa división de clases sociales se nota allá mucho. Quien tiene bien poco y quien tiene más.
En Calma, pueblo, decías “me desahogo cuando escribo, mi letra es franca para no terminar explotando en la Casa Blanca”. ¿Qué relación tienes con EEUU?
Yo con EEUU tengo una buena relación, con quien no tengo buena relación es con el Gobierno. Tengo buenos amigos allí.
E integrantes de tu banda nueva.
Eso. Uno es de Oklahoma y otro de Chicago. Y me llevo muy bien. No tengo nada en contra del país, lo que me molesta es cómo el Gobierno ha abusado históricamente de Latinoamérica y del resto del mundo. Como hacen los países grandes… abusan siempre de los pequeños. Francia lo hace en Nigeria y en Burkina… y en diferentes países. Casi que conspiró Francia para el asesinato de Thomas Sankara en Burkina Faso, ¿sabes? Rusia con todos sus países adyacentes. Jodió a Polonia históricamente. Pero la jodió… Tienes esa historia de países más grandes jodiendo a los pequeños, y EEUU es eso: es un país grande que jode a los pequeños. En mi caso personal me han jodido a Puerto Rico, colonia de EEUU.
Vives en Nueva York.
Sí, vivo allí porque artísticamente lo necesito, y tengo amigos artistas allí. Es una ciudad multicultural donde pasan muchas cosas: hay manifestaciones, comunidades puertorriqueñas, dominicanas, africanas, de todos lados… y eso lo necesito en mi vida. Me gusta estar viviendo allí porque me gusta vivir en carne propia lo que pasa allí. Y el tipo de injusticias que se cometen, no tan sólo contra los inmigrantes sino contra los negros, contra los afroamericanos. Este… me he manifestado con ellos también allí. La relación con el país es buena.
No con Trump, claro.
No, nada con Trump, pero ni con Obama, ¿sabes? Obama era mejor que Trump pero no hizo nada. Y en Puerto Rico llegó un día, se llevó un millón de dólares y volvió a hacer campaña. No le preocupó nada. Y Hillary iba a ser peor que Trump. Porque con el huracán de Puerto Rico, Hillary iba a llegar allí, se retrataba con cuatro nenes allí, lucía que lo hizo bien y se volvía y no pasaba nada. Con Trump, gracias a que él fue allí y tiró papel de inodoro, todo el mundo se dio cuenta de lo bruto que es y de lo mal que lo estaba haciendo. Y ahí empezaron a ayudar. Si él no tira ese papel, nadie se entera. Nunca yo he sentido una ayuda de EEUU a Puerto Rico que no sea por interés o porque le va a sacar algo, ¿entiendes? Los que sí ayudaron, y eso hay que ponerlo ahí, son enfermeras y soldados estadounidenses, que estaban allí y estaban de corazón. Estaban allí por encima de cualquier cosa, estaban conectados con lo que había pasado. Me sorprendí de eso, nunca había visto nada igual. Inclusive soldados, que yo pensaba que no iban a tener esa sensibilidad. Ayudaron. De verdad.
¿Qué se puede hacer por la independencia de Puerto Rico, a la que llevas apoyando toda la vida?
Hermana, es complicado. Es educación. Ahora mismo la situación de Puerto Rico es más educación que otra cosa. La mayoría siente que no la quiere, y es por eso, por esa falta de educación y por ese miedo inculcado por cien años de educación colonial, de “no puedes estar solo”, y “dependes de esto, y de esto”, y “si te independizas vas a ser como Cuba o Venezuela”. Siempre agarran los países que tienen conflicto. ¿Por qué no dicen “si eres independiente vas a ser como Suecia”? Hablan de la República negativamente, y yo me quedo como… “EEUU es una república independiente”. Eso también lo digo cuando me dicen: “Tú eres independentista, ¿por qué estás en EEUU?”. Porque tiene más sentido para mí ser independentista y estar viviendo en Argentina o en EEUU, que son independientes, que vivir en una colonia siendo independentista. Ahí se molestaron también.
Viviste en Barcelona un tiempo, para estudiar cine. ¿Qué opinión te merece lo que está pasando en Cataluña? ¿Debe votarse el independentismo?
Sí, se debería llevar a una elección. Si la gente está convencida y quiere, que se independicen. Si no, no, claro. Pero yo no sé por qué se le debe privar de la libertad a la gente. ¿En qué momento lo que es un país empezó a ser tuyo y por qué y dejó de ser de la gente que lo vive y que lo cultivó por años? Cataluña es de su gente, tiene su idioma y su cultura, que puede estar asociada a la de España, pero si la mayoría quiere eso… que se independicen. Si es una minoría, bueno, van a tener que educar o ver qué pasa. Si es una mayoría, deberían llevarlo a unas elecciones. Que decidan los que viven allí.
¿Se puede ser un artista libre e independiente trabajando en los grandes sellos?
Mira, dentro de las mismas industrias… aquí en Sony hay gente que quiere que la música buena se mueva. Es como tú, que tienes que llevar a casa el pan de cada día, trabajas y tu trabajo te puede inspirar, escribes cosas… pues aquí es igual, hay quien se inspira con la música y quiere que se mueva y gente a quien la música no le importa nada. Hay de los dos. Pero a los que trabajan conmigo de cerca, al menos, les importa. Tienen visiones interesantes, a veces no van con mi mensaje en todo, a veces sí… y parecen casi hasta espías trabajando aquí. Pero la gente que no, es un problema para el arte. Tienen mucho peso y le hacen la vida más difícil a los otros. El presidente de Sony me dijo una vez “Sony es como una independiente a la que le fue bien”, y yo dije “ja, está bien”. Tiene buenos argumentos, dice cosas interesantes. La industria de la música ya no se queda en la disquera. Mira Spotify, Youtube, todo. Y dentro de eso, claro, hay niveles de oscuridad.
Pero cuanto más feroz es el mensaje, más difícil cabida tiene en la rueda de la industria. La subversión política condena a la maginalidad. No sé si conoces el caso de Valtonyc, el rapero que se ha fugado de España para no cumplir tres años y medio de cárcel por las letras de sus canciones.
Sí, lo sé, que habló algo de matar a los reyes… Quizá en otros países no le hubiera pasado nada. En EEUU no le hubiese pasado eso, de verdad. Está cabrón, pero Eminem dijo cosas peores y está por ahí ganándose premios.
¿Es más libre EEUU que España?
Sí, pero por otro lado tiene cosas terribles… en muchas cosas ustedes están muy bien, y ellos están fatal. Pero sí, yo he tenido mi situación con Calma pueblo… tuve mi separación con Sony, siempre estuve ahí, tuve mucha crítica y con el tiempo fui entendiendo cosas y amigándome y ya los veo como un equipo. He visto cosas que no veía antes. He pensado: “¡Si este tipo está claro…! Entonces, ¿qué es lo que me molesta? Ah, me molesta esto, pero él no es culpable de esto”.
Has rechazado públicamente el alcohol y el consumo de drogas. Es curioso, ¿no?, porque siempre se ha asociado el mundo de la politoxicomanía al de la bohemia, y, en consecuencia, al del arte.
Mi bohemia yo la saco por otros lados. Estos días en España volví a tomar, pero llevaba tiempo sin beber. Cuando escribo bebo a veces, pero he parado porque también sé que hace daño y trato de estar bien, de sentirme bien físicamente. Sí, ese rock’n’roll… yo soy todo lo contrario al artista maldito ese… yo no me asumo como eso. Hay otros artistas a los que le gusta eso y hablan de eso mucho. Estaba yo en una conferencia de Billboard y un tipo me habló sobre eso. Era un rapero conocido de EEUU. Hablaba de que hacía falta que volviésemos a tener ídolos inalcanzables, como Michael Jackson, y que esa cosa se había perdido.
Yo le dije: “Hermano, creo que es todo lo contrario”. Al pobre tipo le estuve bajando todo lo que decía. Yo pienso que hay que hacer algo nuevo y que el artista de ahora debe ser un tipo accesible, que esté de tú a tú con la gente y que se asuma como otro trabajo. ¿Por qué tiene que ser un trabajo tan especial, por qué no puede ser tan especial como un maestro, o lo que sea? El rock’n’roll… no me creo nada de eso. Me la he vivido rockandrolleramente, pero de otra manera.
En el vídeo de Somos anormales, que tú dirigiste, salía gente de todas las razas saliendo de una vagina gigante. Se lió bastante. ¿Crees que sigue siendo más tabú una vagina que un pene?
Puede que sí, porque vivimos en una sociedad machista total, pero en este caso la pregunta es por qué una vagina gigante, bajo el contexto en el que se firmó el vídeo, es más problemática que gente matándose. Eso pasa tranquilo en Youtube y eso… pues no. Le pusieron censura al vídeo. No entiendo por qué. La gente siempre se queja por todo. Algo que tiene que ver con la vida y con el nacimiento se censura, pero una matanza no.